lunes, 22 de noviembre de 2010

El "quiebre emocional" y la poca humanidad de algunos medios

Publicado en: http://elnoticialista.blogspot.com/2010/11/el-llanto-de-cristina.html
La presidenta comienza a hablar en el Luna Park, de inmediato rememora su última visita al lugar, con Néstor. Su voz se altera, llora. Lagrimeo yo, al recordarlos juntos en aquel Encuentro de Juventud.
Ante la misma escena, varios periódicos y canales lanzan un concepto "quiebre emocional".
Pero ¿qué es un quiebre emocional? Una alteración profunda en la conducta de una persona, una disrupción no sólo respecto a las formas habituales de actuar de esta persona sino también en relación a la situación en que se produce. No sólo la respuesta emocional aparece como novedosa, impropia de la persona sino también de la situación en que dispara.
Ahora bien, Cristina llora al evocar la muerte imprevista de su pareja. Con todo el amor, camaradería y militancia en común que había entre ambos, ese llanto es la conducta esperable en Cristina y cualquier persona que pase por la misma circunstancia. En todo caso, que haya podido seguir su labor conductora es una muestra su fortaleza, de su capacidad poco común de sobreponerse a situaciones que otros tal vez no podríamos enfrentar.
Volviendo a la evocación de la pérdida de su ser querido, el llanto es lo más esperable, no sólo en la presidenta. Aún en gente de lo peor es esperable una manifestación similar.
Así que vale la pregunta: al hablar de quiebre ¿qué quieren decir los medios?
¿Que Cristina es incapaz de sobreponerse a la adversidad? Nada más lejos de la experiencia cotidiana de todo argentino.
¿Que es un monstruo psicopático incapaz de sentir? Idem.
Por último y dando un paso hacia otro segmento de la psicología. Tras un genocidio como el del Proceso, en el que la tortura se constituyó en forma cotidiana de trato estatal a ciudadanos, la palabra quiebre se invistió desgraciadamente de otra significación: refería a quien, a pesar de sus compromisos con sus compañeros, las personas de su frente de militancia, a pesar de su intención solidaria, terminó cediendo por el dolor y/o el temor y se desdijo de sus ideales o comprometió la seguridad de otros. Se quebró quien delataba a otros o quien abjuraba públicamente de sus ideales. Es un capítulo aún pendiente en la revisión de aquellos tiempos, pero desde aquella experiencia me permito afirmar que las situaciones de quiebre fueron una excepción en relación a la masa de personas torturadas hasta lo indecible por los genocidas.
También en este terreno la actitud de Néstor, firme hasta el final en su compromiso militante, la actitud de la presidenta, idéntica, nos eximen de avanzar por más.
Silvia Bleichmar, una colega cuya pérdida no me canso de lamentar, dijo refiriéndose a los enojos de Néstor: "Se enoja porque es neurótico, como todos nosotros, lo cual es una gran ventaja y una gran virtud frente a la perversión de los gobiernos anteriores. Por fin tenemos un neurótico y no un perverso al frente del país". Por fin, me permito concluir, tenemos una presidente humana, que llora por amor y añoranza, después de tantas décadas de odio, negociados e indiferencia.

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