sábado, 4 de abril de 2020

DE CARANCHOS, DISCIPLINA SOCIAL Y COVID19


ECONOMIA (CORPORACIONES) CONTRA SALUD (RESTO DEL MUNDO)
Cuando el operativo conjunto desplegado para detener el covid19 parecía derivar en la confluencia activa de todos los sectores de nuestra sociedad, algunas voces disonantes, pocas pero con gran poder de repercusión e incidencia, se desplegaron en alertas, prevenciones y amenazas.
A primera vista, los voceros de “economía contra salud", los ex gobierno que hoy impulsan los cacerolazos, los que hoy despiden, suspenden o reducen sueldos a sus trabajadores, tendrían como única coincidencia su acción extemporánea, contra la corriente frente a, por ejemplo, la masividad que nuestra sociedad muestra en el cumplimiento del aislamiento social obligatorio, una acción difícil y alejada de tanto de nuestras costumbres gregarias como del deambular de sobrevivencia que la falta de recursos y escasez impone a los más pobres.
PREPAGAS E INTERÉS PÚBLICO
Lo mismo sucede hoy con las prepagas: cuando la voluntad, esfuerzo y preocupación colectiva confluyen a coordinar todo lo disponible para evitar contagios, prestar atención y salvar vidas, los CEOS y propietarios operan de modo directo y a través de los medios “para defender el interés  privado contra la apropiación  estatal”.  
Así reaccionan contra un anticipo racional y solidario de parte del Ministerio de Salud.
Racional: si hubiera emergencia sanitaria, esto es, si los medios para combatir la pandemia llegaran a su punto crítico, el manejo de recursos (servicios, profesionales, camas, aparatos, etc. de los tres subsistemas de salud e incluso de otras áreas) quedaría a cargo de la autoridad central de salud. En el mismo momento que acá pataleaban en los despachos oficiales, el gobernador de Nueva York, Cuomo,  confiscaba los respiradores del sector privado. Los EEUU, siempre en guerra, saben tanto de los negocios privados como de la autoridad suprema del Estado a la hora de encarar una.
Solidario: todo lo existente para preservar de la pandemia a nuestro pueblo quedaría de ese modo a disposición de todos los espacios de coordinación de todo el país para que tengan acceso a la misma cobertura todas y todos los habitantes sin excepción.
LA MIRADA DEL CARANCHO. VER LEJOS Y RAPIÑA
Los caranchos, bichos carroñeros y depredadores acotaría el finado Pelado Santa, no se caracterizan por su interacción colectiva, pero si por su agudeza visual. Volando en lo alto, la necesitan para visualizar presas y desperdicios. Ven más allá que muchos. Animales y personas. 
Mientras algunas miradas inocentes creen que Paolo Roca, los CEOS de las Prepagas, Quintana, cometen un error al exponerse al rechazo social con despidos, boicots, mostrando descarnadamente su preferencia por los dólares antes que por las vidas expuestas al covid19, estos personajes ya están pensando en EL DÍA DESPUÉS.
Los grandes capitales, las corporaciones, saben que van a salir de la pandemia con una sociedad escaldada por las muertes, por la vulnerabilidad que el virus puso a flor de piel, pero sobre todo por la vulnerabilidad que la ampliación de la crisis productiva y social trajo a sus habitantes. Su meta es clara: salir del covid19 fortalecidos, apropiados de más bienes y recursos, con los portafolios llenos de deudas a cobrar, por sobre una sociedad ocupada en recuperar lo básico, empleo, comida, salir de la angustia. Salir también fortalecidos frente a un gobierno que, aun haciendo la mejor tarea no estará exento de errores, ni llegaría a evitar más muertes ni el el quintacolunismo del poder económico concentrado.
Con ese horizonte, Roca y cía. apuestan a dividir a los trabajadores y sus familias entre aquellos que pueden o quieren priorizar la salud y aquellos que forzados por el parate productivo, las amenazas, suspensiones, despidos, presionarían por salir de la cuarentena lo antes posible, aunque los contagios se disparen. Apuestan también, a que los sectores del trabajo informal, forzados por la desaparición de changas, la imposibilidad de lidiar con los controles de cuarentena y, sobre todo por el hambre y la carencia de lo básico, presionen también poniendo el cuerpo, no el ruido de las cacerolas, y el aislamiento “quedate en el barrio” le temine dando paso al “busquemos donde sea”.
¿Qué otra cosa están viendo el gran capital, las corporaciones y el ala talibán de Cambiemos? Que las medidas del gobierno van mutando, aún y justamente en medio de esta crisis, el horizonte, las prioridades y el discurso políticos en el sentido de construir una Nación al servicio de sus habitantes.
REPARACIÓN SOCIAL, SALUD Y PROYECTO DE PAÍS
Si hasta hace tres meses el uso de los fondos públicos servía al negocio de grandes empresas, a la fuga de capitales, a la dependencia vía deuda, a la prioridad de lo financiero sobre lo productivo y de lo privado excluyente por sobre lo público inclusivo, las medidas que viene tomando el gobierno desde diciembre y hoy en pIena pandemia  constituyen el inicio de una redistribución progresiva, donde las necesidades de cada sector social despojado por el macrismo son prioridad en un sentido reparador.
Iniciada la reparación y dando por perdidas áreas centrales en el nuevo gobierno el gran capital teme, con buen sentido de nuestra historia de disputa social por poder y bienestar, que su acción de rapiña y supresión de derechos 2015/19 vaya siendo desmontada en pos de una sociedad con presente y futuro para todas y todos. 
Es esa reparación la que aparece como amenaza para los beneficiarios del macrismo y los sectores que aún siguen ganados por su prédica meritocrática y antipobres.  Nada nos fortalece más contra la pandemia hoy y contra la rapacidad de los dueños de todo hoy y mañana, que una sociedad unida, solidaria, con la mirada puesta en el Estado y su función de justicia social y desarrollo social y productivo.
En tanto los días pasan, el juego de la derecha se concentra en buscar errores, la forma en que se encaró el pago de jubilaciones por ejemplo y minar la cuarentena sumándole a los malestares esperables el peligro de “parar el país”.
CUARENTENA Y SOBREVIVENCIA
Cierto que un país no puede sobrevivir mucho tiempo sin desplegar toda su capacidad productiva. 
Tan cierto como lo es que decenas de miles de muertos cuando se supera la capacidad sanitaria, política y anímica de una sociedad, también paran el país, pero le suman al paro la anomia, el quiebre de la sociabilidad, la pérdida de interés en el presente y el futuro, la caída de las normas básicas de convivencia. 
Ecuador es un ejemplo en un sentido, Perú acaba de eximir a las fuerzas de seguridad de responsabilidad por disparar contra pobladores por violar cuarentena. España, Italia y Nueva York muestran la otra cara del parate cuando la cuarentena es tardía.
No hay ejemplo aún de cuarentenas levantadas a destiempo, pero estos espejos debieran servirnos para evaluar bien el momento y las condiciones. 
Hay sí elementos psicológicos a considerar en la previsión: a un aislamiento físico forzado no hay forma de evitar que lo siga una explosión de contacto, apenas abiertas las puertas de los hogares. Eso en lo que hace la vida cotidiana. 
Ni qué hablar de la restitución masiva de las y los trabajadores a sus lugares de empleo.
La movilización y los problemas del primer día de cobro de jubilaciones y subsidios son un pálido ejemplo, con sus casi ochocientas mil personas en veredas, contra los millones que atestan ómnibus, trenes y subtes en un día laborable normal.
RESPUESTA SOCIAL AL AISLAMIENTO Y POLÍTICAS PREVENTIVAS
Por ahora, los sectores medios urbanos,  hoy víctimas centrales de los contagios, sostienen mayoritariamente el aislamiento. Pero el encierro, la falta de seguridad económica a corto o largo plazo conspiran en favor de quienes alimentan la crisis. 
Los trabajadores formales e informales, víctimas centrales del cierre temporario cuando no definitivo de empresas y reparticiones, hacen un esfuerzo mayor contra una epidemia que aún no recae centralmente en su espacio social.  
Los más pobres deambulan aun por un límite social antes que geográfico: el barrio, el espacio de aceptación, paridad y reconocimiento. El contacto cercano en lo familiar y fraternal, la aglomeración en su forma de manifestarse, tienen que ver con su cultura de sobrevivencia e identidad tanto o más que con la precariedad y falta de espacio y servicios en sus hogares. El “quedate en el barrio” es la mayor garantía contra la explosión de la pandemia que, en tanto se despliega por los sectores medios urbanos es posible mantener en un curso aplanado y controlable desde los recursos sanitarios que se procuran. 
Tres cuestiones pueden romper este límite y precipitar la situación: la búsqueda de alimentos, de energía para cocinar y para el frío que se aproxima, dinero para subsistir. Eso tiene que llegar antes que se salga a buscarlo. Está claro, aun cuando no hay más referencias que la fiebre amarilla y alguna otra “peste” en Argentina para pensar esta situación, que si el virus saltara este límite “social/geográfico” estaríamos ante el límite del recurso sanitario y eso es lo que queremos evitar.
POLITICAS DE GOBIERNO Y COVID
Contener a unos y otros, garantizando que no haya escasez de lo indispensable en cada área, impidiendo suspensiones y despidos en los sectores productivos y de servicios, postergando los pagos de todas las tarifas, llevando a los barrios aquello que genera movilizaciones masivas –cajeros móviles, agua en sachet, garrafa social, alimentos, por citar algunos ítem críticos- son las vacunas a garantizarle a la comunidad en tanto la cuarentena resulte necesaria.
Un tema aparte es la provisión de alimentos. El Mercado Central funciona casi como en épocas sin covid19. 
Así como declarar de interés público los recursos sanitarios es una medida a tener a mano, debería ser una medida inmediata el uso exclusivo del Mercado Central para la venta mayorista y para organizar la distribución de futas verduras y otros alimentos hacia comedores, merenderos y hogares de los barrios de extrema pobreza. 
Las organizaciones sociales, las FFAA y de seguridad pueden aportar a que el fraccionamiento se produzca allí mismo y llegue tan ordenado a los barrios como para evitar multitudes.
En síntesis, así como la epidemia de coronavirus se empalma en EEUU con su disputa de liderazgo mundial con China, en Argentina se empalma con la disputa por el Estado que realizan los sectores que hasta hace cuatro meses medraban del gobierno neoliberal. 
Han quedado expuestos por el desastre a que llevaron a nuestra patria y su vida social y productiva. 
Su posibilidad ahora, antes que conquistar adhesiones para sus propuestas, consiste en destruir las adhesiones que nosotros conquistamos. Sólo nuestros errores y la virulencia de la pandemia pueden fortalecerlos.  
Unidad, solidaridad y firmeza en el uso de recursos serán tan eficaces como acertar en los tiempos de la cuarentena y no apurar su cese por la presión de quienes hoy van en el mismo sentido que el covid19.