martes, 23 de junio de 2020

AMBA Y COVID19: FASE 1 IRRESTRICTA O COLAPSO

No nos merecemos que nadie nos tome de excusa para retardar una decisión de Estado inevitable y urgente
En AMBA hay que cortar el pico o nos lleva puestos el COVID19.
Vivir con lo básico del 23 de junio al 13 de julio como mínimo, es la estrategia para la mayoría.  
Aquellas y aquellos que tienen mercadería, tendrán que usarla. Aquellas y aquellos que carecen de lo indispensable, se debe proveerlos con equipos oficiales. 
Así  se garantiza una sola salida semanal de uno por familia. 
Sólo personal de salud, seguridad,  transporte y energía tiene que circular con todos los recaudos.
Si sigue la progresión actual de contagios llegamos a 1 de agosto con 300000 acumulados.
Las altas no van a compensar los casos graves y la terapia intensiva estará colapsada.  
Tambien colapsara el resto de los servicios de salud por imposibilidad de aislamiento de las y los contagiados.
Por eso, hay que bajar los contagios y aumentar el tiempo de duplicación. Esto tiene un solo camino: Aislamiento Domiciliario Preventivo en Fase1 Irrestricta
Fase1Irrestricta Ya es UNA GESTA SOLIDARIA, PATRIÓTICA E HISTÓRICA, no una gimnasia, tampoco algo natural. Es un sacrificio.
Las autoridades, los trabajadores de salud, el voluntariado, tenemos que hablar crudamente. Sólo aquello que se puede ganar en vidas y afectos compensa lo que seguro vamos a perder en comodidad, distracción y bienes. Pero la vida de todas y todos, también la integridad de nuestra sociedad y nuestra salud mental están en juego. 
La mayoría de nuestra población lleva tres meses apoyando con su cuerpo, con sus malestares y sus pérdidas la acertada estrategia de aislamiento domiciliario*, distancia fisica**, asistencia a población  vulnerada y actualización de la oferta sanitaria. Los retrocesos locales de esta estrategia en CABA nunca fueron demanda mayoritaria sino decisiones irresponsables.
No nos merecemos que nadie nos tome como excusa para retardar una decisión de Estado inevitable y urgente. El gobernante que invoque a una minoría asocial como argumento, o no tiene capacidad para hacer su labor o responde a otros intereses que la salud de nuestro pueblo.
Ahora más que nunca necesitamos conducción firme para sobrellevar no sólo el temor a la pandemia y sus efectos, sino también para contrapesar la acción promuerte de una minoría con poder económico y medios.  
A esa minoría también vamos a salvarla con #Fase1IrrestrictaYa

*El aislamiento es domiciliario, no social. ¿Hay algo más social que una acción consciente de más de cuarenta millones a la vez y por tanto tiempo?
** La distancia es física, entre cuerpos. La sociabilidad sigue en pie. 

viernes, 12 de junio de 2020

El COVID19 y la calle: el futuro desde el presente

En los últimos días y a propósito del COVID19 se ha ponderado el descuido de los trotadores del Rosedal y aledaños hacia sí mismos, sus familias y allegados. La sola imagen de esas personas corriendo con más cercanía de la recomendable entre sus cuerpos, conectaba con ese distanciarse de lo material-molesto que constituye un rasgo de lo milenial.
Claro que esas personas no tomaban esa distancia desde sus casas y a expensas del  mundo virtual. Era la calle, los parques y la única distancia la construían un par de auriculares mientras la estela que dejaba el/la de adelante llegaba en gotas, invisibles pero bien materiales, a sus también materiales bocas y narices. Imposible dejar de vincular las imágenes con gobernantes  prestos a “flexibilizar” la cuarentena con tanta energía como la que emplearon en ignorar los padecimientos de la villas porteñas y su vulnerabilidad respecto a la pandemia. Unos y otros miran el mundo, aún arriesgando vidas ajenas, desde un lugar diferente respecto a la mayoría que sostiene con altos costos la cuarentena.
Puesta en crisis “la normalidad” milenial que no terminó  de nacer y ya se hace vieja, las sociedades marchan llenas de dudas, de reflejos ya estériles, de trazas culturales que se muestran en un valor que permanecía oculto, a una diversidad tan difícil de prever como lo es curso de la pandemia. Las ideologías, palabra que pocos mentan, pero que en todas  y todos se manifiesta, se confrontan del mismo modo con el tamiz de esta sinuosa realidad.
La iglesia neoliberal sigue pontificando, a falta de valores propios vendibles, la desaparición de referencias sobre lo que es izquierda y derecha. En nuestras tierras  la versión  simia suma al peronismo del lado del demonio, de modo de licuar toda resistencia colectiva.
¿Qué  es ser de izquierda? Para aquellos que vivimos sin temblores la continencia popular  de uno y otro: ¿Qué es ser peronista? Quienes gozamos de compartir con millones nuestra mirada, de saber que lo mejor de nuestra historia nacional, lo mejor de lo humano es referencia de nuestra identidad singular, contamos con el resguardo necesario contra la excomunión neoliberal.
Ser peronista, ser de izquierda, referenciarse en lo popular es promover, construir, defender la inclusión de todas y todos en la cosa pública, en la propiedad y el disfrute de todo lo alcanzado por la humanidad, en el ejercicio de la soberanía y en la identificación de la comunidad como sujeto y como condición para la existencia de cada grupo e individuo. Discutible, por supuesto pero uno construye desde ahí.
La Argentina, el mundo crujen hacia un cambio que no está a la vista. Pero la acción de las derechas muestra lo que de ningún modo hay que hacer. La vieja fórmula de construir desde la crítica a lo dominante se pone al orden del día, pero reclama revisar formulas propias.
OTRAS VOCES Y OTROS ÁMBITOS
Bien. Este jueves 11 de junio se produjo una movilización en CABA del Frente de Organizaciones en lucha, con el lema “CUARENTENA SIN HAMBRE" se detuvo en la nueve de Julio para entregar reclamos por insumos y alimentos para comedores (comparto ese objetivo), luego fueron a Vicentín por su expropiación (comparto también ese objetivo).
Cierto, hay que proveer a una cuarentena sin hambre. También a una cuarentena con la menor cantidad de contagios, síntomas, internaciones, muertes. Ese es el objetivo principal del aislamiento domiciliario preventivo que runners y gobernantes porteños pasan por alto.
Habida cuenta de las condiciones económicas y sociales que encontró el COVID19 al llegar a Argentina se está haciendo mucho para que la primera consigna, “sin hambre", sea realidad.
¿Y lo de parar al COVID19? A la vista de las imágenes de la concentración, los organizadores, referentes, dirigentes de la marcha no proveen a que se haga realidad la consigna del cuidado, el no contagio, la de evitar que el COVID19  no se lleve puesta a nuestra población, a los más vulnerados en particular.
Personas que tras la marcha volverán a sus barrios, muchos a casas con hacinamiento, a pasillos con hacinamiento, a comedores, a refugios, se amontonan hacinadas hoy en plena Nueve de Julio, exponiéndose al contagio que, ya ningún referente o dirigente puede ignorarlo, basta que se produzca en unos pocos para que se termine exponiendo a todo un barrio al aislamiento, la cadena de contagios  la enfermedad y, hay que repetirlo, la muerte.
En medio y a propósito de la postergación y la carencia sumadas a las consecuencias de la pandemia, los medios proyectan hacia todos los barrios y hogares esta acción donde el descuido, la exposición al contagio, la desmentida práctica del peligro que atravesamos, se manifiestan como conducta.
Si tener una ideología popular es procurar el bien de todas y todos, ser dirigente, referente, coordinador de colectivos es hacerse cargo de las necesidades, pero también del bien de las compañeras y compañeros, proveer a su cuidado, a la protección mutua.
Cierto es que cada compañera, cada compañero tienen derecho a hacer lo que les parezca. Tan cierto como que aquel, aquellos en quienes estos compañeros se referencian sólo cumplen el rol dirigente que el colectivo les asigna cuando esa referencia está al servicio de su gente. Si no puedo garantizar una marcha con distancia preventiva : ¿por qué la organizo? Si creo que es indispensable: ¿por qué no estoy recorriendo las filas para que haya separación, barbijos, etc.? Si creo que mis pares se merecen lo mejor en esta vida: ¿por qué no trato de que no se arriesguen a perderla? Si creo que la movilización promueve cultura popular, emulación, identidad de lucha: ¿por qué la realizo de un modo que no debe ser emulado por nadie?
Así como no es la cuarentena sino el COVID19 lo que complica la actividad productiva, el contacto social, la diversión, el funcionamiento de muchas instituciones, no es la cuarentena sino el COVID19, la pandemia, lo que pone en suspenso una de las herramientas de lucha de nuestro pueblo. Lo comprendió Hebe cuando tomó la iniciativa de no movilizar el último 24 de marzo, lo comprendieron todos los organismos de Derechos Humanos cuando tomaron la misma actitud. Lo comprendió la sociedad en su gran mayoría cuando decidió quedarse puertas  adentro de sus casas, cuando lo sigue haciendo, lo decidieron millones que buscan otra manera de manifestar lo suyo o lo postergan hasta que la vida no esté en juego.
Pretender que la realidad se ajuste al designio de algunas miradas políticas, dejar de lado el cuidado de la mayoría, no es propio de una mirada de izquierda, peronista, progresista, popular, sino de malos reflejos de una realidad ya vieja.
Habrá un día después de la pandemia, una nueva diversidad que se va construyendo desde hoy. Si algo puede orientarnos en esa construcción es tomar a la comunidad, sus valores, sus tiempos, también sus cuidados, como referencia, dejar de actuar al revés.

sábado, 6 de junio de 2020

PSICOANALADAS I: chicas y chicos, realidad, COVID19

Leo resultados de un par de encuestas sobre la salud mental de chicas y chicos en cuarentena.

No da precisión sobre esta cuestión  de género.  ¿Será que entienden que la situación  es independiente del genero de quien contesta? ¿Por qué?
Sigo. Dicen que un importante porcentaje manifiesta miedo respecto al COVID 19. 
¿De qué modo lo manifiesta? ¿Contestando qué tipo de pregunta? 
Digo, porque si se pregunto a un chico o una chica si tiene miedo, así, directo, la respuesta puede depender de lo que le pasa o depender de qué supone que el adulto espera como respuesta. Lo políticamente correcto en clave infancia. Bien. No dice.
Sigo. Dicen que muchos sienten angustia. 
¿Chicos y chicas dijeron sentir un malestar sin objeto preciso? ¿lo llamaron angustia? No. Si tiene objeto, si es en referencia a ese objeto que les llega amenazador desde la mirada adulta, la actitud, el colocarse barbijo, lavarse las manos a cada rato y guardar reclusión hogareña, o llegar y no dejar acercarse a nadie hasta darse un baño y ponerse ropa limpia. O, mínimo,  sacarse barbijo, lavarlo, lavarse también, minuciosamente, las manos, etc. Si tiene objeto, si encima ese objeto le es demarcado, precisado y significado por sus padres, no es angustia, es miedo. 
Tal vez la chica o el chico no leyó a Freud, pero quien diseña una encuesta sobre salud mental y quien lo evalúa debe conocer estos conceptos, saber diferenciarlos, antes de afirmar su presencia. 
Sigo. Entonces llegamos a que la chica o el chico tiene miedo al COVID19. Lo asusta la situación de encierro, la preocupación  de sus padres, tal vez también la dificultad con que los ve moverse en el lugar que debiera ser el más amigable, su propio hogar, los malestares y problemas de relación que malocultan o no ocultan. Digo: lo asusta el COVID19, le preocupa la capacidad de los adultos que debieran cuidarlo, protegerlo. La TV que dice, además, que fuera del encierro nada puede hacerse y que es tiempo de salir porque ya son muchos días de cuarentena. Es decir blanco y negro a la vez. 
Miedo al COVID, molestia por el encierro, preocupación por la novedosa perplejidad, o intolerancia, o calma, de sus padres, del mundo adulto en general.
Cuando alguien venía a la sala a solicitar "el psicofísico", hacía mi parte en una o más entrevistas tomando nota en lo posible de lo básico: criterio de realidad, que la persona tenga correcta ubicación espacio temporal. 
Ambas estarían presentes en la situación del chico o la chica. Percibe los problemas, los afronta con sentimientos que se corresponden con ellos. 
Pero parece haber quienes creen que no ayuda a la maduración o al menos a la salud mental de chicas y chicos, percibir el peligro al otro lado de la puerta de casa, que el mundo es inhóspito, que los padres no somos lo suficientemente idóneos como para preservarlos. 
Digo: antes del COVID19 ¿no era así? ¿El mundo era por demás amigable, la escuela divertida, los compañeros siempre buena onda, la mesa siempre provista, la familia siempre feliz, la Villa 31 no existía? 
¿Y si en lugar de malconfirmar obviedades ponemos en valor lo que adquirimos en la Facultad, la experiencia clínica, nuestro propio análisis y vemos cómo aportar a la mejor comprensión de este momento?
¿Que quiero decir? Que las tensiones y dificultades que enfrentan chicos y chicas no suceden en el vacío. Dependen del contexto social e histórico en que viven, como también dependen de ese contexto y de su entorno inmediato las herramientas con que contará para  crecer en condiciones de amar, socializar y producir con relativa dificultad, conforme la siempre joven definición de salid de Freud.
Si estuvieran encerrados por decisión materna o paterna, si fuera forma de castigo o ejercicio de poder arbitrario, si resultara de alguna patología propia, etc. seguramente estarían expuestos a un padecimiento que puede desembocar en problemas afectivos, de desarrollo, alteraciones en su subjetividad de largo plazo. Porque el obstáculo a su vínculo con los demás chicos, el barrio, la escuela  el resto de sus familiares, serían aquellos con quienes construye lo elemental de su subjetividad. 
Pero si el obstáculo es externo, una pandemia por suerte y no una guerra, si ubicados los profesionales en esa realidad ayudamos con nuestra labor profesional a construir con chicas y chicos la realidad de ese peligro, la realidad del esfuerzo que está haciendo toda la sociedad, desde sus padres al Estado, para superarlo, para que no lo afecte, habremos dado un paso importante para que así sea. 
Una cuestión de criterio: aunque nos dirijamos a chicos y chicas nuestro mensaje público, fuera de consultorio, casi siempre llegará a través de la actitud de los padres. los adultos son nuestros interlocutores en medios y redes. Esto lo comprenden bien los que quieren hacerles hacer cosas, por ejemplo, ir contra la cuarentena.
El mundo viene desde hace siglos resultando cada vez menos amigable para el ser humano en general, pera los chicos y chicas en particular. Sin embargo la mayoría pudo ir construyendo su subjetividad aún en las peores circunstancias en tanto desde sus padres o quienes cumplieran esa función, la misma se realizara superando los obstáculos que existieran. 
La función colectiva de trabajadores y trabajadoras de salud mental es aportar a ello. Y cuando se trata de chicas y chicos, más.