jueves, 31 de octubre de 2019

El 40% o la jibarización del triunfo popular

En un artículo publicado hoy en Página 12, el colega Sergio Zabalza arriesga una explicación para el 40% obtenido por la formula Macri- Pichetto.
El tema merece algunas precisiones.
El 27 de octubre fue un verdadero referéndum contra el neoliberalismo. Por imperio de la catástrofe macrista y del retorno explícito de la cultura nacional y popular expresadas en el Frente de Todos, las formas ideológicas y políticas de uno y otro sector se transparentaron al punto que sería parcial creer que el voto mayoritario fue sólo contra Macri, Vidal o Peña. También sería parcial asignarle una identidad única promacrista a quienes no votaron al FdeT.
Si el triunfo resignifica la conformación de un conglomerado social, la derrota, aunque conlleve un caudal de votos importante, no necesariamente deviene en unidad. Hay mucho más que eso. Miedo, confusión, duda, desconfianza, hasta imposibilidad de subsistencia, ampliando la unidad de reales adherentes.
Esto visto desde lo político. Pero otros abordajes requieren precisiones.
Cada vez que Freud proyectaba su pensamiento más allá del acontecer terapéutico, del espacio de la transferencia, se tomaba el trabajo de aclarar que entraba en el terreno del metapsicología, en el que, Él entendía, sus conceptos y herramientas devenían en opiniones no sujetas al análisis propiamente dicho. Ello no implica ignorar el aporte que Freud pueda haber producido en ese terreno, tampoco las conclusiones, útiles para la labor analítica, en que logró avanzar al adentrarse en ese campo.
Por caso, los desarrollos sobre los procesos identificatorios, sobre la histeria y el amor, presentes en Psicología de masas y análisis del yo, son aún hoy de plena vigencia en la labor analítica, en tanto que sus miradas hacia la multitud, significada como masa en tiempos de gestación del fascismo, sobre el liderazgo, etc., marcadas por el mismo proceso, deben pasarse por este tamiz, político, de involucramiento de quien lee aquello que analiza y de revisión del interés que se encarna en él, a la vista de los procesos democráticos, revolucionarios y contrarevolucionarios acaecidos en el siglo susbsiguiente a estas producciones. Traducido, es el plano político el que fija el marco de los procesos sociales y políticos.
Cuál es el marco respecto al 40% que votó a Macri? La volatilidad de la subjetividad que se le supone a ese 40%
Veamos. Presidenciales 2003: Néstor 22.25%, Menem 24,25%, López Murphy 16.37%, Adolfo Rodríguez Saa 14.11%. Presidenciales 2007: Cristina 45.28%, Carrió 23.05%, Lavagna 16.91%, Alberto Rodríguez Saa 7.64%. Presidenciales 2011: Cristina 55%, Binner 16%, Ricardo Alfonsín 11%, Alberto Rodríguez Saa 8%.
Respecto al 2003, Zabalza suma a los votantes de Menem y López Murphy para vincularlos al 40% del 27 de octubre. 
¿Donde está el 40% en el 2007? ¿En Carrio + Lavagna? Concedámoslo, aunque nuestro próximo presidente no coincidiría con esta caracterización, ya que su mensaje, el nuestro, contiene a muchos de los seguidores que convocaban la imagen de Carrió, aún denunciante de la deuda externa, por ejemplo y Lavagna, no muy lejano ministro de Néstor. ¿Alberto Rodriguez Saa? Es quien inició, 9 años después, lo que vivimos hoy con el “hay 2019”. ¿Que aquel Alberto R. Saa tenía otra identidad que el de 2016? ¿Puede producirse ese cambio en un sujeto y no en una multitud que concurre de uno en uno a las elecciones? 
Revisemos entonces 2011: Cristina 55%, Binner: 16%, Ricardo Alfonsín 11%, Alberto Rodriguez Saa 8%. ¿Los sumamos? 90%. Queda un 10%. ¿Reunimos, forzadamente si vemos el proceder posterior de cada uno, al segundo y tercero? Da 27%.
¿Qué se trató de una coyuntura muy particular, signada por la muerte de Néstor, las mieles de los mejores años K, la inmadurez del frente de derecha? De eso se trata lo que cuestionamos: ese 40% del 2019 no estuvo ni “ estará siempre". No es un sujeto que pueda encontrarse en 2003, 2007, 2011 a menos que su identidad no consista en el gorilismo, “ser más proclive al sufrimiento que al disfrute", o “expresión de nuestros aspectos más oscuros" sino que, simplemente, consista en que no nos voten.
Nada más negador, en lo político, de la transversalidad de Néstor, Cristina, Alberto, nada más lejano de aquello que nos permitió volver a la historia desde aquel 22.25% de Néstor al 49/50% del domingo que está idea de sumar como inconvocables a quienes no nos votan.
Nada más lejano a las subjetividades que se construyeran alrededor de nuestras luchas históricas como pueblo que la masificación, que suponer que TODOS aquellos y aquellas que no nos votan no sienten “la alegría que no nace del marketing", que no “responden al hielo de la soledad con el llamado al Otro”, que no saben “que el resentimiento nos lleva a lo peor".
Lo significativo y mayoritario de nuestra sociedad es justamente lo contrario: el choque permanente entre la reproducción capitalista, manifiesta en las formas salvajes que tomara la derecha desde, pongamos, Rivadavia hasta Macri contra la cultura política y social solidaria, participativa, de reclamo y disputa de derechos, de inclusión, gestada desde la resistencia a la conquista y la colonia hasta su unificación y proyección a políticas de Estado fundamentalmente desde la irrupción del peronismo.
Tenemos Frente de Todos, como tuvimos UC, FPV, movimientos sociales, la mayor agremiación real de Occidente, etc, porque la mayoría de nuestro pueblo se une alrededor de esa cultura y allí abrevan nuestras construcciones orgánicas.
Cuando nuestras propuestas aciertan con lo que nuestro pueblo puede realizar, esto se expresa de manera visible, ganamos y gobernamos. Cuando no logramos esas propuestas, los sectores más dispersos, o más acuciados por las crisis, o más funcionales a los intereses oligárquicos, quedan subsumidos en el núcleo duro votante de derecha, no por afinidad permanente sino por imposibilidad de acompañarnos.

¿Esto elimina considerar el odio, la violencia, la negación de identidades, la demonización, las factorías de sentido al servicio de lo perverso? Para nada sólo se trata de ubicarlos en donde se los puede abordar sin resignar a casi la mitad de la población. 

miércoles, 30 de octubre de 2019

27 de octubre: Un triunfo REPARADOR

Alberto Fernandez recibe a Braian Gallo en su oficina.
Argentina, en este 30 de octubre, ya no es igual. El presidente electo te recibe y estás en el despacho presidencial, no importa el lugar, por imperio del mandato de millones de argentinos que le dieron esa investidura.
Braian llega con su familia. Se saluda con Alberto. Dialogan, se conectan, sonríen, se prestan a las fotos. La situación  los iguala. El presidente electo, el pibe de la gorra con la visera hacia atrás,  el docente universitario, el estudiante secundario, el que transita Puerto Madero, el que sortea calles transitables y calles que no en Cuartel V, a veinte km. del centro de Moreno, el que ayer fue a desayunar con el actual presidente en la Rosada, el lugar en que prestará sus servicios en el cargo para el que fue elegido, el que el domingo fue a prestar los suyos como presidente de mesa en la elección presidencial. Ya están todos los vínculos, de uno u otro modo, presentes.
Fotógrafos, ambos posan con su brazo sobre el hombro del otro.
Alberto mira a Braian una vez más y la mirada y su mano se unen en un gesto: saca el gorro de la cabeza de Braian y lo calza en su cabeza. La visera hacia atrás. 
Braian Gallo, un joven de Moreno, Provincia de Bs. As. ha sido discriminado. Ni siquiera su persona, su aspecto, su vestimenta.
Un tweet de alguien que votó en la mesa que Braian presidía, muestra su imagen y "previene" a quienes vayan a votar en Moreno, asociando ese aspecto con el robo, el peligro para gentes como la tweetera.
Alberto no se conforma con recibirlo, charlar, fotografiarse con él. Se calza el gorro con la visera hacia atrás. El gesto dice más "todos somos Braian" que miles de remeras, de flyers en las redes. Ya vendrán, pero todo se potencia porque un presidente, este presidente, desde el vértice del poder institucional aún antes de asumir, mostró con un gesto que, aunque diversos en nuestra singularidad, todos tenemos el mismo valor como humanos y como ciudadanos. Los derechos humanos, los derechos ciudadanos desde una perspectiva universal comienzan a reinstalarse en la institucionalidad política, en el Estado, tras el imperio de la exclusión  macrista.
Las rémoras del macrismo habrán de extenderse en el tiempo en gestos como los de la tweetera,  como los del intendente de Maipú robando DNIs para evitar votos opositores, como la publicación de la Directora de Planificación  de Eventos Presidenciales,  Negro Ferrer, propia de diálogos privados de la Rural o el Jockey club. 
Es así,  el macrismo no inventó el lenguaje de exclusión, pero lo reinstaló en el Estado para recrearlo y habilitarlo desde allí en el discurso público, tras más de cuarenta años de disputa democrática post genocidio.
El domingo, en el centro de operaciones del Frente de todos, se hacen presentes en el escenario los principales realizadores de la victoria electoral. La locutora va nombrando a Alberto, Cristina, Axel, Verónica. A cada nombre una aclamación. El salón estalla cuando vemos en un extremo, junto a Estanislao y Fabiola,  a Estela Carlotto, Tati Almeida, Lita Boitano. Su sola presencia junto a la dupla presidencial ya electa, anunciaba lo que Alberto concreta hoy con Braian.
Dijimos que el sólo triunfo del Frente de Todos constituiría su primera medida a favor de la salud mental  de la población: desplazar al discurso perverso, clasista y autoritario que el macrismo fue naturalizando en nuestro país desde su política de Estado. 
Saldrá Bulrichm entrarán las Madres, las Abuelas, los Braian, 
La tarea ha comenzado, aún antes de asumir el nuevo gobierno. 

sábado, 26 de octubre de 2019

EL 2019 Y TRES TRIUNFOS EN OCTUBRE

UN TRIUNFO MÁS QUE ELECTORAL
Antes y a propósito del 27 de octubre, cuando el voto popular arrase con un sinnúmero de teorías y medias verdades acerca de nuestra resistencia social al neocolonialismo, vale la pena anticiparnos a ese torrente, reconocer lo logrado de modo de encarar mejor el día después.
La historia y las instituciones volverán al pueblo. El futuro se discutirá entre argentinas y argentinos.
Nuestro pueblo está a punto de ganar una batalla contra el bloque de poder más grande que haya enfrentado en nuestra historia: el gobierno de los EEUU, el FMI, los fondos buitres y (¡vaya diferencia!) los fondos de inversión, la OEA, los gobiernos de derecha de la región, “nuestra” oligarquía diversificada y lo que queda de la antigua, sus CEOS, los medios concentrados, la mayoría de las burocracias políticas no peronistas. Y lo logramos en el marco de un aislamiento regional sólo alterado por los gobiernos de Bolivia y –en alguna medida- Uruguay.
¿Qué? ¿Eliminamos la pobreza?¿Resolvimos nuestro problema de desarrollo?¿Logramos la segunda y definitiva independencia? Nada de eso estaba en disputa en medio de una ofensiva neoliberal que aún no cesa y que sigue encaramada a nuestro gobierno.
En la defensiva, los triunfos no consisten en logros estratégicos de quien resiste sino en impedir, neutralizar o debilitar los objetivos del enemigo.
El objetivo del bloque de poder que enfrentamos era dar una vuelta de página con la cultura protagónica, soberana y solidaria de nuestro pueblo y con el Estado de bienestar en que esa cultura se forjara. Al fin la Argentina se convertiría por décadas en una suerte de granero, fuente de recursos y corral de los EEUU, con la deuda como herramienta y la imposición de una cultura sustituta, uberizada, del sálvese-quien-pueda, meritocracia y arribismo para pocos, con el Estado como ejecutor y promotor.
Pues bien, el gobierno que iba a lograrlo está en retirada ya antes del domingo y sólo atina a hacer más daño de modo de condicionar al próximo gobierno popular. Sobreestimaron sus posibilidades, subestimaron la capacidad de resistencia de nuestro pueblo y de resolución política de sus referencias partidarias, gremiales y sociales y se irán dejando, junto a la deuda, la desocupación, la desnacionalización y recesión que provocaron, la marca de su fracaso, de la derrota de la propuesta neoliberal.
LA SANGRE Y EL TIEMPO
A la vista de los estallidos en Ecuador y Chile, con su saldo de personas muertas a causa de la represión, encarcelamientos masivos y desapariciones, supresión de libertades civiles y una resistencia popular heroica pero carente de articulación y referencia política, vale la pena resaltar que en nuestro estallido electoral no se trató de tarifas u otras medidas parciales, sino que estamos recuperando el gobierno para el pueblo y lo haremos en paz, por la vía electoral.
Entre la sangre y el tiempo, aquellas alternativas para situaciones críticas que señalaba Perón, la irrupción del Frente de Todos conformó una salida que evita el baño de sangre popular a la vez que interrumpe el saqueo oligárquico: esa salida es la unidad del pueblo desde la unificación del peronismo y todo el arco nacional y popular con sus banderas en alto.
En estos días muchos se preguntan por qué nuestro pueblo aguantó pasivamente” tarifazos, provocaciones, pérdida de derechos. Sin perder de vista las grandes luchas que protagonizamos, la primera respuesta es que el colchón de actividad económica, empleo y redistribución de ingreso que dejaran los doce años previos, habilitaron llegar a estos días en un marco de menor desastre que en 2001. La segunda tiene que ver con la necesidad de recomposición de la unidad popular luego de la cuña que plantó el triunfo de Cambiemos en 2015. La tercera: ante el fundamentalismo de Cambiemos las disputas parciales no lograban modificar el curso cada vez más virulento de su política. Sólo una referencia alternativa de gobierno podía concitar expectativa en un pueblo con la experiencia política del nuestro.
Cristina Fernández supo ver esa necesidad a la vez que reconocer la disposición de cambio y reparación que se escondía tras la supuesta pasividad popular.
El pueblo ya estaba: salvo estallidos masivos y prolongados y/o crisis terminales de gobiernos, no hay sociedad que cambie sus adhesiones políticas en tres meses. Ese fue el tiempo que transcurrió entre el momento que Cristina anunciara su fórmula con Alberto Fernández como candidato a presidente y el momento en que el Frente y las mayorías produjeron el triunfo incuestionable en las PASO.
El ataque a la victoria de Evo Morales en Bolivia, los estados de excepción en Chile y Ecuador, la virulencia contínua de Bolsonaro y la multiplicación de émulos en la derecha local indican que la estrategia neocolonial no está dispuesta a ceder. En el caso de Argentina, tras la derrota del 27 la derecha pasará de mejor o peor manera a la resistencia y son de esperar todas las argucias que ya le conocemos y más: corridas cambiarias, golpes de mercado, fugas de capital, acoso mediático, sabotaje productivo, etc.
La unidad social, sectorial y política alcanzada no puede ser coyuntural. Volverán a trabajar sobre las conciencias aún más de lo que lo hicieron hasta hoy y sólo si atendemos a la diversidad de problemas que enfrentarán los diversos sectores del pueblo, sólo si integramos a la ciudadanía a la resolución de los mismos será posible sostener la iniciativa en los próximos meses y años.
La victoria de Evo y un posible resultado positivo en las elecciones de Uruguay, plantean un punto de recomposición regional, pero las realidades del resto de la región distan de augurar en el corto plazo la unidad de las épocas del MERCOSUR
LA IDENTIDAD Y LA RESISTENCIA
El tercer triunfo tiene que ver con la identidad popular, con las subjetividades con las que han chocado una y otra vez los intentos neocoloniales, desde la libertadora al genocidio y las democracias condicionadas.
El Frente de Todos surgió de la recomposición del peronismo y su articulación con el resto de las expresiones nacionales y populares. Sin esta concurrencia de una cultura popular vigente, renovada en la generación que accedió a la política en los doce años de kirchnerismo, este proceso hubiera sido imposible.
Se trata así de un triunfo que reafirma al peronismo y a su vez lo trasciende. El “fin de las ideologías” con que Fucuyama convalidara aquel triunfo neoliberal “en las almas” anunciado por Tatcher fracasó en varios países, pero en pocos encontró tantos anticuerpos, tanta resistencia como en el nuestro.
Las dificultades que vemos en varios países hermanos para encarar la lucha por su soberanía y democracia se resumen en la falta de referencia política afirmada en su historia, con la falta de articulación y conducción política que esto genera.
Una tarea que Cambiemos se propuso y hoy ya en caída aún se propone pero mirando al futuro fue la destrucción del peronismo. Los setenta años a los que Macri, Peña y los suyos culpan de todos los males de la Argentina son los que van desde la irrupción del peronismo hasta la fecha.
A la vista de su triunfo en 2015 Macri y los suyos cayeron en el mismo error que Forbes con la vuelta de campana del menemismo en 1989. En aquel momento la revista de los empresarios del mundo le dedicó su tapa a la defección menemista equiparando con la caída del muro de Berlín lo que suponían la desaparición del peronismo, su conversión al credo neoliberal.
Catorce años después Néstor y Cristina vinieron a demostrar que la cultura peronista seguía viva, se renovaba en la sociedad y sus referencias políticas siempre de cara a convertir las aspiraciones y demandas populares en política de Estado.
Nos caemos y nos levantamos.
Esta vez fueron menos de cuatro años y ya estamos a las puertas de una nueva etapa, el pueblo y el Frente de Todos lo han conseguido.

lunes, 21 de octubre de 2019

Chile - Argentina. El tiempo o la sangre

"ESTAMOS EN GUERRA CONTRA UN ENEMIGO PODEROSO...".
Piñera elige el camino de la sangre.
Ya responsable  de once muertos por la represión, saca el ejército a la calle con toque de queda y sincera por los medios lo que el neoliberalismo piensa del pueblo: UN ENEMIGO PODEROSO. Los "ELLOS" del Macri del Debate en Chile son presentados como lo que hay que destruir, ya que de eso se trata ser enemigo.
En consecuencia, parece retomar el camino de su antecesor histórico, Pinochet, cuya matriz de sociedad no han modificado la alternancia progresismo impotente/ derecha recalcitrante.
La imágenes siniestras, los cuerpos destrozados, la resistencia callejera, atraviesan 4 décadas para repetirse.
Desde este lado de la cordillera, quisiera toda la solidaridad para un pueblo que supo ser rebelde y parece volver por su historia, resiste en las calles aún sin propuesta de gobierno contra Piñera.
También  el reconocimiento para Cristina Fernandez y el movimiento nacional y popular.
Entre la sangre y el tiempo, aquellas alternativas para situaciones críticas que señalaba Perón,  Cristina supo encontrar una propuesta que evita el baño de sangre popular a la vez que interrumpe el saqueo oligárquico: la unidad del pueblo desde la unificación del peronismo y todo el arco nacional y popular con sus banderas en alto.
Falta una semana para que nuestra Victoria se concrete. No será parar una tarifa, sino sacar el gobierno de Trump, el FMI, los fondos buitres, la Oligarquía y multinacionales de la Rosada y dar entrada a un gobierno nacional y popular.
Desde otra historia, pero con eficacia en los logros, Evo gana la elección nacional este último domingo y, aún rodeada de gobiernos neoliberales, Bolivia continúa su camino de desarrollo e independencia.
La resistencia a la ofensiva de Trump sobre lo que cree su patio trasero va tomando diferentes caminos, según lo que nuestros pueblos van acumulando, según la desesperación que el saqueo va promoviendo, según la decisión con que las fuerzas políticas y sociales asumen este tiempo.
La sangre y el tiempo están en juego ahora en Chile, también  en Ecuador.
Nuestro 27 de octubre va a resonar hasta el Pacífico

jueves, 17 de octubre de 2019

El 17, Día de la lealtad y de la identidad

Luis Bruschtein nos dice hoy en Página. "El 17 de octubre de 1945 no fue magia".
A las  puertas  de un triunfo que será histórico el 27 de octubre, vale ocuparse, como lo hace Luis, del día en que se concretó aquello que la oligarquía quiso destruir sin lograrlo, a lo largo de casi 75 años. Abundó en dictaduras, genocidio y cooptación de dirigentes y estructuras, pero a pesar de su poder y su riqueza, su principal tarea en tres cuartos de siglo quedó incumplida.
La identidad ciudadana, ampliadora de derechos, participativa y soberana, orientada a convertir el reclamo social en política de Estado,  basada en la unidad de los trabajadores y el pueblo, pero también decidida a incluir en esa unidad el manejo de la cosa pública, se concretó el 17 de octubre de 1945 de un modo que actúa como elemento identitario para todas las argentinas y argentinos, sea que defiendan esa identidad, sea que estén en contra, sea que se vean por fuera de ella.
En la sorpresa de muchos ante el resultado de las PASO 2019, en el objetivo de destrucción propuesto por Cambiemos y nuevamente fallido, en la rapidez con que la unidad del Frente de Todos desplazó la dispersión previa de referentes y pueblo, en los padecimientos que la ideología neoliberal  produjo en las subjetividades, está presente aquella referencia histórica e identitaria.
 ¿Qué tipo de subjetividad colectiva, grupal e individual necesitó destruir un modelo de exclusión como el que vino a restaurar la alianza Cambiemos?
Vayamos con Luis al '45.
Con Perón detenido, una multitud de trabajadores ocupa la Plaza.
En la Rosada, acordada su  libertad y la convocatoria a elecciones en seis meses, Perón se levanta para irse pero es conminado a hablarle a esa multitud: "Salga antes que quemen todo"
Sale al balcón y, entre otras cosas, les dice las y los que esperan: “Trabajadores: únanse; sean hoy más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa tierra la unidad de todos los argentinos.”
Estas y otras palabras producen, como mandato, una concreción simbólica nueva para una movilización obrera y popular, resignifican en un momento la historia de esas personas y su devenir.
Podría haberles dicho "habrá elecciones, vayan a sus cosas", podría haberlos reprendido levemente por su irrupción masiva en épocas de ajenidad del espacio público.
En lugar de hacerlo e intentar aislarlos de la población que sigue en sus casas o lugares de trabajo, Perón usa palabras del radicalismo libertario, el anarquismo, el socialismo, el comunismo, silenciados por años, les dice a esos cientos de miles de hombres y mujeres desde el vértice institucional simbólico de la Argentina, la Rosada, que gracias a su movilización y su unidad ellos son a la vez los fundantes y la única garantía para esa nueva República que aún antes de existir los reconoce como pilar de su existencia.
La Patria son ellas y ellos, los invisibles de la historia, "no las casas y los campos", casi siempre ajenos.
Identidades diversas, signadas por la búsqueda solidaria, el sentido comunitario, se unen en una identidad colectiva, en un "nosotros": los trabajadores, el pueblo, devienen actores políticos, como propietarios de la decisión respecto a qué tipo de vida y de república tienen derecho a producir y habitar ellos y los suyos.
Nacemos con esa suerte de "gen psi", ese gran significante ordenador de nuestra vida social y nuestras apetencias singulares. Podemos crecer y abrir nuestra subjetividad para que se despliegue a su influjo o sufrir y vivir en conflicto resistiéndonos a él, pero nadie queda librado se su incidencia, su marca.
Feliz día de la lealtad, que bien podría llamarse FELIZ DIA DE NUESTRA IDENTIDAD!!!

lunes, 14 de octubre de 2019

EL DEBATE PRESIDENCIAL Y EL ANÁLISIS DESDE EL OMBLIGO

3 millones vieron el debate ayer.
Hoy, buena parte de los analistas políticos se ensalzan en negar su importancia, su legitimidad, o se concentran en su formalismo y su falta de profundidad.
Los 6 candidatos a presidente dijeron sus cosas.
Cinco se marcharon del debate esquivando a Macri, dejándolo solo y despegándose de Él cuando quiso retirarse acompañándolos. 
3 millones vieron ese final en directo, algún millón más por redes y medios, un par de millones más se enteraron por el boca a boca que cinco candidatos de diferente ideología se apartaron del actual presidente como esquivando un contagio letal.
Antes del próximo debate será algo conocido por la mayoría del electorado y esa imagen de perro con sarna estará presente en su mirada de ese debate y en su próximo voto. 
No sólo sucedió esto.
Tres candidatos salieron del decorado de los spots de campaña y manifestaron claramente su negacionismo, Espert se permitió decir que le sacaría la Obras sociales a los sindicatos, es decir, a nosotros, los trabajadores, los propietarios.
Macri por primera vez pronunció sus mentiras frente a quienes con énfasis y claridad destacaron la mentira en lugar de acompañarla. No los alcahuetes y operadores del macrismo, no los pocos periodistas veraces. Fueron casi cinco los candidatos que aplastaron las mentiras del presidente frente a millones.
Pero hay "analistas" que niegan el valor del debate de ayer porque no les cierra en su paladar. No se preguntan por el paladar del/ la votante, por el efecto de verdad que un hecho tan alambicado, formal y limitado como el debate presidencial producirá en quienes ya decidieron y en quienes aún no.
Uno los ve, los escucha y no puede dejar de preguntarse cuánto les cuesta sostener esa imagen de persona segura, informada. 
Y no encuentra respuesta.
Sí queda claro por qué los sorprendieron los guarismos de las PASO, por qué algunos creyeron que el neoliberalismo gobernaría décadas, por qué siguen pensando que fue "la economía" la que puso en derrota a Macri. "El bolsillo de la gente" lo explicaría todo, no una propuesta política que recoge lo mejor de su historia de resistencia y su cultura de participación y soberanía.
No entienden que la explicación del proceso democrático está en los hogares, los lugares de trabajo, en las calles. Lejos de sus ombligos