lunes, 18 de enero de 2021

APRENDIZAJE Y COVID19: LA ESCUELA AL HOGAR

Las y los chicos, las y los jóvenes de Argentina han realizado, por imperio de la mayor catastrofe de nuestra historia, un aprendizaje social que tal vez no hubieran tenido en doce años de escolaridad "normal". 

El cuidado que están  recibiendo de sus padres, el cuidado que ellos proporcionan a sus padres, familiares de riesgo, amigos, vecinos, el esfuerzo por vincularse a través de medios que habitualmente usaban sólo para juegos o contactos efímeros, son prácticas nuevas que replantean roles y los preparan para la vida actual y post COVID19. La relación  con la naturaleza replanteada por su versión más dura, una pandemia, les abre el camino, a padres e hijxs para revisar todas las mieles de un mundo tecnológico que, instalado en tren de venderse y conformar angustias, ahora aparece en sus límites: precario, peligroso, a afrontar sólo con empatia por nuestros semejantes y con final abierto a todas las posibilidades, sin garantías, tal como es la vida misma. Adiós al mundo tilingo de las publicidades, conozcamos al fin un mundo que puede ser mejor si afrontamos lo que sucede.

En un artículo publicado hoy en tiempo argentino docentes y profesionales de la salud muestran lonque sucede:

porcentaje de positividad "extra rojo", instalaciones escolares inadecuadas, condiciones de clase inadecuadas, no habrá vacunas para todas y todos los docentes en febrero. Tampoco para las familias de las y los pibes. Y estamos en medio de un rebrote.

Durante los bombardeos sobre Londres, luego Berlín, luego sobre cientos de geografías, las familias y las escuelas hacían algo que en la tragedia resultaba sanador para esos chicos que luego conocimos como nuestros padres y abuelos, con dolores aún vigentes pero gestores de nuevas vidas. Les pintaban, les pintan hoy, con amor, ternura e instrucciones para sobrevivir, la verdad. No la reducían a un mero juego, como supone "La vida es bella" sino que aprendían a construir una nueva relación con sus hijos, hermanos, nietos, en la que los padres, madres, abuelos y abuelos, eran dadores de vida también por enseñarles a cuidarse y cuidar. ¿Como salieron de esas matanzas con un resto de salud mental? Preservando hasta lo imposible, sabiendo que se hizo todo lo que estaba al alcance para disminuir el padecimiento propio y el de su entorno familiar y social. 


¿Y hoy la angustia, los berrinches, la tristeza de lo que no puedo ya hacer? Es hora de que cada divulgador se dedique a aquello para lo que se formó. 

Cuando la amenaza es real, la ansiedad, el temor, la pesadumbre de no hacer y el malestar de no saber ya qué hacer son reacciones sanas ante una amenaza invisible, persistente y creciente de muerte. Angustia y depresión son muy otra cosa. Antes que convertir a las situaciones cotidianas en un cuadro psicológico para justificar la  playa o la birra en la vereda, veamos cómo aportamos a sobrellevarlas en la vida cotidiana de padres + hijos + comunidad,  una ecuación básica que a escuela no debe sustituir sino aportar a su desarrollo.

En medio, vale insistir, de la mayor catastrofe de la historia argentina habida cuenta de tiempo, muertes y dificultad para salir de ella, se alzan voces de autoridades educativas para anunciar pronta presencialidad en las escuelas. Nada más lejos de educar, de formar una generación que hoy está muy golpeada, de aportar para la vida en sociedad. Estos ministros y funcionarios nos proponen lo que Borges llamaria una FUGA HACIA ADELANTE: ESCOLARIDAD PRESENCIAL y disparar así el consecuente salto en los casos de COVID19 por haber convertido a las pibas y los pibes en huéspedes y transmisores.

A su malestar psicológico actual le agregarian el de haber enfermado o llevado la muerte a sus adultos cercanos. Rara idea de educación.

Si los contagios se producen ¿Qué harán? ¿ Culpar a los pibes como se culpó a los jóvenes de los contagios por la apertura de playas?

Mejor hacer algo que preserve la salud y la vida de todas y todos y a la vez contribuya a educar en el mejor sentido: producir materiales que orienten a padres, otros materiales que orienten a los chicos, otros que orienten a chicos y padres reunidos en esta situación nueva, cambiante, siempre peligrosa puertas afuera del hogar. Adecuen las currículas al aprendizaje a distancia, usen ENCUENTRO, el INCAA, horarios en canales masivos para llegar a los pibes de otro modo, distribuyan tablets, garanticen wi fi para todas y todos en todo el territorio.

Seguro que no alcanzará, pero la reducción de gasto que implica convertir en mantenimiento básico el gasto que reportarían edificios escolares activos, aliviaría fondos para la empresa de garantizar aprendizaje sin riesgos en pandemia. 

Y un aporte más: enseñaría a pibas y pibes el valor que tienen las instituciones cuando funcionan a su favor. 


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