Paradojas: en estas épocas pocos tan peronistas como los verdaderos marxistas.
Recién, en 6-7-8 le consultan a Martín Sabattella sobre ese tema apasionante: el peronismo.
Pelota picando, arquero caído y buscando los lentes de contacto, defensores volviendo de muy lejos y demasiado lejos aún para poder intervenir.
Ahí para la pelota Martín, “nosotros pensamos que los partidos tradicionales son estructuras perimidas,….que hace falta una nuevo movimiento histórico, que retome lo mejor de los precedentes….”
Salteemos que le preguntaron por el peronismo, no por el PJ o la UCR, o la UCD, que no escuchó bien porque hay que estar en una bastante sicodélica para decir que el peronismo está perimido.
El problema es que si el político Sabattella escuchó mal es porque Martín, el tipo cotidiano, escuchó perfecto y puso en marcha un mecanismo del que casi ninguno de nosotros ha dejado de participar, desde el viejo FAS a la CTA, pasando por Alfonsín y PI (radicales de Irigoyen, peronistas de Perón, comunistas, intransigentes….): muerto el peronismo, o cooptado por vaya a saber qué, o superado por las circunstancias, es hora de una nueva identidad… que es la que estamos construyendo… antes de tener nuestro 17 de octubre. Eso sí, si sos peronista, vení.
Sabattella tiene bastante tiempo, días digamos, para desandar esta concepción que no puede memos que terminar en una alternativización en el 2011, que puede ser testimonial en lo que hace a sus alcances y perspectivas (tal como Pino el 28) pero que puede resultar importante a la hora de contar votos con respecto a la mejor alternativa de derecha.(idem). O tal vez no necesite ese tiempo, porque esta es su concepción.
Hace un par de semanas me provoca un compañero: ¿es momento para seguir buscando una nueva identidad?
Me quedé preguntando yo: ¿cuántas veces tiene que renacer en los momentos críticos y ofrecerse como salida inevitable el peronismo para que dejemos de boyar en el limbo de las consideraciones fúnebres?
Me adelanto a la respuesta fácil, Sabattella no estaría dando por muerto al peronismo sino al PJ, aparato burocrático, alambicado, más bien embalsamado, bueno para nada, refugio de gente impresentable. Ah, también vehículo de la mayoría de los cambios que se han producido desde el 2003 hasta acá, comenzando por los triunfos de NK y CFK.
Digo, yo estuve en la cena de Sabattella, previa a las elecciones de setiembre, escuché su discurso, vi el videoclip: honestidad, amplitud (esta vez se le chisporroteó) militancia, ganas, voluntad, cambio, lo nuevo. ¿Cómo queda este mosaico de intenciones si lo cotejamos con los debates que ha sostenido y resuelto el oficialismo en el parlamento? ¿no será hora de dejar de dar partidas de defunción por anticipado en la política Argentina?
¿Cual es el origen de esta desviación, diría el pelado, aquel de octubre, podemos preguntarnos?
Con mucha facilidad uno la caracterizaría de izquierdismo,: equivoca la etapa que atravesamos y se lanza a una disputa por la hegemonía que aún no está planteada.
Lamentablemente también puede ser de derecha, expresión de sectores medios que tentados por el espejismo refractado por la derecha -la muerte del peronismo- se lanzan a despojar al pueblo de todas las lacras populistas, para, por fin, alumbrar un movimiento predecible, sin contradicciones, sin exaltaciones, sin sobreactuaciones, sin las aristas y claroscuros de una historia de 55 años. Plano como se dice en esto días ¿vió?
Por eso: en estas épocas pocos tan peronistas como los verdaderos marxistas.
Mario Burgos
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