miércoles, 24 de agosto de 2011

La noche de Raúl. 18 años

El pabellón estalla en un griterío alegre y feroz. El destinatario es el Negro Raúl que sigue abrazado a la radio en el silencio de la celda.

Raúl Uhalde llegó hace poco tiempo y ya todos lo quieren. Era delegado paritario en una metalúrgica. Antes estudiante de derecho en la UBA.

Un día, en la otra dictadura, entró en una clase de Mariano Grondona. Pidió permiso para hablar, por la Masacre de Trelew. Grondona se lo prohibe. El Negro habla, Grondona llama a la policía. El Negro zafa.
Pero esta otra vez, ya obrero metalúrgico, lo levantaron saliendo del laburo. Patrullero, biaba en Coordinación Federal y a Devoto. Sin traerse nadie detrás. Un ejemplo

Un pampeano tranquilo, siempre dispuesto a ayudar, respetuoso y digno frente a los yugas . Y jugaba tan bien al fútbol que hasta le bancábamos que festeje los goles como si fueran de River.

Cuando largamos la huelga de hambre, la larga, de los 24 días, el Negro amaneció al segundo día con los ojos amarillos. “Siempre los tengo así, pero no sé, estoy medio cansado”. Los médicos del pabellón lo revisan y avisan a la reja: “hepatitis”. Se irá por cuarenta días al hospitalito en la misma cárcel de Devoto y al volver nos encontrará a todos un poco más flacos. “No estoy gordo: tengo los músculos cortos”, explicaba así el conservar su panza tras semanas de arroz y dulce de membrillo.

Un día lo llaman a Tribunales y va en el celular como íbamos todos, la mejor pilcha, afeitado, peinado, tal vez algún familiar o un compañero estuviera en los pasillos y había que dar aliento . No sé si pudo conservarse así, pero el juez Lafuente le hace firmar unos papeles: libertad por falta de mérito. Un error que nunca supimos cómo se produjo: en lugar de enviarlo a Coordinación Federal lo envían al Departamento de Policía. En Coordinación ya tenían formularios con la firma de Isabelita. Vos llegabas con la orden de libertad firmada por el juez, los tipos llamaban a Casa de Gobierno y les pasaban el Número de Decreto. Ponían tu nombre en el formulario, número de documento y eras otro detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) y esa noche u otra te enviaban de nuevo a Devoto. Pero con el Negro no fue así. Lo mandan al Departamento de Policía. Allí no tienen pedido de captura ni otra causa en su contra , así que después de una horas le abren la puerta y sale a la noche sin mirar atrás. Sale al Buenos Aires de las tres A, de López Rega, del comando Libertadores. El de las calles desiertas desde temprano. Difícil que piense algo así en ese momento, ya libre. Libre sin esperarlo y con todas las ganas de estar libre se va conteniendo para no correr hasta que se pierde de cualquier seguimiento y ya tiene decidido dónde meterse porque ya deben estar saliendo a buscarlo.

Pero aquella noche, la del griterío, el Negro aún no fue a Tribunales, tampoco nos tocó fajina, así que fuimos a nuestra celda y cada uno a lo suyo: la palmera y un libro, un rato de mirar la noche, el cielo, el muro y los pabellones donde estaban las compañeras. Tratar de oír sus voces, algo que endulce una noche como cualquier otra, fría. Y el Negro en la carpa con la radio y su sonido en medio del silencio atento. Silencio del Negro y de nosotros, atentos a pesar del libro, la palmera, las luces del pabellón de mujeres, algún saludo que llega desde allí sin destinatario fijo. Y el Negro, que tuvo su momento de agitación al rato de entrar y luegoqueda ahí abajo, en la carpa. Espera sin hacer el menor ruido.

Y de golpe el griterío, desde la celda de al lado, los golpes en las paredes, los cumpas de fajina que abren la mirilla y saludan. Las compañeras, que hacen coro desde sus rejas allá, en los pabellones del frente que nos quedan tan chanfleados que no podemos verlas.

Es la noche del quince de agosto de 1975, sin los titulares porque hay una huelga de jugadores, un equipo juvenil de River, tras ir en ventaja desde los 24 minutos del primer tiempo vence a un equipo juvenil de Argentinos Juniors y se corona Campeón Nacional de primera tras casi dos décadas de malaria.

El Negro, que recién levanta la cabeza y se separa de la radio cuando todos callan, lento, se lamenta: “dieciocho años esperando salir campeón y hoy que se nos da no puedo salir a festejarlo”. Las lágrimas corren por el rostro Raúl Uhalde en el silencio de la celda. Llora, no por estar preso, sino porque no puede compartir con el resto del mundo gallina todo el calor que juntaron en su larga espera.
Y ya nos abrazamos y de algún lugar salen unos vasos de pajarito para brindar y aunque Raúl es el único gallina en una celda con dos bosteros y un cuervo, esa noche todos ganamos el campeonato y sufrimos con el Negro no poder salir a festejarlo y nos la arreglamos para hacerlo allí, en esos 3 por 3 metros con camas cucheta, biorsi y pileta, la celda 55 del Pabellón celular 2 de Villa Devoto, en una noche que en su negrura disimula el entorno de rejas y encierro.

Un par de meses después algún “preso común” nos avisará con las manos, desde otro pabellón lejano, que le Negro salió en un celular desde Tribunales hacia el Departamento de Policía. El fin de semana alguna madre nos traerá su primera carta, ya en libertad, dando consejos, contando cómo está la mano afuera, prometiendo buenas noticias y militando.
Ahora estoy en Resistencia, cárcel de villa Libertad, Chaco. Falta un mes para el 24 de marzo y el golpe. Cientos de compañeros llegaron antes del fin de año a Devoto. Las celdas se cerraron todo ese día, hubo traslados. Los compañeros ahora son otros pero mantenemos la costumbre y necesidad de leer el diario juntos. El 19 de febrero de 1976 leo en Crónica “Carlos Marcotte, Luis Titunik, Jorge Ferrario y Raúl Uhalde. Todos muertos. En enfrentamiento con fuerzas policiales. En Floresta. Iban a bordo de un Fiat 125. Acribillados. OCPO. Se resistieron. Ayer, 18 de febrero“

Raúl tenía 27 años.

El sábado 1 de octubre de 2011, a las 11:00, junto a Barrios por la Memoria y Justica, familiares, compañeros y amigos colocaremos una baldosa con sus nombres en la esquina de Azul y Rivadavia, Ciudad de Buenos Aires, al borde del lugar en que fueran asesinados.

lunes, 15 de agosto de 2011

¿Por que Cristina ganó con más del 50%?

Porque gobierna, porque lo hace bien, porque actúa de acuerdo a sus dichos, porque conduce al movimiento más militante del país y a la única estructura política capaz de sostener gobernabilidad. Porque su gobierno ha incluido más ciudadanos en la vida productiva, social, ciudadana y política en estos 8 años que en los 18 años previos. Porque apostó a la alegría mientras el resto reprodujo el Todo Negativo de los medios.

Porque gobierna.

Si algo no ignora una sola persona en este país es que lo que hoy llamamos kirchnerismo tomó las riendas del país en el peor periodo de la democracia post genocidio. Y el pueblo, en las crisis, tiende a priorizar la capacidad y el coraje de decidir. Como hizo con Alfonsín, con el innombrable. De la Rùa, en cambio, fue casi un catalizador para la caída final de una época.

Tras el corto momento asambleario que surgió en 2001, un poco por empuje popular pero más por el agotamiento visible de las alternativas partidarias, la gestión de Néstor y la de Cristina fueron conformando una salida concreta y palpable para la gran mayoría de la sociedad.

Por todo lo que solemos enumerar, desde la bajada de los cuadros hasta inclusión, paritarias y distribución del ingreso cuando el mundo se debate entre la recesión, los países hipotecados y la exclusión social.

También salida concreta y palpable porque mostraron la posibilidad de resolver nuestros problemas desde la acción política. En aquel nivel de fragmentación del país, con el fantasma de la muerte rondando en las calles tras el asesinato de Kostecky y Santillán, la mayoría del pueblo quería algo más que debate, polémica, confrontación. Lo que esperaba eran decisiones, bien cuando fueran acertadas, bien cuando ante el error se supo corregir.

Paradójicamente, la buena gestión permitió que siguiera a flote muchos de los que fueron repudiados en el 2001, aquellos señalados por el “que se vayan todos”, los que tras un intensivo y largo trabajo de lavado mediático, supusieron que podían confrontar con el kirchnerismo presentándose como “lo nuevo”. El traspié del 2009 alimentó esa fantasía de la que ayer vinieron a mal despertarse todos los que mal se habían quedado.

Porque gobierna bien.

Este es un gobierno previsible para todos. Algunos lo llamaremos coherencia, compromiso con el pueblo, otros obcecación, soberbia, pero lo que toda la ciudadanía sabe, incluso los más opositores, es que en ningún área falta decisión, que se van a tomar las medidas que se consideren necesarias y –sobre todo- que se hará lo que dijo que va a hacerse. Tras el felices pascuas, el salariazo y la revolución productiva y el aburrimiento con blindajes y corralitos, una gestión previsible suena casi a milagro. La inconsistencia de las diferentes alternativas opositoras espeja de manera inversa al oficialismo. Mientras Cristina centró su campaña en lo realizado –una reafirmación del rumbo contra viento y marea- casi todo el resto se dijo y desdijo hasta hipotecar toda expectativa social que pudieron concitar en algún momento.

Porque actúa de acuerdo a sus dichos

Alfonsín comenzó con algún progresismo y terminó sometiendo la UCR a un proceso de derechización equiparable al de Alvear. El discurso de la Mesa de enlace se entrecruzó con el de Clarín, con De Narváez como mascarón de proa y hasta se permitieron un avanzar en la promoción del miedo y la discriminación con una propaganda a le medida de la que se usó para limar al gobierno de su padre. Sus iniciales opositores y actuales cómplices completan una desnaturalización del otrora partido nacional defensor de libertades individuales.

Duhalde, en cambio, comenzó con piel de cordero, pero a poco andar se fue transparentando como lo que es: una rémora de aquella derecha partidaria que aprovechaba y fogoneaba las acciones de provocación para escalar posiciones partidarias e institucionales (desde su intendencia de Lomas en 1975 heredada tras la renuncia de Turner, expulsado por las tres A, hasta Kostecky y Santillán, pasando por saqueos)

Los Rodríguez Saá, tan alegres a la hora del default como solícitos a la hora de borrarse ante el golpe institucional de Duhalde (Otras vez y van…), De la Sota y otros, pusieron su feudo como ejemplo del país que harían. Cuando ya, con todo lo que falta, el kirchnerismo ha puesto a Argentina en el siglo XXI.

Binner y Pino, otros que comenzaron por izquierda amenazando con un frente de centroizquierda y terminaron cada uno por su lado por problemas de cargos que ni esperaban obtener. El uno lanzado a recorrer los pasillos del Multimedio mientras bajaba desde su candidatura presidencial a la nada. El otro, con una gestión prolija en su provincia, en retroceso ante la Mesa de Enlace termina ungiendo como candidata a vice a Morandini, una vocera el multimedio que ostenta el récord de haber votado contra todas la leyes populares que se discutieran en el congreso, salvo la de Medios porque no concurrió a votar.

Carrió, quizás el caso al límite de este proceso que comienza por izquierda para ganar los favores populares, enfrenta al dilema del peronismo y trata de gambetearlo por derecha para encontrarse, cuando cree haber dominado la pelota, que el pueblo está jugando en otra parte.

Frente a tanta inconsistencia y cinismo, el domingo nuestro pueblo volvió a dar prueba de su madurez: castigó las conjuras políticas relegándolas a un lugar en que ni sumadas podrían dar cuenta de Cristina. Como dijera hoy una periodista en Radio Nacional, “el pueblo saltó el alambre y blindó a la presidenta”.

Porque conduce al movimiento más militante del país

Hay mucho para hablar de esto, pero nadie pone en duda la magnitud de este fenómeno. Los nuestros porque sienten el valor de la entrega, los ideales, la altura individual y colectiva que se construye en el ejercicio de la militancia. Nuestros adversarios porque temen el avance y desarrollo de nuestra militancia y buscan demonizarla de las más diversas formas. Pero la coincidencia es que cada vez más argentinos se incorporan a las organizaciones kirchneristas sociales, gremiales, intelectuales, artísticas, culturales aportando a multiplicar el registro de necesidades y capacidades de nuestro pueblo, a construir propuestas cada vez más creativas e inclusivas.

El resto, salvo honradas excepciones, recrea la degradación, clientelismo y mercantilización en que se fuera sumergiendo la vida política en el menemismo.

Lejos de cerrarnos en nuestras propias estructuras, el kirchnerismo abrió las puertas de la institucionalidad a toda la militancia. Eñ reconocimiento de Madres y Abuelas es quizás la mejor muestra de ello. Se nos ha acusado de hacer uso político de este apoyo. Nada más lejos de la realidad, esta apertura es nuestra garantía de consecuencia para toda la sociedad. Las Madres y Abuela no sólo aprovechan todos los espacios, también nos comprometen en su continuidad. Por eso las campañas de desprestigio. Ya que no pueden separarnos buscan limar su valor ante la sociedad.

Es claro queda mucho por superar en nuestras propias filas. En tanto no se generalice la movilización política en nuestro pueblo, su protagonismo, siempre estaremos sujetos a caer en formas burocráticas o el beneficio personal. Sin embargo, el despliegue militante con que encaramos tanto las primarias como las acciones de todos los días, da cuenta de un proceso saludable, capaz de avanzar en participación y entrega.

Porque Cristina conduce a la única estructura política capaz de sostener gobernabilidad

Con todo lo que pueda cuestionarse al complejo FPV-PJ-CGT, sus encuentros y desencuentros, fisuras y amuchamiento no hacen más que confirmar su importancia para el sostén y desarrollo del proceso abierto en 2003. Como herramienta electoral, de presiòn y reclamo, de construcción de consensos para las transformaciones realizadas.

La mayor parte de las otras estructuras políticas no ha sido capaz de resurgir del proceso de degradación que, por diferentes medios se fue imponiendo desde 1975 al 2001. Tampoco pudieron evitar caer en las mismas taras las fuerzas que nacieron como alternativa. Si Raúl Alfonsín y la Renovación peronista despuntaron como intentos serios de actualización y depuración en la post dictadura, el felices pascuas se los fue fagocitando y luego, el menemismo en un caso y el gobierno de la Alianza en el otro, terminaron constituyéndolos en estructuras vacía de pueblo, interesadas en su propia supervivencia y a la caza de grupos de poder a los que ofrecerse como máscara democrática.

En ese deterioro, perdida aquella referencia social que diera nacimiento y continuidad a los partidos, eliminada la salida golpista, otras estructuras han acrecentado su poder y avanzan a someter a la burocracia partidaria. La irrupción de la Mesa de Enlace enervó al Multimedios que trató de constituirse en el cerebro del tridente oligarquía-partidocracia- Medios. Ya habrá tiempo para evaluar cuánto incidieron en el rechazo popular las genuflexiones de los candidatos ante vacas y dueños en la Exposición Rural, sus apariciones permanentes en el multimedios para decir que sí a las preguntas- respuesta de sus poco lúcidos “periodistas”. Pero ya se pude adelantar que no los ayudaron a juntar los votos que esperaban.

Se ha dicho que el gran derrotado de la primarias fue Clarín. Habría que precisar esta derrota: las primarias demostraron a los grupos de poder que la acción política no puede ser sustituida por lo mediático ni verdaderos partidos políticos pueden ser suplantados por diarios, radios y TV. Pero estas empresas seguirán haciendo su negocio de farandulismo y morbo-quizás no Clarín si avanza el juicio Papel Prensa- mientras los partidos siguen en la pendiente. Basta revisar las reacciones de los derrotados para comprobarlo.

Estos últimos 8 años, el kirchnerismo, ya estarían sobradamente justificados con la invasión de pueblo que promovió Néstor en nuestro espacio y la distancia que generó de este modo con el resto de las burocracias partidarias y con el intento de control del Multimedio

Por supuesto que entre nosotros también sobrevive esta tensión entre pueblo, militancia, burocratización y anquilosamiento. Hay de los “que se vayan solos”, viejas costumbres y malos hábitos también en nuestras filas. Pero esto se resuelve con más pueblo incluido en el debate, los consensos y las decisiones. Y el resultado del domingo, nos pone, como dijo Cristina, en el compromiso de mejorar y avanzar.

Sin embargo, no parece posible ni conveniente suponer que no necesitamos otros partidos, pero GENUINOS partidos. Cristina nos dijo que las primarias pueden aportar a modificar esta situación, pero aparece como lo más difícil de resolver.

Porque su gobierno Y el de Néstor ha incluido más ciudadanos en la vida productiva, social, ciudadana y política en estos 8 años que en los 18 años previos.

Millones de desocupados incluidos al proceso productivo, ancianos recuperados para políticas de protección y promoción, pibes recuperados como prioridad presente y futura, con acceso educación, salud, tecnología y también a la vida militante, colectiva, política, institucional, legislación inclusiva de la diversidad sexual. ¿Puede sorprender que muchos, entre esos millones y millones de incluidos voten a Cristina?

Y sí. Un par del elecciones previas con derrotas –esperadas y seguras- trajeron zozobra a muchos compañeros y amigos.

El resultado del domingo trajo también realidad entre algunos de nosotros. Desplazó una rémora del avance liberal en nuestras filas, la que hacía perder de vista que el pueblo registra lo que hacemos, ve si lo beneficia y cuando se juegan los grandes partidos lo manifiesta.

Porque apostó a la alegría mientras el resto reprodujo el Todo Negativo de los medios.

La madrugada me cierra los ojos, pero creo que basta con comparar los gestos y acciones de “los opositores” de la derecha con la movida de alegría colectiva que encaramos el bicentenario.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Renault contra trapitos y otros pobres: la nueva publicidad del Sandero

El video aparece en TV y cines. Muestra al campeón argentino de los valientes: no es un "cuádruple doble de riesgo" sino el muchachito que se baja de un Renault Sandero y se le planta a un trapito malafeitado, malentrazado, con pin en ceja, trapito que se termina desinflando ante la parada de carro. Todo, además, por 30 pesos que no alcanzarían para 6 litros de combustible o dos horas y media de estacionamiento en garage.
Al parecer Fabio Mazía, (derecha en la foto), al confeccionar la campaña Para Renault en Publicis Argentina, no ha tenido en cuenta que en nuestro país -si bien se recupera empleo- aún hay millones desempleados y subempleados que buscan ganarse la vida con lo que en el spot se muestra como patoterismo y vagancia y que en la realidad constituye mayoritariamente un trabajo tan genuino, necesario y digno como cualquier otro. Un trabajo que da tranquilidad a quienes dejamos nuestros autos en la calle porque no hay suficientes estacionamientos y cocheras o simplemente porque no tenemos los 15/20 mangos que sale una hora de estacionamiento.
Tampoco Marcelo Vergara (izquierda) ha tenido en cuenta que, sólo este año hubo 2 muertos en Parque Indoamericano, 3 en Formosa, 4 en Jujuy, más otros olvidados o silenciados, todos muertos por discriminaciòn y agresión contra pobres.
Ni que Mauricio Macri hizo hace unos meses una campaña contra los TRAPITO y motoqueros, identificándolos abiertamente como delincuentes. Ni que cada un par de semanas esto lo refuerza alguno de sus funcionarios o algún medio masivo de comunicación.
O tal vez Publicis entiende que una publicidad no viene a reforzar estas acciones de fragmentación colectiva y promoción de la violencia social y de clase.
También pude suceder que al pensar cómo promocionar un auto de media gama se apeló a este clasismo decimonónico como forma de instalar en quien compra este auto -vía emulación- la creencia de que pertenece al grupo de los que compran alta gama. Y que al hacerlo se convierte en alguien poderoso capaz de sobreponerse a los eternos terrores que se promueven en los sectores medios para apartarlos de los sectores pobres.
Tal vez no se pensó que muchos de los trapito de hoy son hijos o nietos de las decenas de miles y miles de trabajadores de Renault y subsidiarias echados a la calle -cuando no secuestrados, asesinados o encarcelados- en la última dictadura y de nuevo en los´90/2003.
Podría seguir, pero alcanza con lo mencionado para afirmar que esta campaña es estigmatizante, contribuye a consolidar prejuicios y actitudes paranoicas en sectores medio altos y altos, aportando de este modo a aumentar las brechas que se construyeron desde 1976 a 2003 en Argentina.
Hace un par de años JWT Argentina hizo una campaña para el lanzamiento del nuevo Ford K. En los spots, un padre monstruo sacudía repetidamente varios Ford K para que de su interior más grande, caigan personas (siluetas, en los spot) hasta entrar en la boca de un hijo monstruo que se iba calmando conforme los deglutía. Caían, como quiso mostrarnos en su momento Charly García que caían las personas arrojadas desde aviones en los ´76/83. Claro que aquellas personas reales, no recortes de papel, eran arrojadas al mar y éstas a la boca de un monstruito simpático. Tampoco JWT Argentina tuvo en cuenta que estaba reproduciendo una escena de épocas genocidas. Y que estaba haciéndolo para la fábrica que produjo decenas de secuestrados desaparecidos entregando listas negras a la dictadura. Además de los negociados por los Falcon.
Es lamentable que vuelva a suceder, pero inevitable: lo que la conciencia colectiva no acaba de saldar de manera explícita y no termina de convalidar en las instituciones, resurge en los modos y lugares más inesperados. Sobre todo en aquellos espacios que se proponen moldear los modos de consumir, es decir lo modos de pensar y de actuar. Se está haciendo mucho a favor de recuperar la memoria y consolidar una identidad basada en la equidad, la justicia, la solidaridad. Pero también es mucha la resistencia de los dinosaurios.
Como se puede ver, no sólo los medios y la iglesia le deben a la sociedad argentina hacer la revisión de su discurso hasta despojarlo de su impronta dictatorial. Quienes crean discurso para ellos también.

lunes, 1 de agosto de 2011

El ballotage, el no-psicoanálisis y el progresismo

A propósito del resultado del ballotage en Capital, cuelgan en mi Facebook una cita de Willhem Reich que hace Giles Delleuze "Es preciso estar dispuesto a escuchar el grito de Wilhelm Reich: ´no, las masas no han sido engañadas (en Alemania, en Italia); ellas han deseado el fascismo en un momento determinado!´" .
Más allá del contexto en que pudo producirse esa afirmación, la abordo por la forma brutal con que pinta sufrimientos de algunos colegas y profesionales e intelectuales de distinta índole frente a lo que (casi ninguno lo dice) sería una traición del pobrerío y del medio pelo a los ingentes esfuerzos que venimos haciendo los Kirchneristas para conducirlos al futuro, la dignidad, la soberanía, la felicidad.
Incluso un abandono a nuestros muertos, un desflecar nuestras banderas, etc., etc.

Para esa mirada, el pueblo de la Ciudad sería no sólo ignorante sino también cómplice, casi hacedor de ese casi monstruo que nos cercaría con globos y triangulitos de colores en lugar de tanques y fusiles FAL.

Hay tres problemas al enfocar así las cosas

Uno: un problema político es convertido en un problema moral y de ese modo -siempre es así cuando alguien se para desde “lo moral”-se deja a la mayoría del pueblo fuera de “lo justo”, “lo conveniente”, “lo sano” o lo que quiera que sea positivo para el que habla. Frase un bloggero, Gustavo Ramirez, "si seguimos pensando que la política se divide en términos morales abramos más iglesias y menos unidades básicas." Como respuesta sobra.

Dos: se establece un cierto nivel "científico" dentro del cual, al igual que con los "moralistas", se puede afirmar cualquier cosa sin hacerse cargo de las consecuencias que esas afirmaciones tienen.
Aclaremos entonces las categorìas.
Desear no es lo mismo que saber qué se desea. Y el sufrimiento personal suele sacarnos del lugar profesional, como a Reich en su frase. El deseo es lo más inabordable, inaprensible e inmanejable que hay. Su objeto nunca nos será visible ni podremos terminar de decidir si va hacia la vida o la muerte porque ambas, en su devenir, se funden de un modo que no podemos acceder. Y si para el psicoanálisis esto es básico y sustenta nuestra profesión y nos da de comer, ubicarlo como rasero para el análisis político es tan eficaz como usar una brújula para tomar la temperatura.Si alguien concita el apoyo de millones de personas no será porque haya comprendido el deseo, diverso, complejo, variado hasta el infinito, de esos millones. Logrará el apoyo porque acertó en su propuesta para el mundo concreto, para los sentimientos e ilusiones de esos millones.

Y si bien hay tantas formas de que esto se produzca como gobiernos y oposiciones existieron desde que la humanidad existe, las dos más opuestas suelen ser:
a- destruir el mundo de las personas, sus valores, bienes e identidades, hasta arrinconarlas individualizadas en el uno contra otro y aparecer así, quien construyó su poder de este modo, como la única posibilidad de reestablecer alguna unidad. Eso es el fascismo, los nazis: el imperio de la gran burguesía tras una derrota tal de un gobierno popular que de entre los mismos derrotados, sobre todo entre sectores medios y desocupados, llegan a surgir los que serán la masa de maniobra de ese fascismo. Este apoyo y agrupamiento no son el comienzo de la construcción sino la continuidad de la destrucción de los lazos sociales en que se sostenía esa comunidad.
b- Convocar desde la recuperación de aquellos lazos de unidad que definen una actitud de producción y protagonismo colectivos, de solidaridad, de búsqueda del bien común, de progreso con justicia social. Afincar el devenir político de una sociedad en estos. Hablo de avanzar hasta el siempre inacabado ser colectivo desde aquellos valores positivos que han construido la identidad de un pueblo. Esto tratamos de hacer los kirchneristas. En esto se afinca nuestra propuesta y esto explica por qué resurgimos entre tantas crisis, por qué nos abrazamos a lo mejor de nuestra comunidad y lo convertimos en acción política. Por eso cuando nos salimos del libreto fracasamos y por eso nuestros adversarios tienen que inventarnos intenciones ocultas cuando buscan desprestigiarnos.

Tres: al esconder nuestros errores y debilidades agrandamos al adversario en un nivel que no puede alcanzar por sí solo.
Ni Macri es Hitler, ni el peronismo es el stalinismo, ni la Argentina en el Mercosur es Weimar, ni el pueblo argentino ha sido destrozado en la última década por una guerra por el dominio del mundo, ni vinieron fuerzas imperialistas a liberarnos sino todo lo contrario, ni tuvimos que bajar ninguna bandera porque ganó Macri en Capital, ni Macri se pudo permitir cuestionar una sola de nuestras banderas en su discurso de ayer.
Como dijo Freud en célebre conferencia, "no siempre un habano es un falo" y –me digo- no siempre una derrota puntual indica tendencias permanentes. al menos, no las que culpan a la sociedad porteña.

A diferencia de la República de Weimar habrá que buscar en nuestras debilidades y errores el motivo de la reelección de Macri y trabajar sobre ellas para que en la próxima elección local también la Capital de la Argentina tenga un gobierno orientado a la soberanía política, la independencia económica, la justicia social y el mayor espacio para el desarrollo de las diversidades para todos los argentinos. Y Macri, a no dudarlo, declamará ahora lo mismo, porque hasta buena parte de sus votantes quieren escuchar ese discurso.
Todo está dado para ganar por Cristina 2011 en agosto y en octubre y con votos de Capital, así que condenar a la sociedad porteña
a las víctimas de los que se benefician del Macrismo, como Dijera Galasso- no es un camino ni una explicación.
Ahora Macri tendrá que incumplir sus pocas promesas o pasarse a nuestro bando.
Sabemos que no va a hacer lo segundo. Seguirá como el repetido valor local de una derecha aún sin líder en el país. Si hacemos lo nuestro bien, la Nación seguirá por otro camino.