martes, 13 de agosto de 2013

Frente a la dificultad: una convocatoria necesaria de Horacio González

Estamos en medio de lo imposible y con la pretensión de seguir adelante. Horacio González lo dice ayer en Página 12, en su artículo "Frente a la dificultad"
En medio y por imperio del malentendido prosperamos a pesar de una desventaja esencial: nos revindicamos como pueblo en un sistema que se reproduce en nuestra contra, el capitalismo. Y lo hacemos en el peor momento, aquel en que, como dijo Zizek a los indignados de EEUU "el matrimonio entre el capitalismo y la democracias ha muerto".  Lo hacemos cuando todo -desde los medios hasta las agencias internacionales, los ex progresismos, desde los fondos de fomento hasta el espionaje- avanza con la exclusión y lo bizarro. Entre el fuego cruzado que desalienta y crea realismos de derrota entre nuestras gentes un  puñado de gestas acá, en el sur de América, sostiene y ejecuta banderas de inclusión e igualdad a veces de modo glorioso, a veces a los tumbos. Garantizamos democracia en el capitalismo y aún a su pesar, a pesar de los poderes y de la oposición.
El malentendido, se sabe aunque algunos lingüistas lo olviden, se manifiesta en el decir pero suele reposar en el devenir de lo imaginario: los pueblos suelen dar lo que sienten que pueden antes que lo que indica lo medible en ellos. Horacio vislumbra que en nuestro caso algo del peronismo incide, aunque deja la sospecha de un límite en lo que yo preveo como la condición necesaria: hay kirchnerismo, reparación, memoria, verdad, justicia, soberanía, porque hubo, hay peronismo en las raíces de nuestras convicciones. El que hizo falta para ir hacia lo impensado en 2003 y seguir doblando apuestas cuando hay zozobra. Hay algo que explicar aunque nos falten elementos: mientras movimientos emancipadores históricos se mostraron permeables al virus capitalista y corrieron por diferentes vías de transformismo, el peronismo revivió después que sus peores deformaciones, el lopezrreguismo y el menemismo pudieron confundirse con su muerte.  
Es hoy por hoy un matiz que puede soslayarse si coincidimos que es la hora de recrear este desorden emancipador que encarnamos como kirchnerismo.
No hace mucho, las usinas neoliberales anunciaron la muerte de los grandes relatos y muchas mentes bienintencionadas salieron a darle la razón a aquel enunciado que parecía romper definitivamente con las lógicas antiguas del progreso, la liberación, la igualdad, el paraíso posible de ser construido en la sociedad humana.
El devenir del mundo, esto es el avance financiero militar y la resistencia de los pueblos allí donde los grandes relatos no se despegaron de su origen, vino a poner las cosas en otro lugar que el que esperaban los escribas posmodernos: el encuentro entre el legado originario y el marxismo en Bolivia, la gesta por la nueva república en Venezuela, la gesta metalúrgica proyectada hacia el Estado en Brasil, la insurgencia setentista en Uruguay, el peronismo, la gesta plebeya de mayo y los ´70 en Argentina, cada gran relato hizo viable lo imposible, aquello que Cuba pareció desmentir con su soledad de décadas.
No es la revolución pero, como dice Horacio:  “el verdadero capitalismo globalizado no desea que prosiga (mos)”, el poder mundial siente que estamos haciendo banquetes usando sus cubiertos y salones, gozamos –relativamente, es cierto- del cobjijo de lo que considera su casa cuando deberíamos vagar por mendrugos en los suburbios del sistema.  
Es cierto entonces, el gran poder quiere terminar con nosotros, pero ve mellada su arma expeditiva, los golpes militares, tiene ideología y medios para confundir pero poco para convocar, menos para esperanzar, sus liderazgos son menos que estrellas fugaces. El tiempo, las convicciones y la decisión, pero también el gobierno aún están de nuestro lado. El futuro no está escrito pero sí sabemos dónde está la puerta de acceso: hay que revertir agosto en un triunfo en octubre, ir por más como lo indica nuestro relato.   

Frente a la dificultad

 Por Horacio González

Hasta el momento, un sutil e implícito descentramiento vino jugando a favor del Gobierno. Ha tenido trato con el vacío y la plenitud, ha surgido de un vértigo y creó una institucionalidad movediza que puso sobre la arena política debates cruciales sobre la historia colectiva. Sale machucado de esta jornada, pero su compleja respiración sigue viva. No es anticapitalista, pero no todos los procapitalistas caben en él. Verdaderamente, el verdadero capitalismo globalizado no desea que prosiga. No es antirrepublicano, pues sus actos, que proyectan reformas institucionales o leyes avanzadas, se someten al debate parlamentario y al juego democrático general. No obstante, sus impulsos reformistas son pretextos variados para la crítica de un neorrepublicanismo que a veces siente estar frente a una dictadura. Tampoco el Gobierno es enteramente peronista: si buena parte del peronismo cabe en él, no todo el kirchnerismo cabe en el peronismo. ¿Y el peronismo? Visto desde su propia complacencia, está escindido para siempre, aunque conserva el mismo nombre. Hay en su interior el dilema de origen: o su memoria da paso a otros rumbos o se instala en su ocaso litúrgico.
El Gobierno no es contrario a las inversiones extranjeras, pero buena parte de su adversarios lo acusan de ahuyentarlas, lo que hace sospechar la paradoja de que cuando lo critican por verlo contrario a tales inversiones es por su tendencia nacionalizadora, que sin dejar de ser genuina, no se realiza en la época de Scalabrini Ortiz sino en la de los fondos buitre. El Gobierno gobierna en la dificultad, no en el auge. ¿No lo sabíamos?
No menosprecia cierto privilegio hacia el revisionismo histórico, pero reivindica a los principales héroes de la Ilustración argentina, no desdeña a Sarmiento ni a Lisandro de la Torre, e incluye un saludo explícito a la reforma universitaria de 1918. Mientras al peronismo más estricto le gusta recordar que la gratuidad de la enseñanza universitaria explícita viene de Perón, la Presidenta puede saludar este hecho de naturaleza democratizadora en lo económico, aunque acentúa la historia democratizadora esencial. ¿Cuál es? Que ese reformismo universitario progresista es el que ocurre en la conciencia institucional universitaria, en el corazón de los saberes humanísticos. Precisamente en aquel año en que Deodoro Roca, el último gran hombre de la gran Ilustración argentina, escribe el Manifiesto Liminar. Hay que saberlo.
Como nunca, dado el carácter repentino o su gusto por lo flagrante, los actos más diversos del kirchnerismo hicieron surgir a la luz las afecciones más profundas, las motivaciones primarias, las oscuras incitaciones del país, a veces encerradas en memorias lejanas de las encrucijadas nacionales. En el marco de una campaña adversa que, recurriendo a poderosos thrillers, género truculento que procura altos resultados emocionales, asoció al Gobierno a espantables corrupciones que taponaban toda discusión posible. Inclusive impedía la propia discusión más precisa sobre la corrupción. Puede comprobarse que a pesar de tales campañas, que hacen de la política un mundo espeluznante y patibulario, la elección realizada por el Gobierno fue su momento de mengua, pero de digna resistencia ante tales ataques.
Más que multipartidarias, esas arremetidas lanzaban sus flechas desde una condensación mediática inusitada. Se atacó al Gobierno bajo la hegemonía de la injuria fácil, arma conservadora por excelencia. Los resultados electorales dicen que el Gobierno resistió como pudo la tensión en sus ciudadelas. Si los resultados que obtuvo no son ni espectaculares ni lo desobligan de mayores compromisos explicativos, le trazan ahora un horizonte donde deben convivir con reorientaciones y reflexiones más exigentes. Exámenes internos, rigores analíticos mayores, son sin duda lo que el momento aconseja. ¿No lo sabíamos? Hay que saberlo.
Descartemos dos visiones extremas. Se equivocan quienes suponen que hay un “aparato estatal” que tiene efectos coercitivos sobre el voto –el viejo espectro del clientelismo–, como quienes también digan que los “aparatos comunicacionales” hayan llenado de comidilla servil a la oposición. Es obvio que eso existe, son elementos de cuya abstención no puede jactarse ninguna elección. Pero para comenzar a hablar, no vale ya decir lo obvio. El voto como entidad colectiva es lo que se sabe a sí mismo como señal de validez, es lo ya dado, no como operación espuria. Existió la voz gubernamental, y la otra voz. La frase “la patria es el Otro” adquiere ahora su verdadera dramaticidad. Lo sabíamos.
Pero es necesario decir también que hubo varias campañas. La de los partidos, coaliciones, ligámenes personales. Y la “otra campaña”, hecha por los karatekas de las sombras, alegres comediantes de individualismo posesivo, que sin duda tuvo grandes efectos. Se basaron y a la vez crearon un tipo de elector desideologizado, que convive con la inmediatez de tiempos quebradizos y en donde la mundialización de los gustos y formas de vida ejerce un mandato de condena, en términos de sumisión y pobreza, sobre millones de personas en todo el mundo. Vivimos bajo nuevas formas de vigilancia, consumo, simbolizaciones sumarias pero efectivas en la creación de estilos políticos bajo dominios tecnológicos que implícitamente definen la cantidad de hombres y mujeres que serán marginados o víctimas del hambre y la inanición. De nada de esto saben Massa o Macri, pero desde ya deben demostrar querer saber más de esto los que hayan dicho que escucharon flamear antiguas y nuevas banderas populares.
Es un lugar común admitir los errores sin decir cuáles son, pero en la raíz de la situación vemos un gobierno que cosecha un caudal mediano de votos –aun siendo la primera fuerza nacional y manteniendo quórum propio en las cámaras–, y que no merma ante los electores por sus deficiencias, sino por lo que largamente ha insinuado, su reformismo atrevido y no sus dimisiones. Porque hay un supremo error en todas las fuerzas políticas de nuestros países. La poca atención que se presta a las nuevas configuraciones de dominio, el mando mundial, que tiene las más oscuras zonas de disputa, que afectan los viejos legados democráticos, que adoptan la imposibilidad de detener guerras latentes, provocándolas. Larvadas o intermitentes, lanzando operaciones bélicas de todo tipo. Mantener las instituciones democráticas es vital; tan vital que solo se lo hace yendo a la cepa última de esta situación, esta estructura de escasez que propone el mundo capitalista real para las clases populares, y no tanto una fenomenología social válida –seguridad, inflación, corrupción–, temas que cuando las izquierdas populares no toman adecuadamente, están más fácilmente disponibles para que los nuevos conservadores se apropien de ellos, porque ellos no son ni quieren ser sino eso.
Todas las nociones colectivas, lo social como signo emancipador, están en riesgo. Países donde se ha avanzado en esos conceptos –finalmente culturales– sin abandonar desarrollos productivos que no afecten el destino de la humanidad, lo humano mismo, son precisamente los países cercados por nuevas alianzas estratégicas –como la del Pacífico– y decisiones de agencias secretas que repentinamente ven un objetivo militar en el avión de Evo Morales. Son coacciones que fuerzan a la clase política mundial, inclusive a la que en el pasado mostró aspectos que podrían llamarse progresistas, o tercermundistas, o de liberación social, a convertirse en el programa del liberalismo obligatorio, que ya nada tiene que ver con herencias venerables del siglo XVIII. Ahora es un liberalismo que puede no aludir a invasiones, bombardeos, confiscación de embarcaciones, administraciones de la usura mundial que tiene a su servicio cortes supremas, aviones militares no tripulados, pero aparece como su complemento. Apéndice que en su mejor nivel es medroso y en su peor nivel es oportunista y pusilánime. Ese neoliberalismo se apresta a volver, alimentado por afluentes sombríos, que algunos conocen bien, otros no aciertan a detectar, aunque pronuncien muchas veces palabras superficialmente adecuadas. Lo sabíamos. Es tiempo de auscultar lo que somos, interpretar con agudeza los nuevos horizontes de justicia y rehacernos en el acoso.

lunes, 12 de agosto de 2013

Repasando las PASO 2013

LAMERSE LAS HERIDAS ES COSA DE PERROS.
Hace milenios que los humanos perdimos la propiedad antiséptica que tiene su saliva, pero tenemos la inteligencia suficiente como para modificar lo necesario de una elección a otra y ganarla. 
Tenemos pueblo con historia de nuestro lado, militancia, soiidaridad, y como dijo Cristina anoche, coraje para seguir gobernando en favor de nuestro pueblo. Enfrente hay marketing, decepciones y odio. VAMOS COMO SIEMPRE: POR MÁS
Antes de irme a dormir y con las primeras impresiones de estas PASO aún en la retina y los testículos, adelanto un par de reflexiones no sin dejar de aclarar que evitaré consideraciones estratégicas, referencias a la coyuntura mundial y precisiones ideológicas ya que no veo en estos aspectos grandes diferencias con los procesos  anteriores y los resultados fueron diversos.
Por otra parte, considero que abrir dudas acerca de cuál gestión de gobierno está mal, más o menos o bien, es una tarea para el largo plazo, que básicamente se jugará en soluciones post diciembre. Pero como también dijo Cristina hace un rato, no es hora de prometer lo que no se hará. Así que aún cuando en el mediano plazo resolvamos cuestiones como FFCC, dólar o el imaginario “patas en la fuente”, nada de esto parece materia central en estos dos meses.
También dejo de lado que se trata de primarias y legislativas ya que creo que si bien las presidenciales inclinan a la sociedad a manifestarse más a fondo no está escrito en ningún lado que la diferencia entre unas y otras tenga que tener esta magnitud.
Además dejo de lado que la proyección de estos resultado nos dejaría igual o mejor que ahora a nivel legislativo. Esto puede ser cierto en las matemáticas pero puede no serlo en la política: si se repitieran los guarismos esto incidiría a nivel social (dos derrotas no son lo mismo que una en el ánimo de la gente, la militancia y –sobre todo- en el de los enemigos del proyecto) y a nivel burocrático (con una segunda derrota no está escrito que no haya quienes salten el charco una vez elegidos)
Entonces, digo que estas PASO:
1-      No pueden compararse con las legislativas de 2009, ya que en aquel momento nuestro principal referente perdía con una creación mediática tras una dura derrota en el conflicto con la Mesa de Enlace y la traición de Cobos. En cambio, esta vez
1 a - perdemos sosteniendo un candidato que hubo que poner en juego con menos tiempo que el que tuvo Massa para armar su propia candidatura, retirada mediante de Randazzo tras accidente de Castelar.
1 b – ya hay más de un antecedente de cuánto aprovechan estas estrellas fugaces el capital que reciben de una elección ganada
1 c - A aquella derrota del 99 en Provincia de Buenos Aires la sucedió la consolidación del PRO como fuerza capitalina y cabeza de la derecha, mientras que en ésta:
1 c 1 -el PRO, como le dijera hace un rato el “politólogo Feinmann (el malo) a Michetti, resultó derrotado por la sumatoria de votos UNEN
1 c 2 – con este traspié Macri se manca para la carrera presidencial (no digo definitivamente ya que Argentina es rica en resucitados), deja a la derecha sin referente presidencial a dos años de las presidenciales, con el agregado de que:
1 c C3 - el actual triunfo de Massa traslada la disputa 2015 al seno del peronismo (en su sentido amplio, es decir con basura menen-Duahldista y todo) y Macri no tiene nada para ofrecer a ese espacio más que el aporte de una fuerza no peronista provinciana (CABA no deja de ser una provincia en ese sentido) aporte por el que a lo sumo podría cobrar algo que a Macri no le interesa (una senaduría). Encima:
1 c 4 – Si no cambian mucho las cosas para octubre Michetti con cuatro años por delante en el senado, pasa a ser una socia mayoritaria en relación al resto de sus pares del PRO, incluido Mauricio. Considerando las solidaridades de la cultura PRO…
1 d – Por supuesto, si la UNEN no fura una versión bizarra y aún más derechizada de la ya bizarra Alianza, se podría esperar que estorbe el futuro del kirchnerismo de un modo que por ahora resulta difícil prever, habida cuenta de la vocación de no - poder institucional de cada uno de sus miembros y del no conjunto que componen.
2-      El resultado de Provincia de Bs. As. es modificable hacia octubre, entre otras cosas porque:
2 a – No está claro que Insaurralde haya tocado su techo y estos dos meses pueden servir a aumentar su caudal de votos
2 b – Scioli juega su carrera presidencial en ello y ahora tiene en superficie y a la vista a aliados y enemigos, de modo de poder jugar todo a revertir la tendencia
2 c – Muchas intendencias importantes pondrán esta semana las barbas en remojo y buscarán cómo mejorar la cosa, por caso Avellaneda, Lanús, 3 de febrero, Morón, Moreno. Si bien no descarto que en algunas se hayan producido traiciones (x caso aliados en Exaltación de la Cruz) en otras no se vio una campaña a la altura de lo que se estaba jugando (de otro modo en  Morón no se habría jugado con Sabattella en las listas como candidato a diputado)
2 d – Hay un fenómeno por analizar y que me supera y es que si las cifras a esta hora son exactas, ha sucedido algo inédito: hemos  ganado los grandes distritos históricos del conurbano (La Matanza, Lomas, La Plata, Quilmes, Florencio Varela) y sin embargo perdimos la provincia en diputados nacionales. En todo caso apunto que con revertir algunos distritos estamos peleando en octubre.
2 e – Por supuesto no creo que el duhaldismo –no hay dudas que el aporte territorial Massa lo saca de allí- nos la haga fácil, pero ni el kirchnerismo es la renovación del 88 ni hay la posibilidad de reparto de botín que había en el `89 con el movimiento popular en derrota y decepcionado con Alfonsín, el neoliberalismo en condiciones de generar expectativas, el Estado como un cuco, etc.
3-      La falta de internas en el FPV agrega un condimento en las evaluaciones provinciales: si no se dirimen cargos y figuras ¿alcanza con la “continuidad del proyecto” como convocante para ir a votarnos? Con que este factor incida en un 5 ó 6%, si le encontramos la vuelta estaríamos peleando en casi todos los distritos perdidos, salvo:
4-      3 a – Santa Fe. Otro enigma a dilucidar: Se decía que Rossi era el que tenía dificultades para acumular y disputar. La suerte de Obeid muestra que el problema en Santa Fe es la experiencia de su pueblo con lo que fue el peronismo en las últimas décadas (Reuterman, el mismo OBeid) y que si bien un 20 y pico % no sería despreciable para las próximas presidenciales, revertir esta realidad local implicará un cambio de estrategia cuyo eje no vislumbro aún. Córdoba parece plantear el un problema similar.
5-      El caso de Mendoza estaba cantado: el tipo que pierde con Cobos esta vez fue antes contra Pérez metiendo los votos de la cana provincial en la interna del FPV. Le sirvieron para ganarla, pero no para las PASO.
6-      En primera conclusión, entiendo que hay mucho para revertir de cara a octubre y que es posible en una medida importante
Bien, es un repaso sumario y electoralero ya que esa, me parece, es la esencia de las PASO.

Un abrazo y a laburar a lo mormón