lunes, 26 de noviembre de 2012

NESTOR PERLONGHER,HOMOSEXUALIDAD Y MILITANCIA EN LOS ´70

Esta noche veo entre los árboles la luna llena. A Néstor Perlongher, recuerdo, solía darle risa la luna llena. 
Tratándose de los ´70 es preciso decir que vivíamos en tal estado de gracia que se veces no sé si es lo vivido o mis deseos,                                          
En todo caso, tampoco sé si hubo luna llena el día de su partida en el exilio, hace 30 años. 
Comparto algunos recuerdos que relaté en su memoria hace un par de décadas.

NESTOR PERLONGER: SER GAY EN LOS ´70
Néstor Perlonger fue sucesiva y paralelamente científico social, poeta, pensador
En los ´70, por encima y detrás de estos avatares Néstor era un militante.
Desde la Carrera de Letras había llegado al ejecutivo del Cuerpo de Delegados de Filosofía y Letras de la UBA y, sin gastar palabras en discusiones que a veces llevaban días enteros, Néstor estaba a cargo de una actividad: era responsable de la autodefensa de las movilizaciones.
Molos, palos, grupos, objetivos, la Guardia de infantería y los hidrantes eran su problema, y para resolverlo desplegaba un menú tan monótono como eficaz: "fulano aquí, acá una pareja, en esta esquina van cuatro, las molos van allá, estos cuidan en la peatonal que nadie se queme, en la semana hay que ir a estos bares a ver si sirven para hacer control".
Pero sería erróneo decir que Néstor era solo un militante. En un tiempo de sexo en blanco y negro, Néstor era un homosexual visible, explícito, provocador.
Se vestía, hablaba y gesticulaba, como le parecía que podía dejar más clara su elección sexual y cuando quedaban dudas las aclaraba. Si en algún momento Maradona paseó un tapado blanco de piel en la ilusión de que ningún símbolo de poder le quedaba chico, Néstor se reía de la pacatería en el ´70, cruzando Puente Alsina, también con un tapado blanco, de piel sintética, a las 2 de la mañana, bancándose las puteadas de canas, ociosos y laburantes hasta hacerse una figura cotidiana.
Mucho antes que el resto de nosotros, Néstor había percibido que en la década del cambio la argentina conservadora guardaba un reducto casi inexpugnable: la revolución sexual no entraba en la disputa.
A contramano de su tiempo, tampoco fue un tipo digerible en el "mundo homo", ya que percibía los mismo tics pero en versión ridícula. "Es paradójico que para defender nuestro espacio debamos abrazar la causa de la pareja monogámica burguesa como forma de unión, cuando todo el mundo empieza a comprender su carga de cinismo y repetición".
Insatisfecho con la oferta de una militancia castrada o una homosexualidad cortesana, Néstor tendía un puente de rebeldía entre sociedad y sexo y nos provocaba con su coherencia.
Después vendrían la fundación del Frente de Liberación Homosexual, el golpe y su partida, la Universidad de Campinas, el SIDA y su muerte.
En el medio, poesías como aquella que, sin nombrar al Proceso, enumera todos los quehaceres cotidianos de la gente y la ciudad para repetir en cada pausa "hay cadáveres..."


sábado, 17 de noviembre de 2012

DÍA DEL MILITANTE, carne contra hierro. Qué fortaleza

Voy a estar en el Luna Park esta noche, en el adelanto (le dicen avant premiére) de Néstor.
En el Día del militante.
En los tiempos en que Néstor, Cristina, también yo, empezamos a militar, estos días eran de -ya no se dice- balance y perspectivas. ¿Soy militante?¿lo hago como esperan de mí? ¿me lo merezco?
Así que entrada en mano me pregunto si corresponde, si me vale ese privilegio o , como otros, llega por encrucijadas que poco tienen que ver con la fortuna, pero se parecen. Hace un par de días cumpli años y me viene casi como un regalo.
Ya quisiera estar allí, entre compañeros. Pero faltan horas y la ansiedad, el pensamiento, la ideas se disparan, van y vienen.
Me digo: ¿Qué mejor lugar y compañero para celebrar el Día del Militante?
Y con Néstor, los que están: Cristina, Fidel, Lula, Evo, Chávez, Hebe, Estela, Ana y Emiliano para representarme a todos.
Y los que no están pero me tiran un recuerdo cada tanto, Analía, Manuel, Tito, el negro Honores, Ortega Peña, el Chacho rubio, el Gallego, la Perro, Pascual de Villa.
Hace unos días le dije a alguien "lo nuevo llega porque se lo espera" y me disfracé de "lo nuevo". Y lo que siguió fue un "no" en los hechos. Y punto
Nada más fácil de refutar que la convicción de uno: basta con un no. Y sin embargo nada más fuerte, inconmovible, trascendente, que una convicción que se comparte entre muchos.
Hubo al menos dos momentos en que me maravilló sentir que en un poquito, un mínimo de materia podía alojar tanta energía y humanidad como aquella que sostiene la militancia:
1: Era el 2004 y tras las firmas de Néstor e Ibarra entrábamos en el predio de la ESMA en primera fila, tras las madres y abuelas. La fila era compacta y apuraba, así que habia que rodear con los brazos, cobijar, a madres y abuelas, a la vez que afirmarse para que no empujen los de atrás.                    
La delgadez de esos brazos, sus pequeños cuerpos, ese casi no-peso daban una sensación de irrealidad: sin embargo parieron la militancia de la dignidad, la memoria y la justicia en nuestro país y el mundo.                  
Otra situación y tan gratuita como la primera:                                        
2- Conferencia Mundial sobre vih-sida y ETS. Durban año 2000. Beca, presentación de informe con ayuda de muchos ya que mi inglés no sirve ni para pedir un Juancito caminador. De paso: hicimos grosa movida con el resto de los latinoamericanos para que en todos los espacios haya traducción simultánea al español. No anduvo pero hasta Winnie Mandela incluyó nuestro reclamo en una movilización contra los laboratorios, miles al trote y cantando como los dioses.                                                                       Vuelvo a la Conferencia: En el cuarto día estoy llegando al edificio donde se hacía el cierre. Una limusina estaciona al lado mío sin que me de cuenta. Un tipo mucho más alto y ancho que yo abre la puesta trasera, de mi lado y alguien baja, justo cuando empiezo a notar que estoy -nuevamente. donde no debo.      
Digo "noto", pero no es ese el verbo. Como seguí avanzando, la persona que baja queda en mis brazos, casi a upa. (y ahora me acuerdo de Néstor y su comentario sobre ese poca cosa de Deángelis cuando se hizo llevar en cana)                  
Así que ya con Nelson Mandela en mis brazos trato de explicar, pedir disculpas, soltarlo y que a los muchachos que nos rodean les quede claro que es todo casualidad y torpeza. Y Mandela que asiente y se deja rodear por su comitiva que lo conduce al interior del predio.                        
Ya solo, me doy cuanta que más que la presencia de los guardaespaldas me inhibió la pequeñez, lo etéreo de ese hombre que bancó décadas de las peores cárceles para ganar junto a su pueblo la primera fase de la lucha contra el aparteid.
Pero tengo que ver el cierre de la Conferencia y Mandela va a hablar y aunque no pude saludarlo como hubiera querido antes o después de ese momento en que me quedé sin línea, me apuro a entrar.                    
Creo que la sala va a estar ocupada, así que ya planeo ir adelante, como aquella vez que con Carlos, en la conferencia de Amsterdam, en el '91, todos los asientos ocupados en la ceremonia de apertura y en lugar de quedarnos de pie, atrás, nos vamos a la segunda fila hasta encontrar, justo en el centro, dos butacas que no estaban ocupadas aunque figuraban claramente los nombres de los invitados.                                             A su turno, cada disertante nos miraba  fijo una y otra vez para registrar en nuestras expresiones si estaba exponiendo bien o mal Y nosotros con cara de póker para desesperación de los inseguros. cara do póker que salió en todas las fotos de la apertura para intriga y dudas de otras y otros argentinos.                                                              
Pero estoy en Durban, Centro de Conferencias y Mandela no está en la sala central, donde aún hay sólo técnicos pues falta más de una hora para que inicie la conferencia de cierre.
Mandela está, lo veo al entrar en una sala intermedia, allá adelante, con todas la autoridades de la Conferencia, a punto de hablar. Todo lleno, así que enciendo la filmadora y voy hacia adelante. Estoy llegando  primera fila y Mandela ve al tipo que le hizo upa hace unos minutos y con una seña de su mano derecha me indica una silla, justo en el centro. Me siento, comienza a hablar y cada tanto me regala su mirada para la filmación. Al final se levanta, alguien habla de su salud y desaparece tras una cortina.          
Y ahí está la filmación, en casa, en una caja, un casete HI, una filmación bastante buena pero, me enteré al volver, sin sonido ya que un golpe había dañado el micrófono.                                                              
Tal vez sea el recuerdo, tal vez sea real: cuando vuelvo a mirar la filmación siento que se desprende de ese cuerpo minúsculo, de los pequeños ojos de ese hombre que fue boxeador y en el fin de sus días se movía con la más mínima materia posible, que emana una energía inconmensurable. Supo agruparse para luchar, supo esperar, no claudicar ni mimetizarse con el opresor. Nunca levantó la voz más allá de lo que esperaba su gente, nunca olvidó la esencia de su reclamo.
Dos momentos, dos casi casualidades. Señales, diría Cristina como esa, mi primera asamblea en la facultad. casi medio siglo atrás, el Aula magna llena y yo con la sensación de que algo no se estaba diciendo. Y anotarme y subo a decirlo y me doy cuenta que me olvidé, que ni yo entiendo qué estoy diciendo. Y voces, por detrás, de compañeros más veteranos que me dicen: "seguí, seguí, que ya te va a salir, Estás entre compañeros.". Como si eso bastara para salir del brete. Y bastó. Porque en un momento todo se alineó. mi viejo haciéndose peronista el día de la fusiladora, o aquella vez que sacamos las sillas al fondo para ver al primer satélite que giraba alrededor de la tierra, o el Eternauta por entregas, que leíamos con mis amigos en el galpón los sábados a la mañana, o mi primera tarde de sexo y ¿por qué no? las militantes de los ´70, tan bellas como para justificar por sí solas tomar una decisión y sostenerla de por vida. Como la azul y roja, también.
Militantes, en el colectivo, como se dijo: personas sencillas haciendo cosas extraordinarias. Presidir un país, hacer una pintada, callar un nombre,una dirección, seguir.
Y acá estoy, en casa, junto a mi hija, esperando la hora para ir a ver el documental de Néstor. Hace unos días yo cumplía años. Hace dos años fui a despedir a Néstor. Un poco de dolor, un poco de felicidad y lo comparto.
FELIZ DIA DEL MILITANTE.

viernes, 16 de noviembre de 2012

PALESTINA: no hay neutralidad frente al genocidio

Las principales cadenas del mundo difunden el video: un automóvil avanza por calles de Gazha. Los subtitulados indican que el móvil conduce a Ahmed Yabari, al que el gobierno de Israel identifica –y las cadenas lo repiten- como “comandante del brazo armado de Hamás en Gaza, las Brigadas de Ezedín Al Kasem”.  Y agregan - unos afirmando, otros repitiendo- que Ahmed “tenía las manos cubiertas de sangre”.
Una pausa en el pensamiento, pausa que no permite la visión directa del video: Hammás fue elegida para gobernar a los palestinos en elecciones. Yabari, en cualquier país, sería reconocido como “comandante de las FFAA” o “Ministro de Defensa” del gobierno palestino. Lo de las manos y la sangre: si se gobierna un país agredido por décadas, muchas de las decisiones que se tomen causarán muertes: como ordenan asesinatos sin ser agredidos Obama, Merkel y todos los que motorizan las operaciones militares en Medio Oriente y el resto del mundo.  
Vuelvo a la pantalla: una llamarada que corona en una nube de humo ocupa el lugar del automóvil y todo termina. La vida de Ahmed Yabari es la que termina con la detonación de un misil dirigido por computadoras. Y las cadenas subtitulan “escalada de violencia, el gobierno de Israel anuncia una operación militar en la Franja ante la escalada de violencia”. De todos modos hay una novedad. Hasta La Nación titula "asesinato" lo que habitualmente es titulado "ejecución", "muerte", etc.
Dejo de lado el discurso de las cadenas de medios y me quedo en los comunicados que firma Netanyahu: agrede y se victimiza, asesina pero acusa de asesino a la víctima, prepara una invasión pero afirma que es para detener la violencia.
Entiendo, es discutible pero es mi opinión, que el pueblo judío construyó su cultura milenaria sobre dos mitos: su afán por la verdad y ser el pueblo elegido del dios único. Esa tensión recorre el conocido como Viejo Testamento, para quienes padecimos el catolicismo, emerge en sus textos, ora en una comunidad que se rehace en cada diáspora, ora en un afán de conocer que ha teñido a toda la humanidad, ora en una violencia que, salvo excepciones, se vuelve contra sus integrantes en  nombre de una verdad que impone la elección divina.
Todas las culturas se asientan en tensiones similares, pero pocas como la judía,  sufrieron esas tensiones han sufrido en carne propia en experiencias desgarradoras, sangrientas. Cuesta entonces entender cómo la búsqueda de verdad se convierte en la propaganda militarista de Israel, cómo la violencia se instala como la forma de relación con los vecinos a quienes se identifica como enemigos, cómo se reprodujeron y perfeccionaron los mismos instrumentos del Holocausto –estigmatización, supresión de identidad nacional y étnica, terror, campos de concentración, genocidio- para imponer a Israel sobre los palestinos.
Algún día habrá un análisis serio de la particular combinación que constituye el Estado de Israel: estado policial respecto a un pueblo inmediato invadido y una mentada democracia interna que sostiene el genocidio palestino, militariza todas las relaciones en todos los ámbitos de Israel, hace pública y legal la tortura, el asesinato, y todo avasallamiento del derecho de los agredidos.
Pero hoy por hoy hay algo más acuciante. Esta  no es una etapa más del genocidio.
Con Libia invadida, los países árabes bajo crisis en general inducidas -o suplantadas por invasiones, ejércitos mercenarios y terror, como en Libia- los EEUU avanzan en la ofensiva contra Irán y el control definitivo de cuencas petroleras y territorios estratégicos. Y  su aliado, el gobierno de Netanyahu se quiere llevar puesto al pueblo palestino a la vez que reafirmar su carácter de gendarme de Medio Oriente.
En tanto se producen avances y retrocesos en pos de una guerra que puede disparar una escalada bélica mundial, la mentada alianza entre ortodoxos y militaristas que se dice gobierna Israel parece no tener oposición interna de peso en su camino al exterminio palestino. Vale la pena repetirlo: una comunidad que durante milenios hizo de la verdad y su búsqueda un mito fundante, hoy sufre y reproduce las formas de perversión de la palabra que los nazis, entre otros, llevaron a su apogeo.
¿Cuánto puede caer una comunidad en esta vida signada por la mentira? Es una pregunta inquietante, pero parece una pregunta retórica cuando del otro lado de la frontera la muerte precoz por asesinato es moneda corriente.
Palestina no es una lucha más, es el posible genocidio inicial en el siglo XXI y una de las últimas manifestaciones del núcleo belicista de la globalización. Si la ofensiva prospera se estará marcando un sesgo definitivo para este principio de siglo.
No hay neutralidad posible: Hay que defender, apoyar y salvar al pueblo palestino. La consolidación de su Estado es necesaria hasta para la sobrevivencia del pueblo de Israel.

jueves, 8 de noviembre de 2012

8N O EL MUNDO ES COMO ES


Las concentraciones en obelisco y plazas provinciales se van concretando, veo que algún amigo se va calentando y hay quien se pregunta qué hacer.
¿Ahora, en pleno devenir de la no-convocatoria?¿O mañana?

Para el “ahora”me parece que la mejor es juntarse con compañeros, amigos, bebida fresca, aceitunas, pizza, la cabeza bien abierta y el corazón calentito para darle la bienvenida al capitalismo real: el de la confrontación de intereses. Uno, el de los que tienen la vaca atada y aprovechan a los que se mueven por ellos. Otro, el del pueblo resistente que al fin se encaramó al Estado y lo aprovecha -con más acierto que error, muchas veces al límite de lo posible, otras veces empujado por lo inevitable-en favor de las mayorías postergadas de nuestro país y América.

¿Qué más hacer ahora y mañana?

No calentarse. No todos los que están ahí y mañana verán su imagen en algún informativo van a seguir pensando o actuando igual. Vale la pena recordar la 125 y los muchos que fueron cruzando después. Unos porque hicieron cuentas, otros porque se dieron cuenta de quién festejaba, otros porque sintieron que por fin había un gobierno, políticos, militantes, que se la jugaban por sus convicciones.

No devaluarse. El proyecto de democracia con inclusión sigue representando a la mayoría. Y donde vale, esto es, en los sectores que históricamente se han puesto el país al hombro cuando fue posible.

No perder de vista lo importante: hay gente que se calienta honestamente y esto es posible porque este gobierno, su permanente ampliación de la democracia, ha cambiado el umbral de sensibilidad colectivo. Hemos llevado la democracia y los derechos sociales e individuales tan adelante que un apagón, un colectivo que llega tarde, un impuesto de incidencia desigual o un sueldo que se atrasa un día son un problema a resolver. Se mueven por lo que hemos avanzado con el pueblo, no por nuestras pifiadas.

No olvidar nuestra identidad, seguir avanzando con el proyecto en marcha es restituir y multiplicar bienes y derechos para las mayorías, esto es, para las aspiraciones solidarias de la suma de las minorías postergadas.

Ante el hecho callejero, la ausencia de partidos políticos, alguien menta el 2001. Hace 11 años casi todos los sectores sociales estallaban contra 26 años de imperio neoliberal, la democracia condicionada y la debilidad de los partidos tradicionales. Hoy una mayoría de todos esos sectores acompaña con su trabajo, sus proyectos y también su consumo, el efecto de 11 años de democracia con inclusión.  Una minoría, entre la que seguro habrá víctimas indeseadas del proceso transformador, protesta espasmódicamente.

No organizar ni dibujar a una oposición fantasma. Ayer tenían que ocultarse, no aparecer para que alguna protesta antigobienrno prospere. Uno o dos que se hicieron ver recibieron silbidos y rechazos: no hay, hoy por hoy, ni un sólo referente social y/o institucional de esa multitud dispersa que agita carteles con frases redactadas en multimedios.

No crear seudodirigentes desde la nada: no va ninguno no sólo porque no conducen a nadie sino también porque no se bancarían comprometerse a nada con la gente que está allí. “Seguridad”, pero oportunismo con jefes policíales cuando menos dudosos, “menos impuestos”, pero ajuste, dólar “libre”, pero devaluación, “fuera Moreno”, pero menos producción y empleo nacional y precios de los commodities por las nubes, “menos poder del Estado”, pero más poder a corporaciones y monopolios. En esto también el gobierno tiene su diferencial: se banca el día después. Cristina ganó con propuestas que está cumpliendo día a día. La oposición propone lo que no puede cumplir y silencia lo que sabe que muy pocos aceptarían.

Con la tranquilidad que da la honestidad, hay sí que recrear la imaginación, duplicar la acción política, argumentar, argumentar y argumentar.

Hay quien se preocupa porque no hay una oposición política capaz de coagular enojos. No quisiera que estos y otros conciudadanos sean ganados para el ajuste, para volver a la desnacionalización, al achicamiento productivo, al imperio del dólar en la economía, del mercado en las relaciones formales y del sálvese quien pueda en las relaciones humanas. Si sectores de la oposición recuperan banderas de nacionalidad, inclusión, desarrollo colectivo, diversidad, mejor. Lo que los kirchneristas podemos hacer para que esto pase es seguir adelante: nada convence más a un político interesado en el bien común que el ver que ese bien común se va logrando. 

Lo que obtura la circulación de la palabra es siempre tan nocivo para la salud mental como para la democracia. Al discurso agresivo, etiquetador, desmemoriado, de rechazo e insulto, hay que oponer el discurso de la unidad en solidaridad, la diversidad, la memoria y la justicia.

Al fin, recrear una unidad que no sólo sirva para atraer a los confundidos que ayer protestaron, sino también para recuperar aquello que al compañero se lo ayuda aún en la disidencia. Lo grande se construye con grandeza

MARIO BURGOS

lunes, 5 de noviembre de 2012

Favio, su partida y aquel homenaje a Cristina

Leonardo Favio ha muerto. 
No puedo refugiarme en que sigue viviendo en su obra y esas cosas ciertas que decimos cuando alguien tan querido se nos va.
Cualquiera que lo haya escuchado hablar de cine o de política, o cantar, o actuar sabe que su pasión fue irrepetible y que aún si pudiéramos recorrer toda su obra tendríamos un limitado sentimiento de la energía que lo animaba.
Elijo para recordarlo, el último homenaje que le hiciera la presidenta y el INCAA en el Festival de cine de Mar del Plata 2009.  
Sube al escenario un Favio disminuido físicamente, con tanta dificultad para sostenerse que bromea con ironía "menos mal que no pensamos con los pies". No se conforma y agrega: "bueno, algunos lo hacen".
Pero avanza en su discurso y revierte el acto en un homenaje suyo a Cristina Fernández. El homenaje que todo compañero haya querido hacerle a una compañera militante. 
Comienza como pudo haber comenzado otro: "Uno la ve tan frágil, tan bonita, parece mentira que tenga esa fortaleza de titán (...)
Favio hivana sus palabras y quizás nadie haya podido decir de manera tan profunda y poética lo que Cristina es, de dónde viene, lo que vale y representa: "Porque yo conocí la etapa de la primavera,cuando brotaron todas estas cosas que parecía imposible que se repitieran (...) A Cristina la custodia el amor hacia la gente, que es la fuerza más poderosa que pueda existir (...) Ella va muy confiada al frente porque sabe que va rodeada de los humildes.                                                                                    Siento orgullo y respeto por los dos, por su grandeza. 
Porque Favio, lejos de la tilinguería que se aleja de lo colectivo, potenció su capacidad artística al manifestar su compromiso político, su identificación con el movimiento peronista. 
Está en el último tramo de su vida, en un momento que para algunos pudo haber sido la excusa para distanciarse de lo terrenal, para refugiarse en los recuerdos, las manías o el aburrimiento. Lejos de esa fuga, Favio se carga al hombro la tarea de bancar con toda firmeza y seguridad a la compañera y traduce al idioma sencillo qué es lo que sienten las mujeres y hombres del pueblo por Cristina. 
Voz de muchas personas sin voz, este hombre que nació Fuad Jorge Jury, hace con el homenaje lo que mejor sabe hacer, recoge la voz popular para transmitírsela a Cristina. A cada palabra se lo ve afirmarse de otra manera, renace su energía, en tanto rodea con su afecto a la compañera se fortalece por un momento y su voz parece agigantarse con la fuerza de su mensaje.
Uno piensa en Hugo del Carril, Marechal, Discépolo, y entiende la felicidad de Favio de haber llegado a estos días en los que pudo decir: " Yo estoy feliz, feliz como cuando andaba de pequeño en mi pueblo, desnudo en el río corriendo con mis amigos"
Hoy, en el Programa, podríamos haber emitido el audio de este homenaje. Preferimos pasar su versión de "La Bohemme", que cantó con esa pasión que asocio a su memoria. 
Después Pablo, el operador, nos recordó que Favio, adelantado a todo como siempre,  fue el primero de los de su generación en cantar una canción de Spinetta. Así que cerramos con la versión Favio del "Tema de Pototo".