domingo, 25 de octubre de 2020

COVID19: AQUEL MITRE, ESTE LARRETA


"El aislamiento se corre al interior", refirió el artículo de Página 12 a propósito de los anuncios oficiales sobre COVID19. Pero los recursos provistos por Nación siguen malutilizandose en CABA en lugar de, reducción de contagios mediante, poder trasladar una parte allí donde las situaciones más criticas lo requieran.

Es recomendable cruzar los cuadros de las páginas 4 y 9 del informe en basó su intervención nuestro presidente.


Hay provincias al borde del 100% de ocupación de camas UTI, 12 por encima de lo controlable a corto plazo. Parece, desde una mirada metropolitana, un problema serio "del interior", "de las provincias", pero visto con sentido nacional es un problema "del país".

Por la entrada del COVID19 vía viajeros, por el rescate masivo que se realizó con esas y esos compatriotas, por la expansión que tuvieron los contagios en CABA y su proyección al AMBA, los recursos nacionales contra el COVID19 se emplearon predominantenente en esta área. Era lógico, en tanto los casos se concentraban allí, desplegar la acción allí de modo de reducirlos y proveer, mediante controles estrictos, a evitar su expansión al resto del país. 


Pues bien, a caballo de las aperturas de CABA y el crecimiento de contagios que generaron allí y en AMBA, del movimiento comercial y de alguna impunidad en personas que evitaron controles, el COVID fue cruzando fronteras municipales y provinciales hasta alcanzar el 65% de nuevos casos fuera del núcleo inicial de infección.

Entonces la situación es desesperante en las provincias, se podría concluir. Pero no. 

Si el gobierno de CABA hubiera trabajado para reducir sustancialmente los casos (eso es "un avance" Larreta y Quirós, no seguir montados en una meseta inviable), si hubiera atendido no convocar trabajadoras y trabajadores no esenciales residentes en el AMBA, buena parte de lo invertido en su zona se podría hoy redistribuir en todo el país, atento a la emergencia de cada provincia. 

Camas UTI, personal, equipos para el personal, etc. Pero no. 

Montados en su mentalidad mitrista, Larreta y su gente "siguen avanzando" con apertura de escuelas a un mes del fin de las clases, apertura de shoppings, etc. , sin miras de devolver al Estado nacional siquiera una parte de lo invertido para frenar al COVID. 


Un ejemplo: cuando la desidia de Larreta y sus funcionarios respecto a la provisión de agua en la Villa 31 generó una explosión de COVID, el Estado nacional acudió con el plan detectar y no se restringió a ese barrio, siguió con 1-11-14, 21-24, en una tarea que, además, el clasismo del Cambiemos impide pensar y menos atender. Cuántas personas, equipos, fondos, puede disponer hoy el gobierno de CABA para devolver en asistencia lo que recibió? NADA. Porque sigue parada en dos mesetas. La epidemiológica, un número de casos que hacen imposible reducir recursos sanitarios aunque sean prestados. Más si se piensa en ampliar cada semana la circulación. La meseta político ideológica desde la que miran al resto del país. Son unitarios fuera de tiempo, pero con la misma desidia y rapacidad que la de sus antecesores. 

El Estado nacional está hoy acuciado por la pandemia, pero también por los costos de volver a poner en marcha el país desguazado y desarticulado que dejó la gestión macrista. De no activarse una política nacional de restricción que interrumpa el jolgorio irresponsable y reduzca los contagios en AMBA, la provincias marchan a una catástrofe provocada, como tantas en la historia, por políticos porteños que se piensan en otro país y solo se acuerdan de la Nación a la hora de necesitar ayuda.

jueves, 22 de octubre de 2020

EL MILLÓN DE CONTAGIOS Y LOS PRO COVID19

Pagina 12 publica el artículo de Pablo Esteban sobre el millón de contagios en Argentina, con aportes de un bioinformático, Rodrigo Quiroga y el sociólogo Daniel Feierstein. 

Es necesario, indispensable, preguntarse por qué llegamos al millón de casos . 

El tema es que para pensar soluciones necesario, el abordaje debe hacerse con profesionalidad y si bien Quiroga, integrante del equipo de Aliaga, lo hace, el abordaje sociológico no avanza sobre las cuestiones prioritarias ni distingue responsabilidades a la hora de explicar cómo una pandemia que comenzó con cientos de contagios ha pasado el millón y lo que se cuenta hoy por cientos son las personas que fallecen cada día. 

Las pandemias son en primer lugar un problema de Estado. 

Es el Estado el que define qué hacer y qué no. Por supuesto que sus propuestas deben ajustarse a las formas culturales de su ciudadania, pero atentas al límite de evitar al máximo los perjuicios de la pandemia. En nuestro caso, las "flexibilizaciones" con las que se fue desarticulando el ASPO no tuvieron que ver con lo que Feierstein llama "enfoque médico", ni con presiones sociales masivas, ni con hábitos predominantes en nuestra población, sino con una disputa de poder. 


LAS DOS BATALLAS

Mientras el gobierno promovía restringir la circulación, el gobierno de CABA, la mayoría de los medios de comunicación y buena parte del sector empresarial más concentrado fueron boicoteando esta política a la vez que accionando sobre todos los malestares que puede provocar una cuarentena. Ello implicó dos frentes para el gobierno: la agresión del COVID19, la de la oposición pro-COVID.

¿Es posible que haya algunos sectores que accionaron de modo que se favoreciera la expansión del COVID19? Es posible a partir de una confluencia entre intereses diferentes.
Económicos: el Estado amenazaba y de hecho concretaba la traslación, hacia lo sanitario y lo social, de recursos estatales de los que que los sectores de mayor riqueza gozaron durante los cuatro años de Cambiemos. Con la frazada más corta, IFE, medicamentos gratuitos, aumento de jubilaciones, el rescate del sistema sanitario son inaceptables para quienes venían mediando de la especulación, la fuga de divisas, la apropiación de bienes públicos. 

Una de las batallas centrales en la que se fue modificando la correlación de fuerzas justamente la generó un líder de ese espacio: Roca, despidiendo a 1400 trabajadores en medio de una prohibición por ley. No se trataba sólo de esos 1400 trabajadores sino de la percepción social de ese conflicto. Si aún siendo denunciado por el presidente Fernández el carácter miserable de la decisión de Roca, la empresa no volvió atrás en su decisión, el resultado fue que uno de los sectores más convocados por  la  cuarentena, las y los trabajadores asalariados, tomaron nota de la fragilidad de su situación. Conservar el empleo, buscar algo alternativo, se hizo prioritario a cuidarse del COVID19.

Lo del gobierno de CABA tiene un tinte menos productivista que el "que trabajen y que se contagie el que se tenga que contagiar" roquista, pero aportó a la misma campaña. Toda la economía capitalina gira alrededor del área de servicios, por lo que Larreta fue invocando cada espacio como una "demanda social", desde los corredores nocturnos hasta las peluquerías y bares.  

Y el ideológico, compartido, al igual que el económico por los medios afines: disputar contra cada decisión del gobierno nacional. Larreta y Acuña, reclamando clases a mes y medio del fin de calendario, son un ejemplo que ahorra argumentos. La aceptación forzada de esa "propuesta educativa" es indicativa del estado de debilidad en que quedó la propuesta "médica", en realidad sanitaria, en la disputa de poder descrita. 

Increíble que no se citen las advertencias del ministro y el vice ministro de salud de la Provincia de Buenos Aires, Gollan y Kreplak respecto a que cada apertura en AMBA iba a repercutir en la explosión  de COVID19 en las grandes ciudades del interior. Los trataron de "Dr. Muerte" un 90% de los medios de comunicación. Eso a pesar que no profundizaron en un plano que afectó sumanente al Conurbano. La mayor parte del trabajo capitalino lo realizan trabajadoras y trabajadores del otro lado de la General Paz. La explosión en el Conurbano tuvo que ver con esto, el virus no nada en el Riachuelo, son quienes van a trabajar a CABA quienes se contagia y lo trasladan,  apiñados en transportes legales que no pueden ser controlados e ilegales idem.

DEL ASPO A LA FLEXIBILIZACIÓN 

Es en el Marco de esta disputa que se producen y suceden las diferentes "fases" que atravesó la política antiCOVID19 y no hay forma profesional de abordarla si se ignora este Marco
Varios de los puntos que se mencionan sabemos fehacientemente que no Incidieron de modo sustantivo en el millón registrado de casos o la cifra que pueda deducirse a través de modelos matemáticos. El sociólogo nos dice que "se debió informar cuanto duraría la cuarentena". Cómo si aún a la fecha no hay modelo que acierte cuando la caída de casos no es solo un efecto temporario? "Que (la cuarentena) no debe ser muy extensa". ¿Por qué? ¿Qué es extenso? ¿Tiene algún ejemplo equiparable al COVID19 de cuarentena moderna? ¿Como lo asimila a esta? Si hubiéramos sostenido una cuarentena similar a la sostenida alminciio en AMBA, pero por cuatro meses, con habilitación progresiva de circulación restringida a lo esencial, alimentos, salud, energía, seguridad, con control estricto de circulación interprovincial hasta hoy: ¿cuántos contagios estima que tendríamos?¿cuántas muertes?
"Que no planchen la economía". ¿Qué categoría sociológica es esa? ¿planchen? Supongamos que se habla de no reducir el ritmo de la economía. ¿Quién dijo que una cuarentena necesariamente llevaría a la recesión cuando la recesión ya estaba y venía muy profunda desde el gobierno anterior? Los hospitales nuevos, la incorporación de trabajadores de la salud, toda la producción sanitaria que se disparó, indican que se puede hasta promover más actividad, siempre y cuando se cuente con fondos para eso. Más actividad no sólo en lo sanitario, tambien en otras áreas productivas de menos concentración en un lugar. Pero todo ello implica disponer de fondos y es lo que el capital concentrado no puede permitir.

La "plancha" no tiene que ver con la cuarentena sino con que actividades se benefician de los recursos disponibles. Quienes quieren llevar al dólar a las nubes para comprar activos por centavos están hoy afectando la economía más que el COVID19 y a favor de éste, ya que insumen recursos y horas hombre que el Estado necesita dedicar a parar la pandemia Y reactivar la economía. Pero el capital especulativo considera un robo el uso sanitario de recursos.  Tan acostumbrado está a medrar del Estado, de la fuga de divisas, las especulaciones cambiarias, la retención de granos (¡harina a un dólar!), etc.  No sólo se opuso, al proyecto de contribución ordinaria desde que se conoció. Ni se le ocurrió hacer una colecta básica entre sus miembros.

Las pandemias son en primer lugar problema de Estado, digo al comienzo. Agrego: y de su capacidad para enfrentar a los intereses que se benefician de su fracaso. 

Hemos logrado sacar al neoliberalismo del gobierno, pero salir del desastre en que nos dejó y neutralizar su poder económico y mediático dedicado a desinstitucionalizar el país es una tarea de más largo plazo. 

Ese es el problema principal con la pandemia. Tenemos la estrategia que pudimos implementar en medio de la disputa de poder, no la que hubieran permitido mejores condiciones económicas y de gobernabilidad.

LO COLECTIVO Y LO SINGULAR DE LA PANDEMIA
Frente a los factores que hemos desarrollado,  las costumbres, la responsabilidad, etc. de nuestros compatriotas son, en términos epidemiológicos, secundarias. 

Si el mensaje de Estado, tanto en el sentido restringido de aparato estatal, como el amplio, que integra el resto de las instituciones y medios, es contradictorio y hasta antagónico, la consecuencia social será  la dispersión, la preocupación por otros temas, el descuido.
Contra lo que suelen pensar algunos, los humanos no vivimos previniendo sino viviendo,  a cada individuo singular no lo mueve la preocupación por la la salud sino la sociabilidad, la búsqueda de satisfacción, la creación. Pero justamente referenciamos en el Estado aquello que nos atañe a todas y todos. 

Frente a una amenaza sin solución -el COVID119 aún lo es- la reacción natural no es vivir pendiente de ella sino dedicarse a la sobrevivencia y lo que sí se puede resolver. Esta ecuación sólo la puede cambiar la intervención del Estado: "ponemos toda nuestra fuerza sanitaria, legal y recursos para enfrentar la pandemia". Pero este mensaje se percibe desde lo discursivo sólo si se realiza en lo concreto. Cuando salir a correr, tomar una cerveza en la vereda o ir a la peluquería puede equipararse desde la acción de Estado a contagiarse, enfermar o morir por COVID19, no hay apelación a la responsabilidad individual que pueda equipararse.

Nuestro pueblo convive hoy con haber pasado un millón de personas por la experiencia de tener COVID19 y  padece haber perdido más de 27000 vidas. Asignarle responsabilidad por esta situación, frente a la magnitud de la ofensiva procovid que venimos soportando desde las primeras medidas de gobierno, es sumarle un cargo que no merece. 

Nuestro gobierno ha intentado, con algunas salvedades que coincido con Aliaga, dar batalla. Pero el frente proCOVID fue aún más fuerte que el virus y más  responsable de los resultados que vemos a la fecha.

Coincido también con lo que expresa Quiroga respecto a la necesidad de reconstruir el contrato social, pero creo que para ello hay que entender que ya existe un  mensaje de la sociedad: salvo sectores muy acotados, nuestra gente sale de su casa sólo  por lo indispensable. Dejemos de tomar el ruido del lobby y los medios como expresión de mayoría. Cuando se circula por los barrios pobres, de sectores medios bajos, esa es la inmensa mayoría de la población argentina, las y los que circulan lo hacen para procurarse trabajo y/ o lo indispensable para que los suyos sobrevivan. 

Si podemos hacer lo posible para cubrir necesidades y que esa circulación no sea necesaria, volveremos los contagios a un nivel manejable y sabremos que hemos hecho todo lo posible para preservar nuestras vidas, las de todas y todos. 

lunes, 19 de octubre de 2020

BOLIVIA, OTROS RITMOS. EL TIEMPO Y LA SANGRE


Ganó el MAS en primera vuelta.

Está todo por verse, pero el punto de partida de esta nueva semana, de este nuevo momento, de esta nueva fase en la lucha del pueblo boliviano, es su triunfo en la urnas, de la mano del partido que la derecha quiso destruir, a sólo diez meses de un golpe sangriento, racista, depredador, que supo reunir Fuerzas Armadas, fuerzas represivas, la fauna separatista y racista que domina la Media Luna "camba" con Macri, Bolsonaro,  la OEA y Trump.

Recuerdo los primeros días del ataque golpista a pueblos enteros, los linchamientos. Las primeras horas que se fueron extendiendo hasta la renuncia de Evo, la "asunción legislativa" de la usurpadora Añez. Recuerdo esa mezcla de espera, rabia contenida, sacrificio y algo indescriptible que parecía campear, a los ojos de nuestra militancia, en la actitud de la mayoría del pueblo boliviano.  Cada día parecía demasiado y más de uno se preguntaba por qué  el golpe sigue adelante, cuándo se lo detiene. 

Sin solución de continuidad, ya instalados los golpistas en el gobierno, todo tiempo comenzó  a parecer poco. Evo y otros referentes salvados en parte por nuestra solidaridad, los procesos a dirigentes, las proscripciones, los planes a futuro de los golpistas. Otra vez, a una mirada "desde acá", todos parecían presagios de pérdida a largo plazo de la democracia en la república hermana. 

Hay un algo en nuestra forma de ver el tiempo desde el centro de CABA, los "centros" de Conurbano, las grandes ciudades, que se ralentiza al alejarnos un poco. Es cómo vivir y siente su vivir la mayoria de nuestra gente. Pero el apuro se reinstala en nosotros apenas volvemos. Y lo peor, vivimos y pensamos como si ese fuera el único tiempo.

Hay que repetirlo, la cultura oligárquica en América Latina es una continuidad del ojo colonial. La sangre del pueblo regó independencias, el sucesor del amo (a veces el mismo amo) se apropió de lo más  y lo mejor y desde allí construyó su poder en cada nación.  De la impronta colonial y sus sucesores pudo dar cuenta Castelli, salvado de milagro de la ira de los ricos cuando llegó a lo que hoy es el territorio boliviano, mentando la hermandad americana, la igualdad entre criollos y originarios.


DIEZ MESES se tardó el pueblo boliviano, sus dirigentes, refrendados en esta Victoria como estrategas que no comprendimos del todo en su devenir, aunque sí contribuimos a su sobrevivencia.

Recuerdo el entierro simbólico del ALCA, en el Estadio Mar del Plata. La previa al acto, un buffet improvisado cerca de la entrada al palco central. De mañana, tras horas de preparativos, un café con leche en el mostrador, bancos altos. Miro a mi izquierda, un colla alto, fornido me saluda. Reconozco a Evo, en ese entonces una esperanza. Nos damos la mano y comienzo a preguntar. Y Evo, aún en el llano total, va hilando sus respuestas con una seguridad que en las últimas décadas sólo pudimos ver en Néstor, en Cristina. La seguridad de quien confía en su pueblo y confía en que va a hacer sin resbalarse lo que su pueblo necesita. La apertura de la puerta es inminente, pero encuentro espacio para una última pregunta. "Compañero: ¿cree que esta vez tendrán la suficiente diferencia y la derecha no dará un golpe?".

La respuesta: "Es el momento. Vamos a ganar y la región acompaña". La puerta se abre, vamos al palco.

No hay dos procesos populares iguales. Tampoco hay dos momentos iguales. La derrota del ALCA, Busch el primer presidente estadounidense que regresa perdidoso de una negociación internacional, la región con pueblos recuperando gobiernos, era ese momento. El momento.

No es éste. La pandemia, la guerra económica que sostiene Trump, el control del patio trasero como una de las condiciones de su fuerza, gobiernos serviles al imperio, con la única excepción de Argentina y Venezuela.

No hay dos procesos populares iguales, pero hay un denominador común que Evo y sus compañeros supieron percibir, que el pueblo boliviano señala con su conducta mayoritaria. 

La oligarquía boliviana, como la Argentina, no tienen proyecto para todas y todos los habitantes de sus respectivos países, tampoco para sus mayorías. Su único horizonte actual es conservar poder, rapiñar lo público, fugar divisas, rematar riquezas que no puedan explotar en lo inmediato, limar institucionalidad, democracia soberanía. Nada que ofrecerle a trabajadores, a los sectores medios, incluso a los menos encumbrados de su élite, más que empobrecer, perder empleo, calidad de vida, derechos. Los poderosos están más apropiados de las riquezas que nunca, pero está fuera de su horizonte compartirla. 

Esas oligarquías,  la nuestra, la boliviana, sólo tienen una posibilidad politica: medrar de nuestros errores, nuestras divisiones, nuestras desesperaciones, lograr dividirnos entre el pueblo mayoritario y sus sectores más activos, dividirnos entre pueblo y militancia, entre dirigencia, pueblo y militancia. Sólo nuestros errores pueden brindarle a ese arco que va de Etchevere a Lewis, de Roca a las exportadoras/fugadoras de cereales, lo que su incapacidad de hegemonizar en democracia les niega.

Perón,  en una ecuación que muchos sectores políticos no entendieron en su momento, dijo elegir entre el tiempo y la sangre. El bombardeo, las bombas en la Plaza, el discurso genocida explícito de La Nación, La Prensa, anunciaban una matanza masiva, a lo sumo una guerra civil con resultado cierto. 

Fue el tiempo. No sin sangre. Nunca lo es para el pueblo. Pero hubo una generación  maravillosa, otras, hubo década, doce años ganados, derechos recuperados y nuevos derechos porque se priorizó, sabemos que no siempre, el tiempo.

DIEZ MESES. Puesta nuestra esperanza en que la entrega de gobierno se produzca, en que Bolivia y Argentina sean escalón para Lula en la próxima, vale la pena preguntarse qué aprender del pueblo boliviano. Quinientos años se resumen en su mirada, en su actitud, también en este triunfo.

En Argentina venimos de una historia más fragmentada, una sociedad más variopinta en sus orígenes, sus culturas, sus desfasajes y divisiones. Pero algo de Bolivia tiene que llegarnos. 


Un solo objetivo era prioritario tras el golpe: recuperar el gobierno, la democracia, la soberanía. A  ese objetivo prioritario se dirigieron todas la acciones de Evo, del MAS del resto de sus dirigentes. Resignaron proscripciones,  cárceles, exilios, sufrieron humillaciones, saqueo, muertes. Pero hoy son, a la vista de su pueblo y el mundo, la fuerza política elegida por la mayoría, una vez más, de la mano de Arce, Evo y toda su dirigencia, convalidada por el voto y por el acierto de su estrategia. 

Esa es la enseñanza. Tenemos también acá un pueblo que sabe resistir tanto como medir el momento y lonque se juega. La oligarquía nos crea cada día diferentes conflictos con un solo objetivo, hacernos perder el rumbo, separarnos en pequeñas batallas, todas alejadas del objetivo que debiera ser prioritario: bancar crisis y pandemia con la mirada puesta en consolidar al gobierno en las elecciones de dentro de DIEZ MESES. Cada afrenta, cada maniobra desestabilizadora, cada movida proCOVID19,  cada declaración destemplada de las y los derrotados de 2019 debe ser evaluada a la luz de este objetivo. 

Cuando sintamos urgencias, pensemos en lo que pasó el pueblo boliviano en peores DIEZ MESES, en lo que pasan acá nuestros hermanos sin empleo, dependiendo de la ayuda del Estado, ninguneados uno y otro por el discurso y las acciones de la derecha. Pensemos en Cristina, anunciando su vicepresidencia para cerrarle la última salida a la derecha.

Es momento de tender la mano al que necesita, ignorar al que provoca, buscar justicia ante la agresión y el saqueo. 

Las grandes batallas requieren de una situación local y regional que recién estamos construyendo.

jueves, 15 de octubre de 2020

IDEA: LOS DUEÑOS DEL PAÍS, LA PROYECCIÓN DEL MAL

El presidente Alberto Fernandez participa del coloquio virtual de IDEA, en su perspectiva de dialogar con todos los actores sociales. Varios caracterizados participantes, mientras habla el presidente, escriben lo que la periodista Florencia Barragán llama en Página 12 "un muro de falta de respeto." 

Coexisten en el coloquio algunos dueños y muchos CEOS. Son, como se ha dicho, dueños de un país que detestan, compatriotas de un pueblo que detestan y se sienten rehenes de una institucionalidad que también detestan. Son incapaces de gestar un país grande, desarrollado, inclusivo, a pesar de haberse apropiado malamente de alimentos suficientes para trescientos millones de habitantes, del séptimo territorio del mundo, de una de las cuencas fértiles más importantes del mundo, de la existencia de una mano de obra de altísima calificación a la que despojan del mar de riquezas que ellos gozan.

Tilingos al punto de comentar en un muro lo que no son capaces de poner a la discusión pública más que en sus casas, corporaciones y encuentros endogámicos. Brutos por esa falta de roce social, formados para imponer antes que para cooperar, envidian todo liderazgo genuino porque nunca lograron más apoyo que el corto periodo que fue de 2015 hasta que el curso de la realidad y la resistencia popular, desnudaron sus construcciones mediáticas, el lawfare y la cadena de negociados, saqueo del Estado y de la población.     

Les habla en el coloquio el presidente de la Nación, la autoridad máxima de esta república, votado por la mayoría del electorado y apoyado hoy por más, pero no son capaces, no de respetar su palabra, lo que ya es mucho, sino de argumentar de modo claro y preciso qué es lo que quieren, cómo lo harían, para qué y para quienes. 

"Setenta años de intervencionismo estatal". Ni sumar bien. Son setenta y cinco los años en que les arrancamos de a pedazos, en lo material y en lo temporal, la posibilidad de incidir en los destinos de nuestra Patria, tras décadas y décadas de verlos moldearla a imagen y semejanza del invasor colonial, de quien son herederos en su forma depredadora, autoritaria, expulsiva y de sometimiento a toda forma de trabajo.

El peronismo les duele porque cada vez que volvemos los obligamos a cumplir con los derechos conquistados y ceder parte de lo que fugan, evaden, malgastan. Se sienten robados con una intensidad equivalente a su expoliación de la población y el país todo. Nada más proyectivo, cercano a lo paranoico que la mirada y el discurso oligárquico y su antecesor: el colonial. Desmembraban indios, robaban sus mujeres porque vinieron, no a trabajar sino a saquear en bandas masculinas, pero construían en relatos y textos escolares el mito de "la cautiva". Construían el desierto en casi todo el territorio a fuerza de exterminar gauchos y originarios y luego presentaban la llegada de mano de obra despojada y hambrienta del Europa como "poblar el desierto". Construían el indio- demonio para apropiar esas tierras, como Rivadavia legalizó la leva para el "vago y malentretenido" mientras en una época y otras repartían territorio entre, justamente, vagos y malentretenidos. También apropiaron indios sobrevivientes y sus familias, como lo hacían los Bullrich, anunciando en los diarios de aquella época el reparto de estas personas  para servir a familias porteñas. Familias como los Bullrich.

Armaron bandas fascistas antes del fascismo mismo, como la Liga patriótica y se justificaban acusando de terroristas a sus víctimas. Echaron a Irigoyen para continuar el saqueo y lo acusaban de corrupción. Bombardearon la plaza y en lugar de condenar a los asesinos las tapas de sus diarios criticaban a Perón para no avisar a la población y así "salvarla". Secuestraron un cadáver, el de Evita, y aún no encuentran un delito tan siniestro para endilgarle al movimiento popular. 

Esconden y fugan granos, bienes, riqueza, se la apropian gracias a gobiernos afines, pero se quejan de que les roban. Hicieron que los genocidas nos carguen a todas y todos su deuda externa privada, pero no aceptan ni hacer una contribución para las acciones contra la pandemia. 

Rechazan a Cristina porque no soportan que una mujer sea más capaz, inteligente, valiente y querida de lo que ellos podrán serlo nunca, pero dicen atacarla por su soberbia. Son el motor de toda corrupción pero nos tratan de corruptos a quienes los exponemos. Usaron una y otra vez al Estado para enriquecerse, desendeudarse, limpiar apropiaciones siniestras, por caso Papel Prensa, pero se quejan del Estado intervencionista, Nombran miembros de la Corte por decreto, esos miembros no rechazan el nombramiento y se van a sus casas sino que asumen ley mediante y así se sienten legitimados para juzgar. 

No proyectan sobre los demás su propia carga negativa sólo por ser cínicos, mentirosos, escondedores de malas acciones a costa de culpar a sus víctimas, al estilo de Macri en el reportaje del ex vocero de los genocidas, Morales Solá, este último lunes, sino para convivir consigo mismos sin dudar ni por un momento que el mundo los necesita. 

Son, en tanto no rompan esa tradición y continuidad, una carga para la Nación, para la República, para la ciudadanía, factor de retraso y pobreza. Mientras sostengan esa cultura, quienes cada día construimos el país no podremos saber cuales son nuestros límites y nuestras posibilidades: hasta el clima parece a veces depender de su inoperancia, hasta la menor carencia,,culpa de su avaricia y rapacidad.