miércoles, 7 de septiembre de 2016

BICENTENARIOS y SINCERICIDIOS DEL INCONCIENTE:


En 2016 nos arrebataron el sol. 
Por más que el creador de la escarapela del bicenario 2010 y la del bicentenario 2016, el diseñador Hernán Berdichevsky, repita el indemostrable argumento sobre que este diseño "une la grieta" no hace falta ser semiólogo para percibir lo que su inconciente manifiesta de modo patente. Este bicentenario, al revés de aquel festivo, callejero y apropiado por el pueblo en 2010, ha perdido aquello que da vida a toda efeméride: el reconocimiento popular. Si se busca en simbologías milenarias y actuales pocas imágenes evocan más vida y, sobre todo más generación de vida, que el sol. 
Agreguemos, de paso, que el sol no fue introducido en los símbolos patrios por el kirchnerismo sino por los patriotas de mayo. No se trataba de cualquier sol sino del sol de los Incas, el Inti, que fuera incluido en la primer moneda argentina, luego en nuestra bandera, como homenaje a los pueblos originarios en un momento de las luchas por la independencia en que la dirigencia revolucionaria contaba a estos pueblos como pueblo y no como chusma a exterminar sugún el credo sarmientino- terrateniente posterior.
Así que esta escarapela 2016, que de tan borrada hacia su centro evoca lo que le fue recortado,  sincera de modo simbólico lo que vino a hacer el gobierno que la proyecta como símbolo: este bicentenario no tuvo vida y el que se la quitó, mas allá de quién hizo el diseño, fue quien convalidó desde el gobierno esa falta de sol para diferenciarse del bicentenarioi de mayo. Aquel "festejo K" que tanto sufrimiento le trajo a la derecha porque preanunciaba el futuro triunfo de Cristina en 2011. 
Ah! Esa idea de que mutilar una imagen "cierra grietas" no resiste ni un congreso de publicistas. 
Claro, a la hora de vendérselo al gobierno quizás fue el argumento que hizo la diferencia.
Ver reportaje en Diario Clarín:  "Habló el diseñador que hizo el logo del Bicentenario: "Une la grieta"

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