lunes, 23 de noviembre de 2015

BALLOTAJE, MEMORIA, IDENTIDAD, RESPETO

 Veo con preocupación que algunos compañeros y amigos ironizan o directamente atacan con promesas de desastre a quienes no votaron nuestra propuesta. "Ahora vas a ver...", "votaste para que te hagan esto...", etc.
Ayer cerca de la mitad de nuestros compatriotas votó por la continuidad de nuestro proyecto. Un poco mas de la mitad votó a Macri. En el primer caso se trató de refrendar una experiencia de gobierno, de ciudadanía,  de vida. En el segundo se votó un discurso. 
Para más de veinte millones, la experiencia de CABA es demasiado diferente, lejana y limitada como para que puedan dar por sentado cómo será la próxima gestión. Dirigentes y milititantes podemos prever cómo será,  es parte de nuestro posicionamiento en el mundo, y de nuestra responsabilidad.  
No es así con quienes no hacen de la politica su eje de vida. Otras determinaciones -afectos, sueños,  apetencias, aspiraciones, necesidad de trascendencia, familia, calidad de vida, empleo, etc, etc- pesan en su existencia con tanta legitimidad como sustancia. De hecho son estas cuestiones las que conforman nuestra existencia (la vida es aquello que pasa mientras estamos ocupados en lo importante, dijo alguna vez John Lenon). 
En todo caso, ni nuestro ejercicio de la politica garantiza por sí  solo que voy a acertar siempre, ni el ejercicio esporádico que realiza cualquier compatriota implica que se equivoque. 
Lo que no hay que olvidar es que el verdadero sujeto del cambio es el pueblo y que siempre aquello que el pueblo esté dispuesto a hacer será lo que defina si mi propuesta politica es viable o no.  
Ahora bien, el encuentro entre ambos planos, la politica y la vida se da, y la elección lo demuestra, de modo diverso. 
Nada más alejado de la acción politica, sobre todo de una identidad popular, que erigirse en juez de las decisiones mayoritarias. Empeora las cosas cuando el juicio se complementa con condena y resentimiento. 
La militancia exige entender las acciones de la mayoría,  comprender sus motivaciones, saber traducirlas en propuestas de participación, organización y sostén en momentos propicios para el avance popular, de resistencia y lucha cuando avanzan las políticas antipopulares. 
Todo distanciamiento entre la militancia y sectores del pueblo redunda en el debilitamiento de uno y otro. El pueblo se pierde nuestro aporte, nosotros perdemos nuestro vínculo con nuestra gente. Nada trascendente puede surgir de ese divorcio, sólo su aprovechamiento por parte de la derecha. 
Cerca de la mitad de nuestra ciudadania votó nuestra propuesta de gobierno. deberíamos  alegrarnos de su reconocimiento, el reconocimiento a lo hecho estos doce años, a la gestión y conducción de Cristina, al esfuerzo de Scioli. Faltó poco para que ese voto alcance para nuestra continuidad y reafirmación.
Un poco más de la mitad votó a un gobierno que, sabemos, gobernará en contra de la mayoría y tratará de eliminar conquistas, desmontar los avances del pueblo en el Estado.
Cada una de las dos mitades necesita de nuestra acción y nuestra presencia para enfrentar los dias por venir.
Ya vivimos una etapa, la de gobernar todo el país durante doce años,  ahora viene la de gobernar provincias, municipios y trabajar para recuperar el gobierno nacional mientras resistimos los intentos neoliberales de desguace y entrega.
Enfrentemos esta nueva etapa con alegría y dejemos el resentimiento para "La Nacion", la derecha toda, que sufre el saber que no ha podido esta vez terminar con el kirchnerismo y su impronta, que sólo ha ganado una batalla y ya nos aprontamos para recuperar lo perdido.

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