jueves, 24 de noviembre de 2016

ENTENDIENDO A TRUMP- 4- EL FRENTE GRANCAPITALISTA


15 de noviembre en mi FB, era Trump
Vincenç Navarro, en su artículo "Es sorprendente que se considere sorprendente la victoria de Trump"  pone la vara bien alta y hace que valga la pena discutir la cuestión. 
Ahora bien, si el problema es de clases y el Partido Demócrata hace rato que se constituyo en una de las versiones del muro antiobrero (mucho antes, diría yo, que cuando la derrota de Jesse Jackson): ¿por qué pasa esto?
En primer lugar porque el movimiento obrero en EEUU lleva décadas de derrota e integración (van juntas) a los dictados del complejo militar industrial estadounidense, aportando en favor de su belicismo no sólo la producción sino la mano de obra para la guerra, los muertos, mutilados y afectados de mil maneras por las experiencias de invasión y genocidio.
En segundo lugar porque esta secundariedad del movimiento obrero en la lucha de clases estadounidense traslada casi exclusivamente al interior del gran capital las disputas que se reflejan en los procesos electorales. Por caso, las contradicciones que se han ido desenvilviendo entre Wall Street y el citado complejo militar industrial no tienen la magnitud aún como para que las referencias de ambos apelen de modo sostenido a una alianza con sectores populares para imponer sus intereses.
Me refiero a que el stablishment financiero, que todo el mundo ligaba con Hillary, ha preferido la continuidad e incremento de la virulencia económica y social, antes que, por ejemplo, unir a Hillary y Sanders en un pacto que integrara a este último mediante algunas concesiones sociales y productivas.
No es difícil entender qué pasa en el espectro de clases estadounidense: en EEUU no hay peronismo, ninguna fracción de la burguesía ha sido empujada nunca por un proceso popular a negociar con la clase obrera a la ofensiva un proyecto de desarrollo.
El New Deal anticipó esta posibilidad antes que el movimiento obrero pudiera darle cuerpo político a la situación en que lo dejara la crisis. El peronismo, en cambio,como bien descubriera años después de tildarlo como fascista aquel gran historiador que fuera Hosbaum y como contemporáneamente demostraran Portantiero y Murmis en Argentina, es una solución de compromiso que se establece en coyunturas de ofensiva de la clase obrera. Lo que ninguno de los tres llegó a desplegar es que esas experiencias pueden constituirse en cultura política, en cultura popular, como sucedió con el peronismo acá. Esa cultura no existe en EEUU y es visible tanto en la escas participación electoral como en el voto a un conservador anacrónico (no por que no sea útil al sistema sino por su rusticidad) como Trump.
Pero esa ya es otra historia , diría Kipling. Volviendo: ¿por qué sectores que necesitan tranquilizar un poco las tensiones de la economía como los bancos y la bolsa de los EEUU permitirían que emerja alguien tan poco atenuador de contradicciones como Donald Trump? 

Porque viéndolo resumir por derecha los resentimientos de los sectores populares, los desclasados y hasta lumpenburguesía, se saben a sí mismos en capacidad para imponer condiciones cada vez que Trump mueva una ficha no pemitida hacia un lugar no aceptado.

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