viernes, 2 de septiembre de 2022

CRISTINA Y EL ARMA: ASÍ SOMOS

El tipo gatilla su arma dos veces sin que salga el disparo.

Dos, que están delante de Él, uno a cada lado, ven adelantarse su brazo y se inclinan dándole paso. ¿Ven el arma? Se diría que sí, ya que ambos se agachan mientras se apartan.

El ruido del martillo del arma se escucha, Cristina casi no se detiene en él ya que se inclina hacia ¿un libro? que parece haber caído. Cristina y el arma parece que existieran en mundos paralelos. 

Alguien junto a Cristina enlaza ambos mundos: "¿Qué hiciste?" 

El hombre de rojo retrocede unos metros. 

La cabeza del hombre del arma va desplazándose hacia atrás, ya tomado de su ropa por alguien de la custodia. Otro lo toma de los pelos. Una mano del que lleva al tipo aparta esa mano con un gesto claro: no agredir al quien acaba de intentar asesinar a Cristina. 

Confusión, zozobra, cuerpos que se mueven. 

La cabeza del tipo del arma que acaba de gatillar dos veces su arma a centímetros del rostro de Cristina sigue desplazándose hacia atrás a impulso de quienes lo han atrapado. 

Salvo la tomada de los pelos, rápidamente neutralizada, no hay ni un solo gesto de castigo, de agresión. 

Dos momentos en la multitud: el primero, el de no saber qué pasó, el segundo, el de saber qué pasó, que un tipo gatilló dos veces su arma a centímetros del rostro de Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta de la Nación, líder popular y todas y todos preocuparse por Cristina. 


No hay puños que se cierren, nadie vuelve sobre sus pasos para ir contra el agresor, nadie pide linchamiento, nadie toma iniciativa en esa dirección. 

Así somos: nos convoca la vida, el prójimo, no nos anima la venganza, la revancha sangrienta, la mano que golpea, la carne que se fragmenta, menos la impunidad. 

No somos los Ellos, somos nosotros, constructores de sueños, de amor y necesidad de amar y ser amados, de igualdad y justicia, doloridos ante el odio, así es nuestro pueblo.

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