domingo, 30 de octubre de 2022

LA LECCIÓN DE LULA: UNIR LO INDISPENSABLE

El triunfo de Lula consolida el proceso de derrota que vienen sufriendo las derechas más cerriles en América Latina.
El Grupo de Lima se queda sin gobiernos por derrota de todos los presidentes que lo formaron y sostuvieron.
La política de acumulación encarada por Lula que le permitió obtener este 1.8% de diferencia, pequeño pero suficiente en lo electoral, se basó no sólo en convocar pueblo sino también en dividir a sectores que venían de combatirlo a Él y al PT. Y con eso recuperar votos en los sectores populares que habían roto o simplemente no confiaban en el PT.
¿Por qué pudo hacerlo?
Porque la situación mundial abre una ventana de oportunidad, para Brasil como también para Argentina, en lo que hace a alimentos, energía y minería. Y mucho empresariado percibe que una derecha violenta y excluyente no garantiza un clima social y político como el que requiere el desarrollo necesario para una mayor inserción mundial. Tampoco buscapiés como Bolsonaro o Macri ayudan a la articulación comercial con el mundo.
Por eso la convocatoria a un vice equiparable a un Cobos, su discurso de unidad, la prioridad a lo que une intereses entre sectores sin abrir confrontaciones que hubieran bastado para que el 1.8% no se produjera.

Viene de la cárcel, de las peores pérdidas y no se movieron multitudes para sacarlo en libertad, confronta con quien personaliza todo lo que hicieron contra él, pero no pierde de vista que es lo que es y tiene su lugar en el mundo gracias a su pueblo, así que pone por delante lo que beneficiará a su pueblo: sacar a la ultraderecha del gobierno nacional.
Como consecuencia, aporta a derrotar a esas ultraderechas en la región. No se acaban con esto, simplemente vuelven a quedar obligadas a lo que menos les permite ejecutar sus planes de exclusión: la lucha política democrática.
Tampoco se acabarán con el triunfo de Lula el lawfare, el poder judicial delivery, la especulación y los reclamos represivos.
Los males del neoliberalismo han complicado la vida de las mayorías, la han hecho más imprevisible, amenazadora y las derechas han consolidado un discurso que culpa a los partidos y referentes populares de este estado de cosas.
La vuelta de Lula al gobierno le planteará ese desafío: mantener la unidad que le permitió ganar y a la vez ir resolviendo lo que más perjudica a su pueblo.
No será fácil, pero es más difícil gobernar si al gobierno lo tiene el enemigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario