lunes, 22 de octubre de 2012

INFANCIA CLANDESTINA - GENOCIDIO, RESISTENCIA, KIRCHNERISMO


La fui a ver el sábado. recién puedo hablar algo hoy lunes y con más dudas que certezas.
No fuimos todos iguales en los ´70, tampoco en la resistencia al genocidio, variaban las miradas, las actitudes, las propuestas, los criterios, las expectativas, las consignas, pero todo lo que muestra la película es nuestra generación, de manera genuina. Sin tamices progrederrotistas,
Es una muestra privilegiada de cómo hasta las derrotas se pueden narrar desde la resistencia, sin aceptar como sentido común o "realismo" el discurso del represor o sus voceros.
Una muestra de cómo los errores se pueden revisar sin esgrimir el diario del lunes apuntando a los que perdieron el rumbo como si alguien, fuera de las Madres, las Abuelas, hubiera acertado por sí solo con su propuesta en esos años.
No estuve de acuerdo con la contraofensiva ni lo estaban mis compañeros de entonces, pero yo estaba detenido y mi problema era el adentro: cómo no ceder aunque pudiera perder todo. Respecto al afuera nadie, que recuerde, tenía algo más claro que esperanzarse con los sabotajes, los paros, la rondas de las Madres, endurecerse en la tristeza con cada secuestro o cada muerte.
Aún hoy me pregunto cómo se vería Argentina, el proceso popular, la dictadura, desde ese otro afuera, el destierro. Siento de todos modos que la pérdida de esos Beto, Charo, Daniel, hizo más largo el camino hacia una democracia valorable. También envalentonó a genocidas que ya en el poder no tenían otro norte que servir a intereses oligárquicos y/o enriquecerse.
Pero nada de los ´70 se puede discutir sin incluir todas las voces de esa familia no tan de ficción, cada uno tiene su parte de verdad, desde el pibe hasta la abuela, pasando por los militantes. Tampoco se puede sin comprender el grado de perversión que alcanzaron los genocidas. No hay para esto último más posibilidad que la experiencia directa. Desde los ideales, la entrega, el amor y la solidaridad con que militamos es imposible prever el mal en esa magnitud.
Todo fue más complejo, más rápido, más brutal que lo esperado. La mayoría de nosotros no tenía en su experiencia más que meses de una democracia para valorar contra años de dictaduras, gobiernos de traición o a lo sumo con cierta honestidad y consecuencia -caso Illia- pero manteniendo la proscripción.
Entonces se puede comprender que cada uno de los personajes tenga su parte de razón y que a la vez no haya forma de unir esas razones en una. A menos que esa unidad se encuentre en el rechazo al genocidio,  sus desvalores, el rechazo a las peores tradiciones oligarcas.
Tal vez la película y el proceso que vivimos se crucen de una manera muy íntima. Las basuras del capitalismo y el imperialismo las vivimos sobradamente desde el ´83, aplastando buenas intenciones, debilitando, corrompiendo, dividiendo. Pero las posibilidades de proponer, sostener y avanzar en un camino mejor para el pueblo, UNA DEMOCRACIA DE REPARACIÓN E INCLUSIÓN, se tardaron un par de décadas.
Creo que este gobierno recoge, sin pudores en el caso de Néstor y Cristina, certezas y contradicciones de los ´70, muchas de las que se sospechan, se dicen o entran por su cuenta en la película.
Es posible que sin la saga victoriosa de estos 9 años no hubieran existido condiciones para que las decisiones, las vivencias, los miedos, las convicciones y confusiones de estos personajes fueran entendidas no como el delirio de algunos sino como parte de una historia de resistencia. No la única, ni la más justa, ni la más eficaz, ni única errada: simplemente la que la historia anterior permitió adoptar a una parte de la militancia que, como otras, puso su cuerpo y su vida al servicio de una vida mejor para todos.
También fueron necesarios los Lula, Chávez, Evo, Correa, Mujica, para abrir las mentes a un abanico de emprendimientos populares, diferentes y complementarios.
E indispensable  que alguien como Benjamín Ávila, que vivió de primera mano destierro, regreso, desaparición, búsqueda de identidad, llegue a madurar su cine en estos tiempos en que su generación va tomando la posta en la sociedad y el Estado. Y que construyera una obra capaz de involucrar a este gran grupo de actores de suerte que al salir del cine uno siente que lleva consigo compañeros y amigos entrañables y enemigos de siempre.
Hace un tiempo alguien que no vale la pena ni nombrar dijo "Me tienen podrido con algo que pasó hace 30 años". Nunca será pasado: ni la fuerza movilizada que nuestro pueblo aún no recupera plenamente, ni los 400 pibes que aún no recuperan su identidad, ni los 30 mil secuestrados - desaparecidos, ni los juicios, ni en las heridas que se reabren a cada momento.
No es algo del pasado. Ante cada contratiempo, sea la 125, el 7D o la Fragata,   resurgen las tensiones que campean en la película.
Pero, tras 29 años de democracia y 9 de acceso masivo del reclamo y las tradiciones populares al Estado, es posible tomar de aquellos años y de "Infancia clandestina" lo que mejor nos expresa: poner nuestra vida al servicio de un mundo que valga la pena ser vivido no sólo es necesario, es el modo en que nuestra propia vida vale la pena.

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