Lila tenía 16 años cuando alguna vez la vi.
Como sus hermanos, Luis y Claudio, se veía más joven de lo que
era.
La recuerdo, una imagen fugaz, en un encuentro casual con Luis, "el
Largui", con quien en aquel tiempo integrábamos la conducción
de la regional Capital.
Eran épocas de medidas de seguridad y de mucho
cuidado del otro, por lo que no se hacían preguntas ni se escuchaba lo
que no era de interés compartido, Largui era compañero, su hermano Claudio también pero yo no sabía su parentezco. Y Lila era esa nena que
acompañaba a Largui en ese encuentro que me apuré a olvidar: lugar,
hora, situación. Lila también era una militante, pero no lo supe hasta que pasaron muchos años..
Tras un par de años sin tregua, la cárcel, algún
nombre y apellido escuchado en una visita, leído en las manos de un
compañero, de reja a reja, Uhalde, Finger, Camilión, Fesia, nombres y
apellidos que no querés escuchar ni ver te dicen que aquel fue
secuestrado, aquel asesinado y el afuera se te hace inaccesible.
Un día
mi viejo provoca, en la única visita que tuve en Resistencia, un enojo que tuve que ocultar, no era su culpa: me dice
"menos mal que estás acá, afuera los están matando a todos".
Luego
llegó lo de Margarita Belén y Él entendió que las paredes de la cárcel no separaban la
vida de la muerte. Paco Urondo, su poesía, otra vez tenían razón.
Aún así sobrevivir, salir y enterarme recién en el
´83 que los hijos de esa mujer hermosa, valiente y determinada que era
René Epelbaum, a quien conocí en la campaña por Augusto Conte al
parlamento, aquellos hijos que le secuestraran en unos meses en 1976 y
por los
que militaba día y noche, eran el Largui, su hermano y esa chica
que los años pasados me pintaban aún más joven.
Casi imposible unir
esos recuerdos y lo que se decía del destino de los secuestrados por la
dictadura. Casi imposible estar al lado de René, saber de su pérdida y
acompañar su energía y su dignidad sin quedarse atrás.
Después la
aparición de datos, de los restos de algunos compañeros, pero también la
ausencia de los que aún buscamos.
Y René Epelbaum que se nos va sin encontrar los restos de sus hijos en febrero de 1998, meses oscuros de una democracia
denigrada, no antes de decir "El futuro depende de que no se olvide
el pasado, la pacificación surge naturalmente de la verdad y la
justicia.".
En este año que parece ya pleno de realizaciones para esa
verdad y justicia, hace unos meses aparecieron los restos de Lila.
Como
otras veces el sentimiento encontrado de recuperar algo de quien se
busca, confirmar que ya no hará lugar para la ilusión, imposible pero
ilusión al fin, de que su destino haya sido otro que la muerte.
Este
viernes se hará en el colegio Nacional una jornada de homenaje a Lila.
Las palabras de René lo anticiparon: Lila vuelve al Nacional para que su
memoria construya futuro.
ES TIEMPO DE CONSTRUIR LO NUEVO En los mejores días, decíamos "Gracias Flaco y Cristina x hacer lo que dijeron que iban a hacer y parecerse tanto a lo que fuimos y somos". Intentamos un continente en que crecer con solidaridad, inclusión, diversidad, equidad y justicia. Hoy la situación es otra: Un gobierno dirigido realizar su "revolución" conservadora, saquear al pueblo, arrasar derechos y legalizar el nuevo estado de situación. AHORA ES TIEMPO DE IMPEDIRLO Y LO HAREMOS RESISTIENDO UNIDOS
miércoles, 6 de agosto de 2014
Lila Epelbaum: hoy podemos despedirla, Colegio Nacional 8-08-2014
Etiquetas:
Colegio Nacional,
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jornada por la memoria
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