Todos
perseguimos utopías varias y diferentes. Quienes hace años dejamos de lado la búqueda de un
paraíso fuera de nuestras fuerzas y apetencias colectivas, apuntamos a realizar
unas y otras en esta tierra.
La utopía del gobierno es (y la comparto) que podamos ir consolidándonos como Nación, con cada vez más gente incluida en la cosa pública, en el bienestar y en el reconocimiento de sus derechos en el marco de un mundo que está absoluta y mayoritariamente en contra de eso.
La utopía del gobierno es (y la comparto) que podamos ir consolidándonos como Nación, con cada vez más gente incluida en la cosa pública, en el bienestar y en el reconocimiento de sus derechos en el marco de un mundo que está absoluta y mayoritariamente en contra de eso.
Pavada de Utopía: con sólo un puñado de países de la región
como aliados relativos y con nuestras sociedades aun recuperándose del
genocidio y de la decepción de las dos primeras décadas de democracia, actuar
en contra del mundo establecido por los poderes mundiales y locales.
Hay otras
miradas al respecto. Más allá de la oposición rastrera, los buitres de adentro que tan bien desnuda
Luis Bruchtein en el artículo "El paraíso no existe", hay personas que
enarbolan ideales y principios valiosos y que partiendo de los mismos afirman que si se hubiera ido
contra el gran capital y se hubieran rechazado condiciones como la jurisdicción externa no tendríamos los problemas actuales. En la misma línea, otros
cuestionan la atención que reclama el gobierno sobre este tema cuando otros, al parecer más
concretos (pobreza, discriminación, falta de empleo, salarios atrasados) no han
sido aún eliminados. Conviene escuchar estas voces, evaluar la viabilidad de sus afirmaciones ya que circulan en muchos ámbitos de nuestra sociedad es en el debate con ellas que podremos sumar voluntades a la lucha contra los buitres.
Es cierto
que el gran capital financiero está casi intocado. ¿podrìa ser de otra manera? ¿Cómo no va a estar intocado
si tiene un poder casi omnímodo en esta fase del capitalismo? Es como que yo pelee
contra Maidana y me critiquen que no le pego ningún golpe cuando en realidad
estoy logrando que Él, boxeador profesional y uno de los mejores, se canse sin
poder pegarme.
El mayor
logro del gobierno es que el inmenso poder financiero y oligárquico no avance
sobre el pueblo y restaure su modelo de desocupación, retracción de la economía
local, redistribución regresiva de fondos y poder, deterioro general de las
instituciones en favor de las corporaciones y el mundo de los negocios.
Y eso no se logra sólo mediante la consolidación de un modelo popular en lo interno. Era y es preciso desactivar la presión de la deuda para poder avanzar ne desarrollo, inclusión y soberanía.
Por eso, hablar de que nos ocupamos de los buitres en lugar de eliminar la pobreza, es como decir que no
tiene sentido ocuparse de que se acaba el petróleo porque la gente pobre
calienta su comida y rancho con leña y braseros. Aunque así fuera (en realidad la garrafa es lo masivo), si hubiera
que comprar cada vez más petróleo afuera para mantener industria, empleo y
producción de alimentos y los fondos no alcanzaran para todo, se achicaría la
torta y en la pelea por las porciones ganarían los que tienen divisas.
A menos
que alguien proponga que esas divisas se le saquen armas en mano (¿?) o que otro
alguien confíe en que una ley del parlamento o una acordada de la Corte (Lorenzetti ya se manifesto en contra en su diario de cabecera)
sea aceptada por la oligarquía y los grupos concentrados y paguen con parte de sus
divisas, el resultado de no pagar habría sido más gente sin empleo, más
destrucción de la vida familiar y social, más hambre...
En cuanto a
la respuesta social a la movida buitre ¿Por qué lo de YPF recibió y recibe por ahora más
respuesta social que la negociación de la deuda? Porque YPF, el petróleo y sus
beneficios están más afirmados en la conciencia de nuestro pueblo y son más
tangibles que el papelerío y las memorias virtuales por las que circula el
capital financiero. YPF, sus pozos y las mangueras están en el país mientras
que la deuda y las acreencias se representan en otros lares. Entonces: ¿por qué
en lo de YPF pudimos avanzar más que en lo de la deuda? Por ésto mismo: porque
el pueblo mostraba su consenso más respecto a recuperar YPF que respecto a
combatir a los buitres. (El consenso, mediante voto, acompañamiento relativo al
gobierno, es lo más masivo que se puede pretender por ahora en una sociedad que
aún no ha conseguido recuperar su capacidad de movilización, donde los
trabajadores no recuperan su capacidad de unificar al pueblo, donde la única
forma ideológica popular que ha logrado repararse y encontrar respuesta a los
problemas actuales es el peronismo, mientras el resto navega entre la confusión
y el oportunismo) También porque en el caso YPF confrontamos con una sola empresa y en
lo de la deuda confrontamos con lo peor del capital financiero mundial. REPSOL,
al fin de cuentas una empresa extractiva o que quiere pasar por eso, tenía que
aceptar alguna propuesta para que sus acciones no caigan. Los buitres esperan pues
creen que cuanto peor estemos más nos van a sacar.
Sólo se puede
analizar la disputa con los buitres si reconocemos lo que en su momento reconoció
la mayoría del parlamento aunque ahora algunos escondan lo que Bruchtein les recuerda: que en las
condiciones en que se negoció lo que se obtuvo fue lo mejor posible.
¿O alguien piensa que los acreedores iban a aceptar otra plaza que
Nueva York después del circo Saá/parlamento en 2001? ¿O que iban a aceptar una
quita mayor?(Recordemos que Lavagna quería pagarles más y fue Néstor quien puso la cifra definitiva y se cargó al ministro heredado apenas pudo)
No pagar
hubiera permitido que -cercado por un golpe económico, el lockout, la falta de
insumos para la actividad productiva- caiga un gobierno que se animó a cambiar
las reglas del juego en favor del pueblo más allá de lo posible.
El marco de
la cuestión buitre, como de todas las que enfrentamos hoy es el mismo, ¿qué es
lo que necesita la mayoría absoluta de nuestro pueblo? : MANTENER LAS CONQUISTAS
DE LA DÉCADA, IMPEDIR QUE EL GOBIERNO VUELVA A MANOS DE LA OLIGARQUÍA, IMPEDIR
QUE UN CERROJO EXTERNO DETENGA NUESTRA ECONOMÍA. Tal vez suene a poco pero
hasta en los ´70, con otra correlación de fuerzas, estos tres objetivos
hubieran sido una utopía
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