Casi todo el empresariado, a la vista de la entrada en agosto y con los
fondos para pago de deuda externa bloqueados en parte en EEUU por
Griessa, lleva estos primeros días haciendo una relativa buena letra.
Por supuesto, están los Echevere, Magnetto, de Mendiguren alternando
diagnósticos apocalípticos y apedreando al sol, los medios concentrados
fogoneando a todo vapor por el "default". Pero en los hechos, bolsa,
dólar, producción, etc. no se salen del curso que traían.
Es un
indicio: la negociación es difícil, el gobierno ha acumulado un consenso
internacional inédito, el capital lumpen -los fondos buitres- es tan
predecible como Griessa en su actitud talibán, Cristina y Kicilof
muestran un decisión desconocida por décadas antes del 2003, los
principales líderes "de occidente" tienen mensajes que navegan entre la
ambigüedad y el apoyo a Argentina. Luego los dueños internos de todo se
permiten esperar un poco, no sea que terminen atados a la fórmula
perdedora y se los cuente entre los derrotados por Cristina.
Muchos caminos llevan a la necesaria unidad nacional cuando la amenza externa es grande. De
algún modo, esta tregua relativa y sin tiempo definido da la pauta de
que hasta lo más descastado de los dueños del país reconoce estar en
un momento en que no se puede desestabilizar a nuestra Nación.
De
otro lado Barrionuevo, el Mumo y el nuevo presidente de Independiente
vienen amenazando con un paro, propio de su lugar lumpen dentro de la
política argentina. Michelli ya hizo algo aunque no se notó, pero se lo
puede sumar a esa franja lumpen.
Antes de seguir reflexiono sobre
algo que en los ´70 no generaba dudas casi en ningún sector: el lugar
central que tiene la clase obrera en la disputa por soberanía,
desarrollo y democracia. Cada vez que el movimiento obrero se fortaleció Argentina avanzó, cuando se lo hizo retroceder, el país retorcedió en consecuencia. La existencia de dirigencias como las de las
CGT y CTA transformistas atenta contra ese lugar, no sólo porque
trabajan contra quienes dicen representar sino porque la necesaria
disputa del kirchnerismo contra ellos y sus estructuras debilita a los
sectores obreros que aún están capturados en su representación gremial.
Vuelvo al paro docente: no hace falta ningún sesudo análisis para saber
que los sueldos docentes los paga el Estado, en ese caso el provincial.
Alguien podrìa argumentar: no es contra el gobierno nacional sino
contra Scioli. Prescindamos que también habrá paros en Capìtal y Chaco.
Cinco millones de alumnos podrían tener que quedarse mañana en sus
casas, de dos a cuatro millones de familias enfrentarían los
inconvenientes que esto crea en lo inmediato. Otros sectores, menos
interesados en las revindicaciones gremiales que en limar al gobierno se
irán sumando por sus propios intereses. ¿Es posible que alguien crea que
esto puede restringirse a una provincia?
Tampoco hace falta ningún
sesudo análisis para entender que desde el levantamiento policial y
tras el golpe financiero y el boicot de las eléctricas en el verano,
llegados hoy a la confrontación con la justicia de EEUU y los buitres y a
un año vista de las presidenciales, no hay forma de avanzar en lo interno sobre los
privilegios de ningún sector concentrado sin que se abra una
confrontación que ponga en peligro todas las posiciones ganadas en el
plano internacional, nacional y electoral. Traducido al castellano: para
mejorar de modo importante sueldos estatales hay que sacar guita de
algún lado. Si eso se hace, el sector que sienta achicarse su bolsillo
va a tejer alianzas con los que supongan que pueden ser los siguientes y
podemos terminar el año con todo el empresariado en paro y vaciando al
gobierno de toda capacidad de decisión (¿o alguien piensa que esto no es
posible y que los sucesos del verano fueron una muestra de falta de
decisión del gobierno?) todo eso en medio de la negociación
internacional actual a la que se pondría en peligro si es que no se está
apostando a perderla.
Volviendo a las representaciones sindicales
Moyano+Venegas+Michelli+Barrionuevo, dijimos que su accionar debilita de
dos modos diferentes a los trabajadores. Ahora bien, si el paro de
mañana sale como está previsto y no tiene ningún resultado
revindicativo, los compañeros disidentes de SUTEBA y aquelos que los
apoyan de buena fe ¿creen que su accionar no debilita de igual modo a
los trabajadores de la educación? ¿Creen que la inmensa mayoría de la
población, que hoy apoya la gestión de Cristina y su acción contra la
amenaza buitre va a comprender que hagan un paro un par de meses después
de negociar otro? Si fuera así se debilitaría la relación del pueblo
con un gobierno que necesita de todo el consenso posible para la disputa
antibuitres. Si no fuera así, los que se debilitarán son los
trabajadores docentes y esto tampoco favorece al gobierno que a cambio
de ellos tendrá que esperar que sean los buitres de adentro los que no
jodan.
¿Creen entonces los dirigentes de lo sindicatos que dicen ser distintos que es indistinto que pase una cosa u otra?
Esto es Argentina no EEUU, el sindicalismo amarillo, el que dice
prescindir de las disputas políticas que se juegan en cada momento a la
hora de discutir su accionar, dejó de tener razón en nuestro país en
1945 y tratar de revivirlo es tan anacrónico como reflotar la Unión
Democrática. Aunque puede ser tan trágico para nuestro pueblo como lo
fue aquella experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario