Abordamos cada afirmación, algunas cercanas a la sonsera otras al malentendido, convencidos de la necesidad de despojarnos de ellas como una carga y un obstáculo.
1-“Era un debate: no se jugaba quién gana y quién pierde”[1]
Lo que vimos era, o al menos pretendía ser, un debate POLITICO, es decir un debate sobre el presente, el pasado y el futuro de millones de personas que vivieron en la resistencia a la opresión y explotación a lo largo de 20 décadas de república, con unas pocas excepciones desde la que fue construyendo su acerbo. No daba igual que se imponga la lógica de la inclusión, la memoria nacional y popular por sobre la lógica del elitismo, la justificación de la exclusión, la desmemoria.
No se trataba de una celebración retórica, un concurso entre argumentadores, sino de una disputa entre el discurso de la inclusión, la participación popular, la memoria colectiva, el rescate de lo construido en estos ocho años contra el discurso que niega estas conquistas.
Esta época que construimos no es dramática por las característica de Néstor, Cristina o todos los peronistas, sino porque estamos confrontando sobre el país que queremos hacer y, como dijo al día siguiente Galasso en 6-7-8,"siempre hubo una minoría muy poderosa trabando de todos los modos posibles la realización de los anhelos populares".
2- “Habiendo debate ganamos todos” Doble error:
2.a- La minoría del privilegio no gana con el debate profundo, democrático sobre nuestra realidad política: esos sectores de poder que ven como una amenaza a sus privilegios la acción reparadora del gobierno.
En todo caso digamos que si todos podemos acceder a un debate de estas características ganamos CASI todos, en particular el pueblo. Pocas veces en la historia la verdad, el progreso, la riqueza moral, la racionalidad, estuvieron tan del lado del pueblo como hoy.
2.b- Pocas veces, también, la mayoría de los medios de comunicación funcionó tan a contramano del pueblo.
Así que la sola realización del debate no garantiza ganancia por sí sola. En todo caso la ganancia consistirá en que quienes bregamos por medios de comunicación –y un país- mejores, tengamos una visión más amplia de la racionalidad de quienes se oponen.
Pero para que lo salde la ciudadanía es necesario que acceda a lo debatido sin manipulación
¿Alguien esperaba que eso suceda? Sería negar la esencia misma de 6-7-8. Si el programa es necesario, como lo dijo hoy Luís Bruchtein, es porque la mayoría de los medios construye una realidad apócrifa, la manipula en función de sus intereses. Y eso es lo que hizo con el debate. Tratemos entonces de no hacernos voceros de sus palabaras
3- “El debate tuvo un nivel pocas veces visto” ¿De qué nivel hablamos? ¿político?
¿Alguien recuerda la visita de Néstor a 6-7-8? ¿Qué eso no fue un debate? Confrontó con todos los programas que llenan de basura “política” las pantallas de casi todos los canales a esa hora, Y lo hizo con la virtud de haber sido quien concretó como presidente las ideas que fue a defender.
¿Alguien recuerda la visita de Victoria Montenegro, la piba apropiada, a 6-7-8? ¿No confrontó allí con Herman Tetzlaff, su apropiador, con Romero Victorica, el que lo ayudaba a escapar de la justicia?¿Que estos tipos no estaban allí? Sí estaban. Allí y en todas partes a donde llegan los soportes del oligopolio mediático, cuyo discurso los sostiene, los cubre y exculpa en la medida de lo posible.
6-7-8 es en sí mismo un espacio de debate y los seguirá siendo -antes que por llevar gente de derecha- en la medida que continúe arremetiendo contra las "verdades" que día a día lanzan con todo su poder de difusión Clarín-La Nación- Mitre-TN- TYC, etc.
Un minuto de Néstor, de Victoria, de Estela, de Hebe, tuvo más entidad en el sentido de construcción de conocimiento que la hora entera del martes 24 de mayo con Sarlo. Y no por defecto de Barragán, Forster, Sandra, Mariotto o el resto de los panelistas.
4- “Sarlo es una intelectual. Aporta a poner en un alto nivel la polémica”. Sarmiento, Scalabrini, Walsh eran intelectuales y no quisiera ser odioso en las comparaciones.
Dejemos para otro día el debate sobre la intelectualidad, la supuesta independencia con que construyen sus ideas, etc.
Al comenzar el debate Mariotto define de qué se trata: “No se sabe si los editoriales de Magnetto te dan letra a vos o vos a los editoriales de Magnetto”. Acierta, sólo que se equivoca de amo, no se trata de Magnetto sino de “La Nación”, pasada, presente y futura.
Sarlo escribe en el medio desde el que se recrearon las construcciones mitristas del Belgrano buenudo pero inútil, el San Martín recto pero que sólo servía pa´milico. También el Illia lerdo, el Perón tirano, la Evita…Cuanto más cerca del pueblo más deformada imagen.
Y como buena vocera de esa tradición Sarlo aporta ahora su Néstor delincuente, especulador y aventurero. Pero está en 6-7-8. No la rodean precisamente los amos que necesitan ese Néstor que Sarlo les construye para que puedan soportar esta época de plebeyos. Así que Sarlo evita hablar de esa, su “gran” construcción y desvía la discusión al sexo de los ángeles, su otro aporte al pensamiento lumpen-oligárquico moderno: la inocuidad de los grandes medios de comunicación. “Nadie piensa ya que construyan opinión”, dice y ejemplifica con a la BBC, La Vanguardia y un diario –no oficialista- alemán ¿?
Igual le costó sostenerlo, porque el papel de los oligopolios mediáticos ha adquirido tal densidad que hacer una defensa de ellos es una empresa casi imposible.
5- “Al fin un debate con altura. Los políticos tendrían que aprender de Sarlo”
Ayer se dijo esto en un programa casi compañero, pero es una sonsera que suena a “El puntero”, al discurso de la hegemonía en caída libre, que pone a todos los políticos en una misma bolsa, para sepultar bajo corruptos e ineptos a quienes se pusieron el país al hombro tras la debacle del 2001 y nos condujeron para salir de un abismo que hacía balbucear a todas las academias.
No digo Néstor, no digo Cristina. Digo Garré, Rossi, Carlotto, Bonafini, Marcó del Pont, Sabattella, Binner. Cada quien en lo suyo enfrenta y resuelve día a día problemas de una magnitud con la que Sarlo ni sueña. Y encima se dan tiempo para teorizar, aportar al desarrollo de ideas, a la formación de otros. Y –sobre todo- dan cuenta de lo que hacen con un lenguaje llano y accesible para quienes no están especializados en la cosa pública, pero son sus mandatarios y quienes con su trabajo hacen posibles gobierno, industria, progreso y Patria.
6- “Aunque no piense como nosotros Sarlo es una intelectual” Sí: es una intelectual orgánica de grupos de poder que ya no pueden convencernos de que su grandeza va a garantizarnos grandeza a todos los argentinos, grupos de poder que ya no pueden justificar el porqué de su existencia ni tapar la sangre y el despojo con que la cimentaron.
Después del “insolente” a Mariotto ¿Cuándo volvió a sacarse Sarlo? Esta vez ya no en tono doctoral sino de quien reclama “código”: cuando Barone le dice de la dificultad de trabajar silenciando delitos de lesa humanidad. “Conmigo no, Barone”, le grita la frase que La Nación ya ofrece como ringtone. Y agrega, tras enumerar empleos anteriores de Barone, “buscate alguien de Clarín”. Es que Sarlo no hace periodismo tonto para el diario de la apropiadora, sino que aporta línea argumental para quienes construyen el olvido como hoy pueden: discurriendo un Kirchner con niveles de bajeza equiparables a De la Rúa o el Turco, deshistorizando el proceso por el que llegamos al 2011, de modo que las limitaciones no provendrían del abismo del que salimos sino de la perversidad de los K, subproducto de la eterna perversión que asignan al peronismo. O manteniéndose como voceros incondicionales de la SRA y “lectores” procesistas. O desautorizando como ”picado” un informe sobre España hoy que, con sus limitaciones, ubica el problema central; que la transición nacida en La Moncloa, que nunca fue a favor de pueblo sino de los negocios financieros e inmobiliarios, ya no convence a los jóvenes ni a buena parte de la ciudadanía. Como le viene pasando en Argentina a aquellos a quienes Sarlo les aporta letra.
7- “Sarlo es una analista que aporta otra mirada”
7.a- Sí, pero a destiempo. Le pasa lo mismo que aquellos para quienes produce ideas: atrasa.
En medio de una crisis de hegemonía como la que va extendiéndose por el mundo ya nadie ignora –mucho menos la derecha- el papel de los medios como soporte y hasta como sustitutos de partidos envejecidos, sin discursos convocantes ni proyecto.
Debilitadas estas apoyaturas locales y lanzados los países centrales a trasladar sus crisis a la periferia por medio de planes de ajuste e intervenciones militares, es la globalización mediática, antes que políticos desahuciados la que bombardea con soportes y argumentos de todo tipo –desde el Oscar hasta el show legitimador de un asesinato preventivo- a las poblaciones que van siendo victimizadas.
Alguien podría decir que la pobre Sarlo, tan negada de la Web, no llegó a percibir esto. Pero no es necesaria la Web: la construcción del “campo” en la rebelión sojera del 2008 es una versión local de la construcción de las armas de destrucción masiva en Irak, excusa para una invasión de la que tal vez nunca sepamos cuánto de lo que vimos en TV sucedió en Irak y cuánto en Hollywood.
También atrasa Sarlo en lo que considera “medios”. Dice “el panorama del país lo tengo con Clarín, Página 12 y La Nación”. Un panelista equivoca el camino y le recuerda que una semana antes dijo que no leía “Clarín”. Ese no es el problema. El problema es que hoy por los blogs y sitios personales y grupales, por los FB y TW circula más pensamiento que por la mayoría de los medios tradicionales. Esos soportes dicen mucho más del país y recrean más pensamiento que al menos dos de los diarios que informan a Sarlo.
Por eso, por su anacronismo, Sarlo se sorprende del fenómeno 6-7-8. O cree que lo que estamos viviendo hoy es porque “La muerte de Kirchner es de esas una bendiciones que la historia tendrá que revisar. No en términos personales, sino en términos políticos. El kirchnerismo estaba en una picada vertiginosa (…) La muerte hace una nueva imagen de la presidenta…”[2]
Sarlo sobreestimó el alcance real de las legislativas del 2008 y no percibió el acierto de Néstor de ubicar como enemigo visible a Clarín, soporte de la reacción[3]. Tampoco percibió lo que apuntaba Ferro, lo que ya concretaba el encuentro de la Juventud en el Luna Park y explotó con la movida del bicentenario. Necesitó llegar a Huracán para empezar a darse cuenta.
Lo significativo, tratándose de una intelectual, es que no supo ver el proceso en la viralización que siguieron las ideas K en la Web hasta constituirse en mayoría virtual pero efectiva, excepción hecha de los tristes blogs promovidos por el oligopolio mediático y sus empleados.
7-b. Tiene un pensamiento pre Maquiavelo: su concepto de elite se ubica al margen de las disputas de poder, que vaya a saberse en qué espacio se producirán. Le concede primero a Verbitsky y luego a 678: “Uds también son elite”. Como si fuera lo mismo acompañar la voz del pueblo que la del poder real. Se entiende que le moleste la crítica ¡a Gelblun! Aunque sabe que este Martín Fierro 2011 aportó el elemento distractivo del secuestro y tortura de Norma Arrostito al informar su muerte en la revista “Gente” 6 meses antes que efectivamente la mataran sus captores, ¿Tampoco eso es construir opinión?
7-c, ¿Por qué se sorprende de tantas cosas Sarlo? (aunque de algunas se haga cargo y de otras no)En otra de sus pocas afirmaciones en 6-7-8 está la respuesta: “de política nos ocupamos 200 mil, a lo sumo 600 mil..” concede.
Atrasa tanto que todavía no entendió el 17 de octubre, la resistencia, el ´73, el ´83, del que supone que tiene como único progenitor al “error Malvinas” y desconoce el 30 de marzo, que empujó a los milicos a esa “fuga hacia adelante[4]” habida cuenta que con 6 años de genocidio –mundial y mundialito incluidos-no habían podido crear consenso y ya empezaban a sentir el odio popular.¿Cómo esperar entonces que mida la decisión política de millones, trágica pero obligada, que retiraron su apoyo a Alfonsín cuando trastocó Nunca más por obediencia debida y un tibio desarrollismo por retroceso ante el neoliberalismo? Por supuesto, como no entendió por qué la “bisagra democrática Juicio a las juntas” se rompió, tampoco entiende por qué no se rompió la “bisagra recuperación de la ESMA”. Pero se da una respuesta “intelectual”: que a Cristina la salvó la muerte de Néstor. Porque los 40 millones que no piensan en política sí serían sensibles al dolor ajeno.
8 "ES una analista inteligente, lúcida"
Cierro con lo aportado el jueves en 678 por María Pía López, “el abordaje político de Sarlo prescinde de la dimensión afectiva”. Es como una disección, agregaría. Sale ocasionalmente de ese frío recorrido cuando se pone en cuestión su profesionalidad. Sólo así puede proferir frases como la de la muerte de Néstor, una suerte de “viva el cáncer” al revés.
En el país del movimiento político que quizás haya puesto en superficie las pasiones como ningún otro- el amor, el erotismo, la solidaridad, la bronca- esa es ya la peor falla epistemológica.
No se puede ser vocero de los humildes, construir su verdad, sin amor.
¡Muy bien! lo mejor de la nota es lo que considero más acertado: en el último post se menciona esa "disección" emotiva, que creo, les pasa a muchos intelectuales, quizás por usar mucho la cabeza al pedo y negar las emociones.
ResponderEliminarLa verdad, salvo del ámbito académico y educativo, siempre me pareció que estos pensadores no sirven para nada, no entienden nada, no pueden construir nada... ello es imposible para un lisiado emotivo, están más al pedo que teta de monja.
Saludos y felicitaciones.