sábado, 18 de octubre de 2014

Megacausa Paraná: la humanidad y el genocidio

(...) "NO CUENTES LO QUE HAY DETRÁS DE AQUEL ESPEJO, NO TENDRÁS PODER, NI ABOGADOS, NI TESTIGOS" (...) (Canción de Alicia en el país, Charly García,1980) 
La nota que publica Télam relata :  "Paraná.- Un ex preso político de la última dictadura pidió hoy a los imputados de la causa Área Paraná, que investiga delitos de lesa humanidad cometidos en la costa oeste de Entre Ríos, que rompan ´el macabro pacto de silencio´ y revelen donde están los desaparecidos del proceso militar. ´Sólo ustedes saben donde están los desaparecidos. Piensen en sus familias´"
Aún hoy, después de 11 años de ir contra aquel mundo que describía Charly, cuesta encontrarle realidad a este reclamo de Álvaro Piérola a los genocidas en juicio: "Sólo ustedes saben donde están los desaparecidos. Piensen en sus familias".                             
¿Qué familias? A esta pregunta nos obliga el genocidio y la perversión que encarnó la dictadura 76/83. Porque en aquella guerra de un Estado terrorista contra el pueblo perdimos vidas, discurso, significados. también poder, abogados y testigos. Así que tras el proceso, lo que hasta un momento no necesitaba explicación, después sí la necesita. Y no por una vez, sino a cada momento, en cada situación, en cada juicio. tal es la persistencia del mundo de muerte, silencio y mentira con que la dictadura quiso reemplazar el mundo de la disputa, la resistencia y la vida que supimos encarnar durante décadas.       
Así que. ¿Qué familias? ¿Las nuestras? Difícil. Aunque hay que intentarlo, estos artífices del país monstruo siguen confirmando cada día, en cada juicio, que su interior es la réplica del desierto que quisieron dejarnos. Sensibilidad, solidaridad ¿culpa? empatía. Nada de esto encontraremos en sus subjetividades, pero hay que seguir intentándolo. 
Al fin y la cabo son 31 años de intentar, reparar y reconstruir una sociabilidad que rescate lo mejor de nuestra cultura, que avance hacia una mejor aún.    Tal vez algo de esa cultura penetre mañana en una grieta, un punto débil de estos oscuros personajes y tal vez uno, al menos uno, aporte la primera pista de aquello que necesitamos recuperar para que la reparación sea más posible ¿DONDE ESTÁN? 
Entonces ¿Qué familias? ¿Las de ellos? Aunque no parezca, es en esto en lo que puede percibirse la magnitud de perversión en que viven y se regodean estos ex poderosos. Tienen, o tuvieron, pareja, hijos, nietos, padres, hermanos. Si no les interesan nuestras familias, las que se entrenaron en considerar como fábricas de subversivos, terroristas, antipatria, etc.: ¿tampoco les interesa el oprobio que cae sobre las suyas?    Sus hijos, nietos, hermanos, que al circular por fuera del microclima de impunidad, están condenados a convivir con la mirada de rechazo, la actitud esquiva, el silencio denso que surge al decir su apellido, al reconocer un parentesco, una relación, con los genocidas.                                                
Si en épocas de impunidad esto podìa no importar, porque los pedidos de cuenta eran aislados y circunscritos a las organizaciones de Derechos Humanos, a los allegados de las víctimas del terrorismo de Estado, hoy que memoria, verdad y justicia son política de Estado, aquellos tipos, con su silencio, condenan a más de una generación de sus familias al rechazo. Y a pesar de eso mantienen el silencio.                                    
El jardín estamos tratando de hacerlo otra vez y esta vez de este lado del espejo: la frase de Álvaro está efectivamente de este lado: a nosotros nos interesan las familias, la nuestras y hasta la suyas.                                      

Ellos se refugian en su silencio cobarde porque sólo les interesa ¿qué?

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