lunes, 13 de diciembre de 2010

Soldatti: Gente que no


"Hay gente mentirosa, hay gente policía, hay gente de mierda, y gente que no. Porque hay gente que te banca, gente que no, gente que te escucha, gente que no, hay gente que te invita a su casa a dormir, hay gente que te deja en la calle morir.. y vos.. quién sos??"
Gente que no, por Todos tus muertos y Los auténticos Decadentes


Foto de tapa

Gendarmes en primer plano, largo horizonte de baldío alterado por manchas en la que se reconocen los trozos de plástico, cartón, chapas . Refugio precario para las mil familias que la repulsa y la manipulación municipal empujaron al Parque Indoamericano.
Por vivienda y dignidad. Y ya las están pagando con cuatro muertos.
El viernes a la noche, al saber del último asesinato, crimen típico del Proceso, crimen de uniformados de civil, me ganó la desesperación. Hablar con compañeros, ver quién puede llegar “arriba” y decir que ya no da para más, que la gendarmería debía ir a resguardar a los acampantes y llevar ambulancias, carpas, agua, luz, gas. Porque la muerte y la enfermedad acechaban a esas familias desde comandos civiles, pero también por la exposición a la intemperie.
Se hizo: el Gobierno Nacional dispuso la gendarmería y prefectura. Y gente a censar. Un logro.

Gente que no
Pero Macri, desde su refugio de mentira y xenofobia, también logró un objetivo. Hay que despejar la estupidez e ir al fondo de su estrategia. No son como nosotros, no tienen como horizonte el bienestar de las personas, sobre todo el de los pobres.
En el país vidriera de los derechos humanos, la no represión a la protesta social, la diversidad sexual, el pais de las 600 mil viviendas y más de mil escuelas construidas en 7 años, en su área más rica, nuestra capital, se ha instalado el paisaje de la militarización de la pobreza. Macri busca esta foto desde su asunción, desde sus amagos en la 31, la subejecuciòn de los presupuestos de vivienda, salud y educación, con los prontuarios de los sucesivos jefes de la Metropolitana, con la persecución a trapitos, cartoneros y todo cuentapropista que pueda arrebatar una migaja de la torta inmobiliaria, con los cierres de albergues, los desalojos con patota y palos.
El gobierno de la Ciudad de Bs. As no ha recuperado en 3 años un solo metro cuadrado de los apropiados en dictadura y democracia por corporaciones y clubes semiexclusivos en Puerto Madero, Palermo, costanera Sur. Son negocios, son sociedades posibles. Lo otro, la villa, es el peligro de dar residencia definitiva a quienes el macrismo quiere arrasar de la ciudad.
Ciudades sin indigentes. Ya se ensayó en París, por ej. Fracaso aparente, porque el modelo de los mercados multiplica indigencia y también porque hay labores urbanas que sólo hacen hambrientos. Triunfo del modelo, porque las presiones y represiones van sumando adhesión en otro grupo de pobres, el de aquellos que accedieron a la vivienda propia, que se saben débiles y rechazan a quienes le recuerdan su pasado. El remedo de comandos civiles que operaron en Soldatti no salió de Barrio Norte, Madero o Las Cañitas, sino de la misma y marginada Franja Sur de CABA.

Gente que no, gente que sí

A cuadras de Capital se erige Ejército de los Andes, barrio de monoblocs. Hay que pasar por José Ingenieros para llegar allí. Muchos de los 35000 vecinos que habitan el mal llamado Fuerte apache, compran sus alimentos, ropa, boletas del Quini, en los comercios de José Ingenieros. Camino a sus empleos pasan por el frente de casas humildes pero acogedoras, casas de gente trabajadora que accedió a la vivienda o el terreno en tiempos en que se podía.
La gente de Ingenieros no entra a Ejército de los Andes.
Viejos memoriosos cuentan que allá había un bañado, cazaban ranas, fabulaban selvas. Después vino el relleno, los edificios y la llegada de esa gente.
Si el fútbol, la JP y algún noviazgo hicieron alguna mezcla en los ´70, las crisis, la dictadura con sus razzias, las razzias post dictadura, la disgregación que trae el desempleo, todo concurrió a construir un muro invisible entre los vecinos de ambos barrios.
Nadie recuerda que la gente de los monoblocs los bautizó como Complejo Padre Carlos Mujica en el ´73, tras una de las erradicaciones de familias de la Villa 31. También se olvidó aquel hormiguero humano que salió desde los edificios y se fue compactando con familias de José Ingenieros, camino a Ezeiza, ese día que la gran llusiòn de los ´70 llegó a su cenit y comenzó a languidecer bañada en sangre.
Una mancha verde separa hoy los barrios y a sus gentes: el móvil de la gendarmería, los uniformados en la esquina, fusil FAL en mano, marcan el afuera y el adentro de la civilidad, ponen materialidad al abismo invisible.
El otro menemismo
Hay gendarmes en las villas, más bien al borde de las villas en Capital. n
Pero nada como el baldío, esa porción olvidada del Parque Indoamericano, sumada al cerco de uniformes, nada como esa imagen para excluir a estas familias de la civilidad, a metros de supuestos incluidos, de gentes que se apiñan en departamentos ínfimos y gastan su tiempo en buscar un empleo digno y olvidar los días en que también fueron villa.
Macri tiene su foto de campaña: es O “ESO” O “LA CIVILIDAD (NOSOTROS)”, el aluvión zoológico o la gente de "Caras".
Revive el retoño que dejó la dictadura y realimentara el menemismo: la extrañeza del indigente, esa que Germán Abdala llamara la lucha de pobres contra miserables.
Ahora Macri esperará nuestro fracaso, el fracaso del gobierno más reparador que tuvimos en la historia, para ofrecerse como el Zarcozi o Berlusconi de estos lares. No somos primer mundo, pero allá siguen generando exclusión y la exportan para consumidores particulares: los grandes propietarios, sectores medios más aferrados al electrodoméstico que a la convivencia, los famélicos en caída libre. Es el frente menemista que Macri sueña con reconstruir en el ¿temporario? fracaso de sus veleidades peronistas.

La vuelta a la frontera
Pienso en el barrio Ejército de los Andes. Lo que se gastó desde 1983 en rejas, policía, gendarmería, al fin cuánt ccstó esa foto y esa materialización de la exclusión.
Uno se pregunta cuánto menos hubiera costado una política activa de educación, cuántos matriceros, analistas de sistema, maestros mayores de obra, educadores, sociólogos, artistas, habrían germinado a la par de Tévez, cuántos como él serían ejemplo hoy entre sus pares, cuánto hubieran podido cambiaro la faz del barrio si esos fondos se hubieran empleado para la inclusión. Por eso, por lo mismo que ayer pedimos la gendarmería, digo hoy: tiene que irse cuanto antes a donde les corresponde estar: la gendarmería a las fronteras.
Porque no sólo necesitamos proteger la vida de estas 1000 familias, porque también queremos que vivan nuestro mismo país, hoy llamo al gobierno nacional a hacer lo imposible para que ya se defina el terreno y un programa inclusivo de construcción de viviendas. Están las madres, allí está la Tupác para enseñar cómo construir, con menos inversión que la que crea la burocracia, casas buenas, un entorno amigable, acordes a lo que necesita y se merece quien habita nuestro suelo.
Están las universidades y organizaciones sociales para trabajar en la inclusión desde la educación, la salud, la solidaridad, para que estas familias no vuelvan a dejar muertos en camino a conquistar lo que Macri les negó.
Y los Qom deben tener su tierra.

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