Promediando la ceremonia se anuncia el premio a “Programa periodístico en radio” para “Hola chiche”, Radio Mitre. Una ovación, en la que participó buena parte de los presentes, acompañó a Gelblung a la recepción del premio. Ya en el escenario dijo: “El único compromiso es respetar la diversidad y las opiniones de todo el mundo”.
Una nube de desmemoria parece extenderse entre aquellos años de plomo y estos años de reparación, memoria y justicia, que aun no nos alcanzan a todos
Las “desapariciones”, su operatoria y sus ejecutores
Para “desaparecer” a una persona no alcanza con secuestrarla, sustraerla al contacto con los suyos, con cualquiera que no esté involucrado en el secuestro.
Es necesario también que se corten todos los lazos, materiales, simbólicos, cronológicos, que pueda haber tenido la víctima con el resto de las personas.
Ganar tiempo, para borrar huellas, para alterar la lógica de los sucesos, para “sembrar” falsos indicios, para producir rumores que confundan. Ganar tiempo es una de las condiciones clave en el acto de secuestrar a alguien para sustraerlo definitivamente del mundo de los mortales.
Seguramente el derecho diferencia responsabilidades entre quienes secuestraron, asesinaron o produjeron tareas de desinformación.
Lo que la justicia no puede obviar es que cada acción concurre a la producción de ese “desaparecido” y es indispensable para que el dispositivo general funcione y la persona nunca pueda ser encontrada viva. Quien distrae, desinforma a sabiendas del secuestro es partícipe necesario del delito de causar una desaparición forzada, es decir de un delito de lesa humanidad.
Una de las formas más eficaces de esta labor distractiva es dar por muerta a la persona secuestrada. En tiempos de terrorismo de Estado, persecución, genocidio, clandestinidad y difícil sobrevivencia, las pocas fuerzas con que contaba la precaria y dispersa resistencia, casi no alcanzaban para atender a lo vivos. Poco podía hacerse por los muertos, en todo caso el reclamo de familiares para recuperar un cuerpo, rescatar lo que se pudiera del ser querido.
La operación lograba en algunos casos su cometido. La búsqueda cesaba.
GENTE y una muerte que se anticipa 400 días
El secuestro de Norma Arrostito en 1976 fue un ejemplo de la operatoria descrita.
La parte “operativa” es cumplida, primero, por un grupo de tareas: secuestra a Norma y la lleva a la ESMA. Allí cumplen su parte oficiales de distinto rango al mando de Massera, quienes la someten a torturas y vejaciones durante más de un año, hasta que finalmente la asesinan.
La labor distractiva, de desinformación, la lleva a cabo otra persona y valiéndose de otro dispositivo.
El 9 de diciembre de 1976, a días del secuestro de Arrostito, la revista “GENTE”, publica la foto de Norma en su tapa, sobreponiéndole un sello: “MUERTA”. Debajo de la foto, a modo de “documento” cuasi oficial detalla: ”alias”, edad, estado civil, estatura, CI y LC.
¿Quién dirigía en esos días a la revista GENTE? Samuel Gelblung
Tal vez haya quien piense que 35 años pueden cambiar a muchos. Puede, pero Gelblung no está entre esos muchos.
En “Pájaro Rojo”, El blog de Juan Salinas, se lee un reportaje a Gelblung realizado en 1988[2]. Recorto:
Salinas: “Pero vos estabas en el bando de los desaparecedores ¿no? Fuiste jefe de redacción de Gente muy joven, a los 26 años. Precisamente desde el 24 de marzo de 1976, el día del golpe.”
Gelblung: "No me avergüenza nada de lo que hice. Nadie me obligó. Era una época en la que todos creíamos estar en guerra, nos habían vendido una guerra y todos la habíamos comprado. Había que estar en un bando o en el otro. Y yo elegí. Hicimos una opción y fue la misma que adoptaron Clarín y La Nación. Pero es más fácil meterse con Gente que con los grandes diarios. Te lo repito: nosotros no hicimos nada que ellos no hicieran."
Salinas "¿No te hacés nin
Gelblung: "No. Hicimos lo que pudimos. Y todo estuvo bien mientras mataban a
Al día siguiente de la entrega de premios, el Sindicato Argentino de Televisión, escrachó al Gelblung por negrero.
Es probable que la ovación, la lágrimas de algunos participantes, al momento de la entrega del Martín Fierro a Gelblung sea, antes que complicidad con el ¿cuasi? genocida, parte de la dinámica idiota y escapista con la que la corporación televisiva trata de contrapesar las transformaciones que vive nuestro país en el sentido de la inclusión, la memoria, la justicia. Tilinguería contra reparación social.
Es probable, pero Gelblung tiene que ir de una vez por todas a la justicia. Y pagar
[1] (…) “el caso de la fraguada muerte de Norma Arrostito. La noticia se da a conocer en diciembre de 1976. Gente, instruida directamente por la ESMA, publica las fotos que le entregan los hombres de Massera y, en la tapa, exhibe una foto de Arrostito con un sello burocrático que dice “muerta”. (...) Lo cierto fue que Norma Arrostito, luego de ser vejada durante 410 días en el espacio concentracionario del almirante Massera, “fue asesinada con una inyección de pentotal el 15 de enero de 1978” (Gabriela Saidón, La montonera, biografía de Norma Arrostito, Sudamericana, Buenos Aires, 2005, texto al pie de la fotografía anterior a la p. 96). La orden de aplicar esa inyección final fue dada por el llamado Tigre Acosta. Pero Gente (y La Prensa y La Razón) da la noticia en diciembre de 1976, con más de un año de anterioridad.”(…) Lanusse contra la Junta Militar- Por José Pablo Feinmann- Página 12- 29 de marzo de 2009
[2] Se pude ver completo en: http://pajarosalinas.blogspot.com/2010/07/chiche-gelblung-estuvo-todo-bien.html
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