Imagino a mis amigos hinchas de Belgrano, caminando aún por alguna calle de Córdoba rogando que este día no termine.
Pienso en mis amigos gallinas.Seguro que ir al descenso es doloroso.
Como es feliz para los piratas ascender a la A y para San Martín de San Juan ganar el de ida.
Y como en fútbol se gana o se pierde, los que merecen las atenciones son Belgrano y su ascenso, los sanjuaninos y su primer chico.
Hoy hubo elecciones limpias en dos provincias. En ambas resultó ampliamente convalidado el proyecto del gobierno nacional.
Ayer nomás, la presidenta anunció a su compañero de fórmula. La mayoría de los K nos sentimos expresados en su elección. Todos acordamos con los criterios que expresó. Lealtad, coraje para enfrentar a las corporaciones, decisión para implementar cambios necesarios.
Ayer también se confirmó que el crecimiento del product bruto en el primer cuatrimestre superó el 9%. Y que este año las retenciones a la exportación sojera alcanzarán los Us$8000 millones. Traducido; la producción aumenta a pesar y porque el Estado ejecuta para beneficio de toda la sociedad argentina 8000 millones de dólares que en otros gobiernos hubieran servido para serrucharle el piso, para mayor concentración de la economía o para acrecentar las fortunas argentinas que circulan por el exterior. Por si quedan dudas, la presidenta del Banco Central, Merdedes Marcó del Pont, dijo que las elecciones no tendrán el marco de de devaluación ni de inflación que muchas veces algún sector empresarial crea para presionar al gobierno triunfante. Y los datos anteriores más el carácter de la funcionaria reafirman sus dichos.
Así que sí, supongo que para mis amigos gallinas estos serán días de alegrías y tristezas, como lo fueron para mí los que siguieron al fatídico partido con que Argentinos nos mandó al descenso en 1981.
Lo que no me parece es que tanto el Fútbol para Todos como el Noticiero de canal 7 hayan instalado, abundado y recreado el dolor como eje de este domingo a punto de dedicarle -el noticiero- menos de un minuto a los comentarios de futbolistas y técnico de Belgrano y cero minuto a registrar la alegría pirata en Córdoba mientras el registro del llanto de jugadores, técnico e hinchas de River superó los diez minutos y los desmanes de los barras bravas ocuparon el mismo espacio que las elecciones de dos provincias.
Soy hincha de un club al que la dictadura le sacó su cancha para negociarla con un multinacional francesa. Sé que como volvimos en un año de la B a la A, movilizados en la calle en plena dictadura, volveremos a Boedo y ese es el único motivo válido que encuentro en lo futbolístico para movilizarnos.
Sé que lo mismo va a pasarle y River con la B y que será trabajo de sus seguidores averiguar quiénes lo fundieron y qué sucede con las estructuras de los clubes que no hay forma de detener desde la hinchada y los socios vaciamientos que son de conocimiento público.
No encuentro, sin embargo, explicación aceptable para los cien o doscientos tipos que causaron tanto robo y destrozo en la cancha de Ríver. Pero creo que darle tanta pantalla en la TV pública, tamizando todo por el dolor y la bronca no es un hecho secundario respecto a la masificación de esas conductas.
Fútbol es fútbol, algo maravilloso, que nos une a millones por encima de millones de diferencias. Celebremos el ascenso de Belgrano, acompañemos la tristeza de River, la alegría de San Martín o la preocupación de Gimnasia sin olvidar que estamos en un país que hace ocho años viene emergiendo del abismo y nada nos da derecho a empujarlo hacia atrás. Menos la B.
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