Un dictador no es un presidente, la presidente no es “esa señora de enfrente”, el atentado en la AMIA es masacre antes que tragedia, el carcelero no es un huésped, secuestro estatal no es detención ni desaparición, el violador no es un amante, la violación no es una “relación sexual”, el asesinato de una novia o esposa no es un “crimen pasional”, insultar a la compañera no es una broma, victimario no es víctima, imposición no es consenso,
Un médico que niega asesoramiento o material anticonceptivo no es un profesional de la salud, tampoco quien niega un aborto legal.
Ninguno de nosotros se está confundiendo cuando usa un término por otro. “Sólo” repetimos las trazas que siglos de sometimiento y violencia han dejado en nuestro lenguaje, nuestras costumbres, nuestra sensibilidad. Eso es lo que tienen en común términos y frases que parecen ajenas unas a otra a primera vista.
Pero no sólo es repetición, es también convalidación, refuerzo de esos dispositivos que oprimen, maltratan, subordinan y con demasiada frecuencia causan muertes. cientos, miles de muertes provocadas en mujeres.
Digámoslo de una vez, amor es identificación con lo mejor del otro, es ver lo mejor de mí en su mirada, en su actitud, en su reconocimiento. Es un encuentro en el que se juntan mis mejores experiencias de amar y ser amado con las experiencias suyas y algo sucede. Con dificultades, con idas y vueltas, broncas y desencuentros y hasta finales, por supuesto, como es propio de relaciones entre neuróticos y/o neuróticas, siempre sostenidas en lo imaginario. Propio también de tiempos críticos, con la violencia y la desigualdad de décadas aún mordiéndonos los talones y negándose a partir, como lo confirmara Bergoglio en estos días.
Amor nomás, como gustaba decir un amigo que agregaba “toda separación es en el fondo por un par de medias”. Se podrá agregar, por ronquidos, un tampón expuesto, disputas de poder. Debilidades y salidas de cualquier neurótico, no el golpe, no la amenaza, no la palabra que denigra, no la humillación sistemáticos.
Esta tarde, la presidente Cristina Fernández firmará el decreto reglamentario de la ley 26.485, de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, sancionada en 2009. Es un nuevo triunfo de un género que accedió al derecho a elegir sus gobernantes hace no más de 60 años.
También es un avance para todos, como lo fue la ley de matrimonio igualitario. Es un paso para afirmar la igualdad en la diversidad, para que que la violencia salga de nuestras vidas, abandone nuestro entorno. Y nuestras mejores experiencias dejen de estar teñidas de sangre.
Amor es amor.
Línea de prevenciòn y atención de la violencia: 0800-6666-8537
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