jueves, 15 de julio de 2010

Matrimonio igualitario y la sonrisa de Néstor Perlonger

Renuevo cada día mi orgullo de ser argentino.
El cartel del senado marca 33 a 27: el matrimonio igualitario es ley.
En medio de la ola de frío en la madrugada del 15 de julio recuerdo otro cartel y a Nestor Perlonger, con su tapado blanco de pelos de fibra, en una madrugada en los ´70 caminando hacia provocaciones y puteadas por Puente Alsina.
Recuerdo también que entró a Plaza de Mayo con un par de parejas, portando la bandera del FLH (Frente de Liberación Homosexual), el 25 de mayo de 1973.
Muchos, sorprendidos por el cartel se apartaban.
Se hizo un vacío hasta que, sin ponernos de acuerdo, salimos de diferentes columnas y lo rodeamos sus compañeros del Cuerpo de Delegados de Filosofía y Letras, organismo del que Néstor era encargado de autodefensa.
Néstor era más bueno que la leche con sus amigos y compañeros de militancia. Pero ya repuesto de la emoción nos dedicó una sonrisa filosa: estaba gozando por anticipado el momento en que cada uno de nosotros tendría que explicar, frente a su célula o grupo, por qué aparecía bajo el cartel del FLH en la foto del diario del 26 de mayo.
Eran tiempo de revolución YA, pero la homofobia no se debilitaba con el mismo ritmo.
Néstor era un duro, rechazaba el matrimonio, lo consideraba una institución burguesa y en aquellos tiempos de reclamar lo imposible, proclamaba la libertad de cada uno para relacionarse a su amtojo. El matrimonio le parecía un sometimiento, una concesión de hosexuales para ser aceptados por los muy morales heterosexuales.
Exiliado en Brasil, sobreviviente del genocidio, Néstor no pudo sobrevivir al vih: murió en épocas de sida sin multiterapias, siendo fundador y titular de la cátedra de Antropologìa Urbana, en la Universidad de Campinas.
Hoy no podemos preguntarle por la Ley, pero sé que Néstor era un setentista legítimo: las conquistas populares le resonaban como criterio de realidad.
Estoy seguro, tras el genocidio y la resistencia, que Néstor hubiera sabido identificar este fabuloso movimiento reparatorio que está protagonizando el pueblo argentino junto a su gobierno y otros pueblos y gobiernos de América Latina.
Luego de tanta lucha, Néstor hubiera estado, con la misma sorisa filosa, con su pequeña y gigante figura acompañándonos en la Plaza Congreso

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