martes, 13 de julio de 2010

Leyendo "los huesos de Pérez" en Página 12, por Sandra Russo

Este fue un año rico en producción intelectual, particularmente en lo que hace a la reafirmación de identidad para el proceso que estamos viviendo.
Cuando leí este texto de Sandra Russo no tuve dudas: deberìa formar parte del patrimonio histórico del pensamiento popular.
¿Quién decide cómo se conforma ese patrimonio? A veces nos acostumbramos a auotoningunearnos y terminamos en consecuencia ninguneando a alguno que piensa como nosotros.
No debería ser el caso. Este texto tiene una densidad que supera la denuncia sobre la desaparición forzada de personas, supera la revindicación del Equipo de antropología y, por supuesto, la crítica a esa poca cosa en que se ha convertido el ex juez Cavallo.
El artículo incluye un avance concptual: reconoce que el encuadre genético de un hueso aporta a la restitución de identidad a una persona secuestrada- desaparecida. Un cadáver o parte de él es una referencia, quien fue desinvestido de identidad mediante su "desaparición" forzada es reintegrado a un espacio comprensible y aceptable para un miembro de cualquier sociedad, reintegrado a la cadena de significantes. Ahora se podrá hablar de él, recuperar su historia, darle carnadura aún en su muerte, porque un muerto es para cualquier sociedad también el testimonio de la vida de alguien que áún de la peor manera sale del limbo indecible de las desapariciones.
Pero la la densidad y lo nuevo del artículo está todavía más allá, en su desarrollo avanza en dos cuestiones que reclamarían la mayor atención a todo el que encara una actividad militante, ya que despejan otra identidad, la identidad de la época que vivimos: las construcciones democráticas, entre las que S. Russo ubica al Banco genético y al Equipo como paradigmas y la definición de nuestra época, más bien del proceso que vivimos, como de un "gigantesco movimiento colectivo de reparación" :
Un gigantesco movimiento colectivo de reparación, eso lo que estamos viviendo, defendiendo, recreando y sosteniendo con nuestro pueblo, un proceso difícil de definir en sus trazos más finos, pero que todos intuimos supera y va a superar nuestras expectativas más optimistas conforme pase el tiempo y se afirmen sus efectos.
Estamos en medio de uno de los más fabulosos procesos de acumulaciòn de capital de que se tenga memoria, que eso y no otra cosa es la actual crisis mundial: reapropiación de la mayor cantidad de riqueza a costa no sólo de trabajadores sino de naciones enteras. Y con un marco tan poco propicio, en Argentina y buena parte de América Latina estamos participando, protagonizando y disfrutando de un moviminento disparado en sentido antagónico a la rapiña del Gran Capital, un movimiento reparatorio cuyo sello es la recuperación y ampliación de derechos, construcciones sociales, formas culturales y patrimonio històrico de nuetros pueblos.
Mientras el gran capital se reestablece en el mundo provocando mayor exclusión, en América sobrevive a condición de compartir riqueza en un proceso de inclusión que todos percibimos accidentado pero que aún no muestra su techo.
Me siento tan expresado en el artículo que me pregunto si los conceptos no provendrán de un espacio que sin saberlo comparto con la periodista.
Sin embargo, me gustaría pensar que no es así, que en su originalidad Sandra recrea ideas que empiezan a prosperar en ese estado gaseoso que es el pensamiento popular y que también con ellas el paso del tiempo aportará a su afirmación y enriquecimiento.
Se puede ver el artículo completo en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-149208-2010-07-10.html
Un abrazo
Mario Burgos

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